Washington, DC ― Las elecciones presidenciales de Bolivia del domingo 18 de octubre podrían ser mucho menos transparentes que las del año pasado si los cambios descritos por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) son correctos, advirtieron hoy investigadores del Centro de Investigación en Economía y Política (CEPR, por sus siglas en inglés). En un mensaje respondiendo a una consulta sobre el proceso electoral y el sistema de resultados preliminares (DIREPRE), que fue publicado en Twitter, un funcionario de la oficina del PNUD en La Paz afirmó: “El nivel de desagregación de los resultados será a nivel de centro de votación (recinto electoral) y muy probablemente no habrá una hoja de Excel (sic) para descarga pública”. A medida que se procesaron los votos en las elecciones de 2019, los analistas pudieron descargar hojas de Excel con datos de los resultados desglosados. El análisis de estos datos les permitió evidenciar que no existía un sustento estadístico para las afirmaciones de la Organización de los Estados Americanos, las que cuestionaban la validez de los resultados que mostraban al presidente Evo Morales como vencedor en la primera vuelta.
El presidente del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Salvador Romero, fue nombrado por la presidenta de facto Jeanine Añez y, además, Romero, es amigo íntimo del candidato presidencial Carlos Mesa como se puede comprobar en las imágenes.
La oficina del PNUD en La Paz no respondió a las consultas del CEPR solicitando más información.
“Solo con la divulgación de los datos a nivel de recinto electoral, y sin los datos a nivel de actas, será imposible que los observadores verifiquen rápidamente la correspondencia de los votos comparando copias impresas de las actas con las imágenes publicadas en línea”, escribió en un hilo de Twitter el investigador principal del CEPR, Jake Johnston.
Como apunta Johnston, gracias a los datos de la hoja de Excel que puso a disposición pública la autoridad electoral de Bolivia (el TSE), el CEPR pudo demostrar rápidamente que la OEA no tenía pruebas para sustentar sus afirmaciones del día siguiente a las elecciones, en las que señaló que había habido una “cambio drástico y difícil de justificar en la tendencia de los resultados preliminares tras el cierre de las urnas”.
Investigadores del CEPR, al igual que otros expertos del Instituto Tecnológico de Massachusetts, la Universidad de Pennsylvania y la Universidad de Tulane, y la Universidad de Michigan, así como el análisis reportado por The New York Times, utilizaron estos datos en las semanas y meses siguientes, concluyendo también que las afirmaciones iniciales de la OEA sobre los resultados electorales ―las que la oposición hizo suyas y que provocaron protestas violentas― eran falsas.
“Si estas elecciones son limpias, si los resultados reportados son confiables, entonces las autoridades electorales deberían ponerlos a disposición”, dijo Johnston. “No hay excusa para limitar el acceso público a los datos”.
“Las recientes declaraciones de las autoridades de facto de Bolivia y del Secretario General de la OEA, Luis Almagro, sugiriendo que el MAS podría de alguna manera robar las elecciones, son indignantes. En particular, Almagro abre la posibilidad de que él y su personal violen nuevamente la Carta de la OEA y el derecho internacional por medio de declaraciones falsas para anular los resultados de las elecciones democráticas, como claramente lo hicieron el año pasado”, añadió el codirector del CEPR, Mark Weisbrot.
“Una vez más, el primer anuncio de los resultados preliminares establecerá expectativas sobre el resultado de las elecciones, pero con estos cambios es probable que tengamos pocas pistas sobre qué tan representativos sean esos números”, dijo Johnston. “Si se mantienen las tendencias pasadas, es probable que el MAS obtenga mejores resultados en las actas procesadas al final del conteo. Es absolutamente crucial que todas las partes, incluidos los observadores internacionales, se abstengan de hacer proclamas hasta que se cuenten todos los votos”.
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