Por Marcelo Arequipa Azurduy.- Entrando en la carrera preelectoral de marzo del siguiente año para elegir gobernadores y alcaldes, dos dilemas importantes asoman al bloque antimasista, no desde hace poco, sino desde hace bastante tiempo. El primero es el factor del desconocimiento de la sociedad que se quiere representar, el segundo la falta de estrategia política.
En el primer dilema, en cuanto a desconocer la sociedad que se quiere representar, el antimasismo sigue repitiendo los siguientes mensajes: hubo fraude el 18 de octubre pasado, al MAS se le debió prohibir participar en las elecciones, es Evo el que gobierna, el problema de Bolivia sigue siendo un asunto de orden legal y político. Esos líderes gastan tiempo y energías en hablar del fraude o del golpe.
No existe aún pista alguna de que se quiera conectar con las preocupaciones más inmediatas de la población, más aún tratándose de una elección en la que el factor territorial es el que importa. Hasta ahora, ni Comunidad Ciudadana, que piensa que introduciendo recursos al Tribunal Constitucional es sinónimo de conectar con el ciudadano, ni Creemos, que sigue sin definirse si entrar a competir del todo en el sistema de partidos o seguir desde la trinchera de la calle, pueden salir del tránsito poselectoral que vivimos.
En el segundo dilema, la falta de estrategia política, los resultados del pasado 18 de octubre siguen sin ser procesados plenamente por los sectores antimasistas, pareciera que continúan en proceso de negación sin poder asumir autocríticamente sus propios errores, resistiéndose a hacerse cargo de los mismos. Y este momento les llegó repentinamente con la convocatoria a elecciones subnacionales de marzo próximo para las que no estaban preparados. Sin solucionar su primer momento de crisis tras las elecciones de octubre, difícilmente encararán las siguientes elecciones.
Hasta ahora, lo que se evidencia en este segundo dilema es el hecho de que Comunidad Ciudadana y Creemos, partidos con representación parlamentaria, es que decidieron ir en solitario en aquellos espacios territoriales en los que tuvieron una votación expectante, la ciudad de La Paz y el departamento de Santa Cruz, respectivamente.
Además de estas organizaciones políticas existen otras varias que tienen como mensaje principal el que escuchamos en los últimos procesos electorales: intentar la unidad en un solo bloque para enfrentar al MAS, es decir, es el antimasismo lo que los une, no la búsqueda de la representación del proyecto posmasista.
En suma, si se considera que estamos viviendo una transición política que cerrará un ciclo político iniciado en 2006, tenemos que mirar hacia la propuesta de este bloque antimasista porque en el recambio generacional, y no hablo de juventud, de la clase política hacia 2025 estará entre quienes sean electos en marzo y quienes realicen un trabajo destacable en la Asamblea Legislativa Plurinacional.