Presidente Arce rinde homenaje a las víctimas acribilladas en la Masacre del Porvenir el 2008

ABI. – El presidente Luis Arce rindió homenaje a las víctimas de la Masacre del Porvenir, quienes fueron acribillados por grupos oligarcas de Pando.

“La Masacre de Porvenir, Pando, fue uno de los episodios más funestos de nuestra historia. Hoy, a 14 años de ese oscuro episodio, rendimos homenaje a los 13 compatriotas que fueron acribilladas por grupos oligarcas radicales, solo por defender la unidad y dignidad de la Patria”, escribió el mandatario en sus redes sociales.

Arce además difundió un video en el que se muestra cómo los funcionarios del entonces prefecto de Pando, Leopoldo Fernández, atacan a los campesinos, estudiantes normalistas que perdieron la vida por defender la unidad y dignidad.

Un día como hoy hace 14 años, grupos de élite protagonizaron una de las masacres más funestas de la historia del país. La historia dio un giro para muchas familias pandinas, la mayoría de ellas indígenas que solo buscaban días mejores.

Algunos marchistas trataron de salvar su vida y se escaparon sumergiéndose en el rio; sin embargo, gente armada los acribilló sin piedad. Otros no tuvieron más que internarse en el monte escapando de las ráfagas de fuego.

Este enfrentamiento acabó con la vida de 13 personas, entre campesinos, normalistas y funcionarios de la prefectura aquel 11 de septiembre de 2008.

Esta jornada se rindió homenaje a los héroes de la masacre, quienes ofrendaron sus vidas luchando por una Bolivia unida, ante amenazas separatistas de la denominada media luna conformada por los departamentos de Beni, Pando y Santa Cruz, el sureste que es Tarija.

Donde grupos radicales de la oligarquía pretendían retomar el poder para evitar que las tierras y las riquezas se redistribuyan a las familias bolivianas.

Leopoldo Fernández, el «carnicero de Porvenir»

Más de 30 personas habrían sido asesinadas en la localidad pandina de Porvenir el 11 de septiembre de 2008, una de las peores masacres campesinas en democracia. El principal responsable de la matanza, el prefecto de Pando Leopoldo Fernández, «el carnicero de Porvenir», llamó a sus grupos de choque armados a resistir el estado de […]

Más de 30 personas habrían sido asesinadas en la localidad pandina de Porvenir el 11 de septiembre de 2008, una de las peores masacres campesinas en democracia. El principal responsable de la matanza, el prefecto de Pando Leopoldo Fernández, «el carnicero de Porvenir», llamó a sus grupos de choque armados a resistir el estado de sitio «abusivo y bravucón» del gobierno. El jueves 11 de septiembre, aproximadamente mil campesinos de comunidades de Puerto Rico, Madre de Dios y el Palmar marchaban hacia la ciudad de Cobija para participar en un ampliado del sector.

Funcionarios del Servicio Departamental de Caminos, empleados de la Prefectura y activistas cívicos enviados por el prefecto Leopoldo Fernández intentaron sin éxito detener a la caravana campesina a unos siete kilómetros de Porvenir. Luego emboscaron a los marchistas en inmediaciones del puente Cachuelita, donde cavaron una zanja de 10 metros de ancho para evitar el paso de camiones y gente.

«Todos venían armados (los campesinos), hicimos unas zanjas para evitar que lleguen hasta Cobija, uno de los últimos recursos que teníamos porque tenían la intención de tomar la Prefectura y luego Cobija; lo sabían las autoridades policiales y militares. Y ahí tuvimos los primeros heridos», narra el prefecto Fernández.

Según Fernández, el supuesto «enfrentamiento» se desató cuando su grupo de choque «incendió dos camionetas de esta gente (campesinos); parecía un polvorín, durante varios minutos regaba balas y disparos por todo lado, porque estaba explosionando todo el cargamento que tenían estos campesinos pacíficos que dice el gobierno».

Los campesinos desarmados recuerdan que francotiradores instalados en las copas de los árboles comenzaron a disparar ametralladoras automáticas. Una volqueta del Servicio de Caminos aplastó a dos campesinos.

«De pronto escuchamos disparos y algunas personas cayeron heridas. Hombres, mujeres y niños corrieron a todo lado para salvar sus vidas, pero muchos fueron heridos o tomados por la fuerza para ser torturados», recuerda Roberto Tito, testigo directo de la masacre.

«Fuimos matados como chanchos, con ametralladoras, con rifles, con escopetas, con revolver. Los campesinos solo traían sus dientes, palos, ondas, no traían escopetas. Luego de los primeros disparos, algunos huyeron hacia el río Tahuamanu, pero les persiguieron y les dispararon», cuenta Shirley Segovia, dirigente de una subcentral de Porvenir.

El dirigente social pandino Dionisio López declaró a radio Patria Nueva que al menos 30 sicarios casi lo matan a golpes: «Estaba queriendo rescatar a los heridos de bala, y ahí me interceptaron en Porvenir, más o menos a la una y media (13:30). En Cobija me golpearon más o menos hasta las 10 de la noche. Dijeron que yo era masista por el color de mi cara, querían matarme…».

Ese jueves, después de la emboscada sangrienta, los sicarios y narcotraficantes al mando del prefecto del departamento de Pando continuaron asesinando campesinos. Al menos cien personas cruzaron la frontera para salvar la vida.

Días antes los vándalos y grupos de choque quemaron casas, saquearon mercados y atentaron contra varios medios de comunicación. La violencia se desbordó luego de la masacre. El prefecto Fernández llamó a la ciudadanía a mantener la calma y pacificar la ciudad de Cobija, pero mantuvo movilizadas a sus huestes «por la restitución del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH)». La autoridad departamental culpó al Poder Ejecutivo de las ocho muertes registradas hasta ese momento, la mayoría campesinos

«Este gobierno no conseguirá ni en Pando, ni Tarija, ni en Beni, ni en Santa Cruz, ni Chuquisaca, ni en el país en su conjunto, consumar lo que pretende (…) no voy a retirarme en ningún momento de esta lucha (…) La mentira no vencerá en este país, queremos dejar un mejor futuro para nuestras familias (…) guardemos nuestras fuerzas para luchar (…) hay que retirarse para darle un poco de tranquilidad a esa gente que está en zozobra», dijo Fernández.

El viernes continuaban las persecuciones y los asesinatos en Cachuelita y Filadelfia, provincias rebeldes que rechazaron el «referéndum autonómico» de los patrones autonomistas y que revocaron a Fernández en el referéndum del 10 de agosto. Los paramilitares pagados por la prefectura no dejaban rescatar a los heridos y los cuerpos de los asesinados.

En la ciudad de Cobija, amedrentaban 40 funcionarios de la Prefectura de Pando encapuchados, con armas cortas y metralletas. Se denunció la existencia de 15 campesinos rehenes en las oficinas del Comité Cívico.

«La situación es dramática y trágica, están asesinando campesinos cada momento y la Policía y el Ejército no están actuando para salvar vidas. Mucha gente fue torturada en los ambientes del Comité Cívico; pedimos que se intervenga el departamento Pando», clamó el senador de UN Abraham Cuellar, amenazado de muerte por funcionarios de la Prefectura.

La representante presidencial en Pando Nancy Texeira, al borde del llanto, criticó al gobierno por abandonar a su gente y exigió una intervención inmediata del departamento.

A las 7 de la noche del viernes, el gobierno de Evo Morales dictó estado de sitio regionalizado en el departamento de Pando con el fin de evitar mayores crímenes de lesa humanidad.

Pero los grupos sediciosos se rieron de la noticia y asaltaron dos tiendas de armamento en Cobija y atacaron con ametralladoras a los militares que retomaron el control del aeropuerto. En la refriega murieron dos funcionarios de la Prefectura y el conscripto Ramiro Tañini Alvarado (17), victimado con una bala calibre 22.

Leopoldo Fernández declaró que no acataría el estado de sitio y advirtió que las movilizaciones continuarían. «Va a costar implementar un estado de sitio abusivamente. Creyeron que Pando era el eslabón más débil, (pero) vamos a seguir luchando, queremos un país con libertades, no van a conseguir paralizar el proceso autonómico ni le van a quitar a Pando esa esperanza de crecer, tenemos derecho, vamos a pelear por lo que nos corresponde, no nos quitarán nuestros recursos».

Hasta el mediodía de este sábado los militares aún no habían logrado tomar el control de la ciudad de Cobija y menos ingresar a Filadelfia y Porvenir. Se escuchaban ráfagas de ametralladoras en algunas zonas de la ciudad de Cobija.

A las 21 horas el ministro de la Presidencia Juan Ramón Quintana llegó a Cobija con más efectivos militares para hacer cumplir el estado de sitio.

El ministro de Gobierno Alfredo Rada confirmó el sábado que al menos 16 personas perdieron la vida en la masacre del jueves, pero horas después reportes extraoficiales daban cuenta de que habría por lo menos 30 muertos. Diversas fuentes informan que hay 80 heridos de bala y hasta 100 desaparecidos. La Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia denunció la desaparición de más de 50 afiliados y 26 heridos de bala.

¿Quién es Leopoldo Fernández?

Es un cacique de pueblo que mantuvo un control casi feudal de los poderes públicos y privados en Cobija y provincias entre 1979 y 2005. Fue funcionario público en las dictaduras de Luis García Meza (1980-1981), Celso Torrelio y Guido Vildoso (1981-1982); responsable en Pando del Instituto Nacional de Colonización (actual INRA); parlamentario, prefecto y ministro de Gobierno de Hugo Banzer-Jorge Quiroga (1997-2002).

Se cree que García Meza le regaló tierras. Ahora Fernández está metido en el negocio de la castaña y de la ganadería. Declaró a la Contraloría un patrimonio personal de 1,4 millones de dólares.

Fernández está bien relacionado con madereros, aserradores y terratenientes locales como los Sonnenschein, Hecker Hasse, Becerra Roca, Vaca Roca, Peñaranda, Barbery Paz, Claure y Villavicencio Amuruz, entre otros, que concentran miles de hectáreas de tierras fértiles.

Leopoldo Fernández sirve bien a la racista, intolerante y violenta elite local descendiente de los patrones de la goma y de la castaña que sometieron a los indígenas a un régimen de explotación laboral servidumbral desde fines del siglo XIX.

El pueblo pandino asegura que Fernández no defiende el IDH para la región sino su bolsillo. Lo único que ha hecho por el departamento en los últimos 30 años de politiquería: treinta kilómetros de carreteras.

La ex ministra de Gobierno Alicia Muñoz denunció en 2006 que Fernández entrenaba en Cobija a paramilitares supuestamente para trabajos de «seguridad ciudadana». El año pasado, Leopoldo mandó a quemar la casa del senador pandino Cuellar que apoyó la Ley de Reconducción Comunitaria de la Reforma Agraria de Evo Morales. La pasada semana nombró a un director apócrifo de la oficina del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) en Pando, declarado hace poco por el gobierno como el primer «territorio saneado de Bolivia».

El presidente de la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos de Bolivia (APDHB) Rolando Villena reveló que el prefecto Leopoldo Fernández contrató a sicarios de Brasil y Perú para extinguir a los indígenas y campesinos que apoyan el proceso de cambio en Bolivia.

Fernández está claramente incriminado en la masacre: «No se preocupe, la masacre del Porvenir, la mayor masacre en democracia, proporcionalmente superior a la ocurrida en El Alto en 2003, cuando murieron 60 (la guerra del gas), no ha de quedar en la impunidad», enfatizó el ministro Rada.

La Coordinadora Nacional para el Cambio (Conalcam) que aglutina a varios gremios sociales representativos exigió al prefecto Fernández que renuncie de inmediato por ser el autor intelectual y material de los crímenes en Porvenir, junto con trabajadores de la Prefectura, narcotraficantes, la mafia maderera y la Embajada de Estados Unidos.

El máximo ejecutivo de la Csutcb Isaac Ávalos pidió al Ministerio Público y al Fiscal General de la Nación que inicien de inmediato un proceso penal y encarcelen «al criminal Leopoldo Fernández», el «carnicero de Porvenir».

EL MUNDO › EL INFORME DE UNASUR CONFIRMA LA MASACRE DE AL MENOS VEINTE CAMPESINOS EN BOLIVIA

Un video muestra el horror en Pando

PUBLICACION DE PAGINA 12/ 21 DE NOVIEMBRE DEL 2008

 

El ex presidente del Senado boliviano, el opositor José Villavicencio, se pasea ante la cámara a los gritos. “Si Evo quiere sangre, va a haber sangre”, arengaba, mientras de fondo una turba corría a tiros a un grupo de indígenas. Las imágenes se suceden como si fuera un documental, mientras el auditorio en la Cancillería argentina observa en el silencio más absoluto. Una mujer indígena relata la masacre de Pando mirando directamente a la cámara.

Con los ojos nublados por las lágrimas recordó cómo un grupo de “hombres de la ciudad” quemó viva a una de sus compañeras el 11 de septiembre pasado. Al lado del cuerpo calcinado, el bebé de la mujer lloraba histérico –relató–. Envalentonados por los gritos y el descontrol, lo agarraron de las piernitas, lo sacudieron y, como no podían callarlo, le dispararon en la cabeza. “Esto ha sido una masacre. No aceptamos la tesis de un enfrentamiento”, concluyó horas después en diálogo con este diario Rodolfo Mattarollo, el abogado y ex funcionario argentino que encabeza la comisión del Unasur que investiga la masacre, en la que murieron al menos 20 indígenas. Aún se desconoce el número de desaparecidos.

Mattarollo presentó ayer ante el secretario de Derechos Humanos Eduardo Luis Duhalde y el ministro de Defensa boliviano Walker San Miguel un adelanto del informe final de la comisión que presentarán formalmente el próximo martes a las 9 de la mañana en el Palacio La Moneda ante la presidenta chilena Michelle Bachelet, quien ejerce la presidencia temporaria del Unasur. La comisión está terminando de redactar el informe final aquí, en Buenos Aires, antes de partir hoy a Santiago.

Hace dos meses los mandatarios de la región le ordenaron investigar qué fue lo que pasó el 11 de septiembre último en el departamento boliviano de Pando. El ex secretario de Derechos Humanos reunió un equipo con profesionales sudamericanos, peritos en balística y el Equipo Argentino de Antropología Forense, y partió hacia el país andino.

Entrevistaron a las decenas de indígenas que sobrevivieron a la masacre, hablaron con los médicos que los atendieron, conversaron durante tres horas y media con el ex prefecto Leopoldo Fernández en su celda de la cárcel San Pedro en La Paz, cruzaron del otro lado de la frontera con Brasil para reunirse con los cívicos opositores que se escaparon después de la matanza y escucharon al gobierno de Evo Morales y a los líderes de la oposición.

Los testimonios no dejan lugar a la duda para Mattarollo. “No fue un enfrentamiento porque la asimetría de fuerzas era evidente”, concluyó. Los indígenas que habían salido a defender el proyecto de Evo Morales tenían piedras y palos para defenderse; los cívicos armas de fuego. “Las fuerzas de seguridad no cumplieron con su tarea. Hay imágenes que muestran a la policía cruzándose de brazos mientras los indígenas son masacrados –dijo Mattarollo y pensó un segundo cómo traducirlo a la experiencia argentina–. Fue sencillamente una zona liberada.”

El ex funcionario argentino no pudo adelantar aún las conclusiones del informe, pero no puede evitar adelantar una de las recomendaciones que le leerá a Bachelet la semana próxima. “Es una contradicción porque, por un lado, pedimos que la Justicia boliviana investigue los crímenes y condene a los responsables; pero, por otro lado, reconocemos que el Poder Judicial allá es débil, no tiene voluntad política ni independencia de los poderes económicos locales –señaló, preparando la mesa para el gran final–. Por eso, recomendamos una reforma judicial de las cortes superiores.”

El video de 20 minutos que se vio ayer en el Palacio San Martín mostraba también el Pando después de la masacre. “Las víctimas todavía están muy conmocionadas, con mucho temor. Esa es una región en donde la presencia del Estado central es casi inexistente. Muchos nos pedían que el estado de sitio se prolongara”, recordó. El gobierno de Morales anunció la semana pasada que levantará el estado de emergencia que impuso el 12 de septiembre este fin de semana. Lo necesita para poder realizar el referéndum constitucional en enero próximo.

ENLACES DE LAS NOTAS:

Leopoldo Fernández, el «carnicero de Porvenir»

https://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-115359-2008-11-21.html