Por Pablo Urquidi / LA EPOCA.- A poco más de un mes del golpe de Estado del 10 de noviembre de 2019, el recién estrenado ministro de Gobierno, Arturo Murillo Prijic, tristemente célebre por sus palabras y acciones propias de un aspirante a gorila, tras participar de sucesivos hechos de ensangrentamiento de los sectores populares más resistentes de Bolivia, literalmente voló a rendir cuentas a sus patrones.
Con la incontinencia verbal habitual no pudo más que apuntar en su cuenta Twitter @ArturoMurilloS, el día 19 de diciembre: “Encuentro con Senador @marcorubio evaluamos toda la región. Sus desafíos y sus victorias. Saludamos compromiso con la democracia boliviana y del hemisferio, compromiso de avanzar juntos contra amenazas a Libertades”. Inmortalizó así la matufiada.
Al igual que los capos de la mafia norteamericana e italiana, esa “Comisión” de Murillo no pudo resistirse de rendir pleitesías-cuentas a Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA); a Paulo Abrao, jurista brasileño y secretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) entre los años 2016 y 2020; además de a otros altos funcionarios de la Cancillería de Trump y unos cuantos legisladores del derechista Partido Republicano, entre los que sobresalen Marco Rubio (en la foto). Todo esto, por supuesto, con la asesoría de Erick Foronda (en la foto).
Antes de continuar, un paréntesis. Volvamos a unas palabras del mensaje de @ArturoMurilloS: “Encuentro con Senador @marcorubio evaluamos toda la región. Sus desafíos y sus victorias…”.
En honor a la verdad, cuesta creer que @ArturoMurilloS tenga la capacidad intelectual para, en una cita, evaluar “toda la región”; si acaso pudiera conocer las rutas del narcotráfico y los otros tantos vericuetos digitales con los que desvió fondos del Estado, es decir, de los 11 millones de bolivianas y bolivianos.
En efecto, no sería antojadizo señalar que el “evaluamos” debió quedar en la tercera persona del singular: “evaluó”. Concretamente: “Senador @marcorubio evaluó…”. Cuestión interesante al menos por tres motivos: 1) La confianza de Rubio depositada en Murillo para ofrecer su visión de “toda la región”; 2) El mal ojo de Rubio, al desperdiciar su tiempo en un histrónico golpista pegado en los años 70; y 3) Quizás precisamente por el punto anterior, un “algo más comprometedor” entre Murillo-Rubio que aún falta por dilucidar.
Pero, ¿quién es realmente el acompañante del aspirante a gorila –hoy privado de libertad en Estados Unidos por lavado de dinero y solicitado por la Justicia boliviana para hacerse cargo de sus comprobados robos y arbitrariedades–?
Marco Antonio Rubio (50 años) es un senador republicano por el estado de Florida, nacido en Miami y de ascendencia cubana.
Graduado de abogado por la Universidad de Miami, en 2010 consiguió entrar al Senado con apoyo de su partido y del ultranacionalista Tea Party, siendo investigado inmediatamente por su millonaria y poco transparente campaña, así como por los abundantes recursos que le aportó la Asociación Nacional del Rifle.
Como no podía ser de otra manera, estos dos lustros los ha ocupado para, desde su posición legislativa, perseguir todo cuanto a huela a Revolución cubana. Es así como, el socio del actual reo Murillo, concentra su labor en buscar artilugios legales para arreciar el bloqueo contra la isla y perseguir a las Brigadas Médicas Cubanas por el mundo, mismas que han sido postuladas al Premio Nobel de la Paz 2021 por su altruista labor en el combate de la pandemia de Covid-19.
¿Se deberá a Marco Rubio la actitud desafiante y delictual del detenido por el FBI Murillo contra la Brigada Médica Cubana en Bolivia? ¿Los montajes del Palacio Quemado sindicando a médicos como espías? ¿La apropiación indebida de inmuebles de la República de Cuba en Bolivia, como la Clínica del Colaborador?
¿Habrá en la dupla Rubio-Murillo una relación más profunda que de simple “evaluación” de nuestra América? ¿Para qué puede servirle a un senador norteamericano establecer vínculos con un delincuente? ¿Acaso sabía Rubio de la catadura de su amigo?
El agravio de los golpistas en Bolivia no se reduce únicamente a las masacres de personas inocentes y los numerosos casos de corrupción en tiempo récord, sino además a que entregaron la soberanía nacional en bandeja de plata, vía Foronda y otros, a Estados Unidos, Rubio-Murillo mediante. Solo así se podrá entender la ruptura de relaciones con Cuba, Venezuela, la salida de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP), entre otros reflexionados y muy medidos actos.
La telenovela no acaba ahí. Hoy la nefasta triada Foronda-Murillo-Rubio la han desplazado al corazón del Imperio, donde una urgida Agencia Central de Inteligencia (CIA) acude presurosa a salvar a sus agentes golpistas, aún a riesgo de enfrentar al Buró Federal de Investigaciones (FBI), que sabe que con la detención del ministrito recién está en la punta del iceberg.
Como dice el refrán popular: “Dios los separa… la Casa Blanca los junta”. Aunque en un eventual juicio no dudaría que Marco-Erick y Arturo, desconozcan su banda y hasta haberse conocido.
* Cientista político.
Foronda, Murillo y Rubio: Dios los separa… y la Casa Blanca los junta
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