Por César Navarro / LA RAZON / La Paz.- Hacer el esfuerzo por encontrar a la oposición política —parlamentaria, gobernadores y alcaldes— como actores en los escenarios que tienen la posibilidad de disputa al Gobierno y a los movimientos sociales del horizonte político del momento, se convirtió en una tarea imposible (por no escribir otro adjetivo que simpatice con mis lectores antagónicos). No es por un prejuicio negativo, por el contrario, es por la simple observación diaria que algunos medios de comunicación hacen de ellos.
En los últimos días se hizo público un informe pericial realizado por la Universidad de Salamanca para verificar la integridad de los sistemas informáticos y el procedimiento de acceso a éstos en el proceso electoral de 2019, encargado por la Fiscalía General del Estado.
Como sucedió en noviembre de 2019, medios de comunicación posicionaron una idea e imagen política, esa es la narrativa y el horizonte discursivo que se constituye en el fundamento, el justificativo de presencia pública de los actores políticos mediáticos que están de turno.
El Fiscal General, en conferencia de prensa, hizo conocer las conclusiones del estudio pericial, pero lejos de ver el fondo del informe, algunos medios privados de comunicación no demoraron en descalificar a las autoridades académicas que realizaron la investigación y a subestimar las conclusiones.
La estrategia mediática se basó en desacreditar al mensajero para invalidar el mensaje, por lo que el valor instrumental de la utilización en la comunicación tiene como finalidad formar una “idea-imagen” como sentido común.
Es sobre esta idea-imagen que las y los políticos emiten sus opiniones como si hubiesen logrado los más grandes descubrimientos sociales, cuando son solo logros “sensacionales” del momento.
Detrás de las cámaras, las y los opositores circunstanciales se preparan para encabezar y luego desfilar por la “pasarela mediática”. Cada una y uno a su turno explicará a su manera los titulares de prensa, creyendo fervorosamente que están realizando el acto político subliminal de la interpelación política al poder, empero, van más perdidos creando su acto performativo.
Desnudan inconscientemente su pobreza intelectual, su orfandad ideológica; apelan a lo que les sirve para no quedarse en el anonimato circunstancial; necesitan estar vigentes —como si se tratara de respirar—, porque de eso dependen para subsistir en su agonía pública.
Esta realidad no es una simple casualidad, es el resultado por la forma como se organizaron electoralmente los frentes políticos alrededor de las imágenes de candidatos, de frases, de colores, de siglas y de eslogan de campaña, pero no así de un horizonte como propuesta interpeladora a sus votantes.
Las autoridades electas se convirtieron en el corto tiempo en el sinsentido del espacio político donde se desenvuelven, porque no están expresando y representando lo que aparentaban en sus frases electorales, pues solo están reafirmando lo que fueron previamente al momento electoral: el vacío ideológico de la propuesta.
Este vacío lo llenan y llenarán constantemente algunos medios de comunicación ante la ausencia de una oposición con posibilidades ciertas de disputa democrática del poder, que en los hechos —estos medios— son los opositores materiales, tienen el norte definido contra el horizonte representado por lo nacional popular plurinacional.
Los políticos de las oposiciones no entienden aún su rol en la política, por ello deambulan permanentemente entre los titulares de prensa como si éstos fueran el escenario de la política; los medios de comunicación deberían ser el medio por donde se manifiestan las posiciones políticas y no constituirse en un fin que delinee el comportamiento discursivo e ideológico de los actores de la política.
Ser de oposición es entendido —por las derechas— como la capacidad de oponerse permanentemente al gobierno popular e indígena y no así como la facultad democrática de ser opción de gobierno. En la gestión liderada por el expresidente Morales se opusieron a la Asamblea Constituyente, a las nacionalizaciones, a la industrialización de los recursos naturales, a la redistribución de la riqueza; en la nueva gestión liderada por el presidente Arce su límite mayor es oponerse al logotipo del Gobierno y a la inauguración del edificio de la Asamblea Legislativa Plurinacional.
Ante esta limitada capacidad de oposición, el libreto escrito —la prensa— por los empresarios de la comunicación seguirá circulando diariamente como el manual para oponerse. Por ello afirmo que es difícil encontrar una oposición como institución política de la democracia.
César Navarro Miranda es exministro, escritor con el corazón y la cabeza en la izquierda.
https://www.la-razon.com/voces/2021/08/05/oposicion-de-titulares/
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