LA PAZ (Sputnik) — Las 500.000 vacunas contra el COVID-19 que Bolivia recibió este miércoles fueron fabricadas en China y para su transporte el vuelo especial de la estatal Boliviana de Aviación (BoA) siguió una ruta transiberiana de la compañía Aeroflot, de Rusia.
Más que una curiosidad geográfica, la operación podría simbolizar el relanzamiento de las relaciones “estratégicas” de La Paz con Pekín y Moscú, activado desde noviembre pasado cuando el Movimiento Al Socialismo (MAS) retornó al poder tras el año de gobierno transitorio surgido del derrocamiento de Evo Morales (2006-2019).
“Es la diplomacia de las vacunas que ha propiciado un acercamiento fructífero casi sin precedentes de Bolivia con China y Rusia”, dijo a Sputnik el analista Gonzalo Balcázar, politólogo y docente de la universidad de La Paz.
Velocidad
Balcázar recordó que las vacunas chinas fueron aseguradas en una gestión que duró apenas tres semanas, a partir de una charla telefónica de Arce con el líder chino Xi Jinping el 28 de enero; la conversación facilitó la firma del contrato de provisión urgente entre Sinopharm y Bolivia, el 11 de febrero.
El mismo 28 de enero arribó a Bolivia un primer lote de 20.000 dosis de vacunas rusas Sputnik V, compradas un mes antes en otra negociación de emergencia iniciada con un contacto directo de Arce con el presidente ruso, Vladímir Putin.
El acuerdo con Rusia es por un total de 5,2 millones de dosis del inmunizante producido por el centro Gamaleya, a ser recibidas en varias tandas hasta junio.
El Gobierno de Arce, que adquirió también cinco millones de vacunas de la alianza AstraZeneca, que llegarán con menos celeridad, aprovechó la diligencia de rusos y chinos para proclamar eficacia de gestión.
A la vez, el presidente endureció su denuncia contra el gobierno transitorio de Jeanine Áñez (noviembre 2019-noviembre 2020), al que acusó de no haber cumplido sus deberes, incluidas compras anticipadas de vacunas durante la primera ola de la pandemia, motivado supuestamente por el rechazo ideológico de su administración a Pekín y Moscú.
“Las relaciones con China y Rusia, declaradas estratégicas durante la gestión de Morales, fueron puestas en congeladora por Áñez y ahora resulta que esas dos potencias vuelven a ser aliadas de extrema importancia”, señaló Balcázar.
En Moscú parecen compartir esta visión, a juzgar por una reciente declaración del encargado de negocios de Rusia en Bolivia, Iakov Fedorov.
“Nuestras relaciones estaban durmiendo con el gobierno transitorio (Áñez); sin embargo ahora han despertado con la actual administración gubernamental (Arce)”, dijo el diplomático al diario La Razón.
El presidente boliviano remarcó, cuando se anunció el contrato con Sinopharm, que la provisión de vacunas contra el COVID-19 es un hito más en las fortalecidas relaciones con China y Rusia, que abarcan además acuerdos comerciales, multimillonarias inversiones en desarrollo y asistencia técnica, política y militar.
“Bolivia ha vuelto a relacionarse con el mundo, hoy la diplomacia de los pueblos está nuevamente al servicio del pueblo boliviano”, dijo Arce.
Vuelo histórico
La convergencia de ayuda china y rusa facilitó el primer vuelo de una aerolínea boliviana hasta Pekín; un vuelo histórico en varios sentidos, según dijo a esta agencia el gerente de la empresa estatal, Reonald Casso.
“Este transporte de vacunas resulta histórico, primero por la carga de gran valor humanitario, luego por ser el primer vuelo de una aerolínea boliviana hasta China, por la ruta del vuelo, por la situación de la aerolínea y por las relaciones internacionales”, dijo Casso.
El ejecutivo señaló que el avión Boeing 767-300 enviado por BoA a China fue acondicionado para transportar las vacunas cumpliendo los requerimientos de cadena de frío y otros establecidos por el fabricante, además de insumos médicos diversos con los que se suma una carga de más de 30 toneladas.
A este personal se suma una cadena sin precedentes de funcionarios de los ministerios de Salud, Relaciones Exteriores y Obras Públicas, además de aduana y aeropuertos, que participan en la operación.
“El avión ha seguido, tanto en la ida como en la vuelta a Pekín vía Madrid, una ruta especial transiberiana que también es un hecho histórico, porque por primera vez la compañía rusa Aeroflot nos ha cedido los permisos para hacer esa ruta transiberiana”, explicó Casso.
El ejecutivo, quien retornó al mando de BoA tras la asunción de Arce, destacó que el vuelo de La Paz a Pekín es “extremadamente importante” para la empresa, que está en pleno proceso de reactivación luego de la parálisis casi total que sufrió durante el año del gobierno transitorio.
“Con un apoyo decidido del Gobierno hemos logrado poner en operación a nuestra flota y podemos realizar estos vuelos en los que transportamos no solo materiales importantes, sino que los definimos como vuelos que traen esperanza para el país ante la pandemia”, añadió.
BoA opera actualmente una veintena de aviones, con los cuales conecta los nueve departamentos bolivianos, además de cubrir rutas internacionales a Argentina, Brasil, Estados Unidos y España, en este último caso mediante “vuelos solidarios” por las restricciones sanitarias todavía vigentes.
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