La Paz, 19 nov (ABI).- La Iglesia de San Francisco de Asís de Senkata, que hace un año se convirtió en una morgue, acogió estos días las oraciones de familiares de las 10 víctimas de la masacre. El Alto aún llora por esas pérdidas y exige justicia.
Conmovido, el párroco Gechi Revelin recordó durante la misa de cabo de año, que tuvo lugar este jueves, la tristeza que golpeó a los parientes, vecinos y amigos de esa zona ubicada a 22 kilómetros del centro histórico de La Paz.
“Hace un año, la iglesia se convirtió en una morgue y un hospital de los heridos (…). Por eso, quiero decir que se han cometido graves vulneraciones a los derechos humanos. Pero, creo que hay un Dios de la justicia, de la verdad y liberador que hará justicia por los fallecidos y heridos en esos hechos”, aseguró el cura.
En esa línea, el párroco solicitó a las autoridades del Gobierno que se haga justicia para las familias de los fallecidos, debido a que hasta ahora no se han registrado avances significativos en las investigaciones para esclarecer estos hechos.
“Exigimos atención para las viudas de los muertos, educación para los hijos que quedaron en la orfandad. Estamos cansados de los jueces y fiscales que giren y operen como una veleta, de acuerdo al viento del poder del tiempo”, aseguró Revelin.
Para la celebración de la eucaristía, se armó una tarima a un lado de la avenida 6 de Marzo, a la altura del Puente Senkata, en la que participaron los familiares de las víctimas, quienes vestían con prendas negras y llevaban las fotografías de sus seres queridos.
También asistieron los ministros de Defensa, Edmundo Novillo, de Gobierno, Eduardo del Castillo, el representante de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de El Alto (APDHEA), David Inca, la defensora del Pueblo, Nadia Cruz, la expresidenta del Senado, Eva Copa (MAS), el exdiputado Víctor Borda (MAS), entre otros representantes vecinales.
Antes de la misa, los familiares y las diferentes autoridades también participaron de la entrega de un mural realizado en la iglesia en honor a los fallecidos.
El 19 de noviembre de 2019, se activó un operativo militar en Senkata para levantar el bloqueo instalado cerca de la planta de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) por vecinos de ese barrio que protestaban contra la forma en la que se había instituido el gobierno de transición y para reclamar por sus derechos políticos. En ese marco, se desató la violencia que derivó en la muerte de 10 personas y más de 70 heridos.
Tras un año de esos hechos, El Alto rindió homenaje a sus caídos y se entregó otro mural en su memoria en el Puente de Senkata.
“¡Fuerza del pueblo! Es Senkata”, señala el mural en la que también se pusieron flores, velas y las fotografías de los muertos en esa masacre.
Asimismo, se hizo un acto de desagravio y reconocimiento a sus familiares.
Ante esto, el párroco valoró la actitud de los vecinos de El Alto y las provincias para consolar y ser solidarios con los familiares que perdieron a sus seres queridos.
El miércoles, se realizó una multitudinaria marcha, liderada por los familiares, en la que participaron decenas de vecinos, comerciantes minoristas y organizaciones sociales que pidieron justicia para los muertos y heridos de Senkata.
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