Por Mónica Arrien / LA RAZON.- El Gobierno y la Fiscalía confirmaron el inicio del juicio oral contra nueve implicados en el caso Golpe de Estado II hoy, desde las 09.00. Se acusa a Jeanine Áñez de haberse proclamado presidenta del Senado, primero, y luego del Estado, con colaboración de ocho militares y policías.
Estas ocho personas son el excomandante de las Fuerzas Armadas William Kaliman (prófugo), el excomandante de la Policía Yuri Calderón (prófugo) y los exjefes militares Flavio Arce (detenido), Carlos Orellana (prófugo), Jorge Fernández (prófugo), Jorge Terceros (detenido), Jorge Mendieta (detenido) y Palmiro Jarjury (detenido).
La acusación formal contra los nueve implicados fue presentada por el Ministerio Público el pasado 29 de noviembre, en un ampuloso documento que detalla las acciones y omisiones en las que incurrieron los apuntados por los delitos de resoluciones contrarias a la Constitución y a las leyes e incumplimiento de deberes.
¿Pero qué papel jugaron los policías y militares en la proclamación de Áñez? ¿Por qué están implicados en los hechos ocurridos entre el 10 y 12 de noviembre de 2019, en la crisis poselectoral que derivó de la renuncia del entonces presidente Evo Morales?
Una primera acción que ambas fuerzas protagonizaron fue la sugerencia de renuncia de Morales. En sendas conferencias, Kaliman, junto a su Alto Mando, y Calderón pidieron la dimisión.
El Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), que investigó por ocho meses la violencia y la violación de derechos humanos en la crisis poselectoral de 2019, cuestionó los roles de las Fuerzas Armadas y la Policía Boliviana en la crisis.
“Para garantizar el funcionamiento adecuado del Estado democrático, las instituciones militares o policiales no deben hacer sugerencias o recomendaciones de índole política a gobernantes, especialmente en tema tan delicado como la renuncia a funciones públicas”, concluyó.
El informe abundó en los hechos de septiembre y diciembre de 2019 y calificó a la represión militar-policial de Sacaba y Senkata como masacres, que terminaron con la muerte por impacto de balas de 20 personas.
En el caso de la proclamación, el 11 de noviembre, Áñez se trasladó de Beni hasta La Paz en un vuelo comercial. Llegó a El Alto y desde el aeropuerto fue trasladada en helicóptero militar hasta el Colegio Militar, en Irpavi, con escolta de rango presidencial. En el documento se demuestra que con este actuado inicial Áñez llegó a La Paz con la firme intención de “hacerse de la presidencia del Senado y después del Estado”.
Ese mismo día, miembros de las Fuerzas Armadas retiraron la medalla presidencial del Banco Central de Bolivia (BCB), “cuando aún no se tenía certeza de una posible sucesión constitucional”.
Horas más tarde, según la imputación, Áñez y Calderón solicitaron a Kaliman su intervención en las protestas populares a raíz de la renuncia de Morales. Áñez hizo pública esa petición en un video y, más tarde, en una conferencia de prensa, las Fuerzas Armadas decidieron desplegar sus efectivos a las calles.
Sobre dicha intervención, el GIEI estableció lo siguiente: “En ese contexto, el día 11 de noviembre, el comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas anunció que, ante la información de que la Policía había sido rebasada, el mando militar había dispuesto “que se ejecuten operaciones conjuntas con la Policía”.
La noche de ese lunes 11, Áñez durmió “en el domicilio de una oficial de la Policía ubicado en la zona de Llojeta”, para ser, al día siguiente, trasladada hasta la Asamblea Legislativa. El Ministerio Público, en su acusación, asegura que en aviones de la Fuerza Aérea se gestionó y operó el traslado de “diputados y senadores suplentes del partido político de Jeanine Áñez para que puedan asistir a la Asamblea”.
PROTECCIÓN
A modo de resumir el rol de uniformados en el caso denominado Golpe de Estado II, la Fiscalía concluye que sin la cooperación de Calderón y Kaliman y los efectivos policiales y militares, Áñez “no hubiese podido llegar a las instalaciones de la Asamblea Legislativa ese 11 y 12 de noviembre con todas las facilidades, protección y seguridad que le fue brindada, amparo que de forma premeditada no les fue proveído de forma equitativa a los demás asambleístas”.
Afirma también que funcionarios policiales y militares impidieron el ingreso de legisladores del MAS a la Asamblea Legislativa “porque conocían perfectamente que si estossesionaban hubiesen exigido el estricto cumplimiento de la Constitución”.
Asimismo, se observa que Palmiro Jarjury “avaló la ilegal concreción de la investidura e imposición de símbolos patrios” a Áñez, incumpliendo su mandato de garantizar el “ejercicio del mandato de un gobierno electo constitucional y democráticamente”.
“Ese mismo día de noviembre (martes 12), Jeanine Áñez ingresó a Palacio Quemado y el jefe de la Casa Militarle puso la banda presidencial y le entregó el bastón de mando”, dice el informe del GIEI.
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