ABI.- El 15 de noviembre de 2019 fue detenida ilegalmente por policías, sufrió torturas físicas, racismo, discriminación y hasta ahora es acusada de terrorismo y sedición, según denunció Iris Rocabado, una maestra que vive en inmediaciones de la plaza Murillo, en la ciudad de La Paz, cuyo único delito fue participar en una marcha de protesta contra el golpe de Estado y ahora está sin trabajo.
Rocabado, fue entrevistada este lunes en el programa Somos Democracia, difundido por Bolivia Tv, a través de una alianza de los medios estatales: radio Patria Nueva, periódico Bolivia, Agencia Boliviana de Información (ABI) y las Radios de los Pueblos Originarios (RPO); así como radio Kawsachum Coca, TV Off y Tele Estrella de El Alto.
Ella relató que mientras participaba en la movilización de rechazo al régimen de facto de Jeanine Áñez, fue detenida sin ninguna orden judicial por cinco policías que la arrastraron, golpearon y torturaron en celdas policiales donde se encontró con otras mujeres, entre ellas a exvocales del Tribunal Supremo Electoral.
“Estuvimos hacinadas, como pescados. En una pequeña celda nos metieron a 200 personas. Nos decían: ‘terroristas, masistas de m…, ¿cuánto les han pagado?'”, relató la entrevistada, quien dijo que el castigo incluía la prohibición de ir al baño.
“Nos insultaban de todo, insultos racistas, mucho odio. Varias veces me he desmayado por la violencia” y por el shock, indicó Rocabado.
A más de un año de esos acontecimientos, ella continúa con los cargos de terrorismo, sedición y portación de armas, es decir que aún tiene antecedentes pese a que es inocente. Esa condición le impide conseguir trabajo y subsistir de manera digna, relató.
Ayben Huaranca, víctima de la masacre de Senkata: “Sólo por ayudar a heridos, entré a la cárcel”
Cuando pasaba por la zona de Senkata, que se encontraba bloqueada, vio cómo comenzó la masacre. Policías y militares disparaban a quemarropa a transeúntes y vecinos alteños que reclamaban respeto a sus derechos en el régimen de Jeanine Áñez. La gente pedía auxilio y actuó.
“Soy el personal de salud que apoyó en esos momentos tan críticos, cuando los policías y militares comenzaron a disparar a la gente civil. Fui la persona que ayudó a muchos de los heridos que cayeron. Fue triste recordar a cuántos heridos ayudé y cuántos muertos vi. No había voluntad de los policías de decir basta, disparaban sin miedo”, relató en entrevista con el programa Somos Democracia, una alianza de medios estatales.
Los policías y militares lo acusaron de ser uno de los movilizados. Fue detenido por seis meses en el penal de San Pedro de La Paz. Denuncia que fue amedrentado y tres de sus hijos fueron raptados para que diera información que no tenía sobre lo que sucedía.
“Sólo por ayudar a los heridos, entré a la cárcel. Me da tanta tristeza que la gente culpable sigue afuera; pero, los inocentes, en la cárcel. Estuve seis meses (preso), me golpearon, me maltrataron y abusaron. ¿Quién pidió (justicia) por mí? Nadie. Eso es lo que más me duele”, lamenta.
El 19 de noviembre de 2019, 10 civiles perdieron la vida y 31 quedaron heridos a causa del operativo que se ejecutaba bajo el Decreto Supremo 4078, norma que deslindaba de responsabilidad penal a los uniformados que usaban armas de guerra.
Herido de bala en 2019: “Psicológicamente estoy destrozado”
ABI.- “Me han destrozado todo, psicológicamente estoy destrozado”, reclamó este lunes René Huanca, quien recibió un impacto de bala en el pie derecho en medio de la represión policial en la ciudad de El Alto registrada durante el golpe de Estado de 2019.
“Escucho un petardo y ya me quiero esconder, porque recuerdo el impacto de bala que me hirió”, manifestó sobre las secuelas psicológicas que sufre.
En una entrevista con el programa Somos Democracia, una alianza de medios estatales, Huanca detalló que fue herido el 11 de noviembre por la mañana, a las 09.15, cuando caminaba por la Ceja de El Alto. Tuvo que sacarse la bala solo y estuvo con la penuria de casi perder el pie derecho durante un año.
Recordó que en la visita a un hospital para recibir atención médica logró librarse de un arresto que era planificado por policías cuando tuvo que identificarse como un herido de bala.
El joven pidió que se haga justicia por lo sucedido, como lo pide todo el pueblo, porque su vida fue arruinada y pasó de ser un hombre trabajador, estudioso y “canchero” a ser una persona que pensaba que no iba a servir para nada si perdía el pie derecho.
“Lo primero que yo puedo pedir es justicia”, sentenció.
Asimismo, Huanca mencionó que pudo salvar su pie con una operación, pero quedó con una deformidad en los huesos y limitaciones para caminar largas distancias.
El entrevistado solicitó que se le incluya nuevamente en la lista de heridos durante el golpe de Estado y así tener un resarcimiento económico para sopesar los gastos de su curación.
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