Por Ivone Juárez /Página Siete / La Paz.- El día de las elecciones, hace exactamente una semana, después de votar Lidia Gutiérrez bailaba en Huarina al son de una sicureada con su esposo David Choquehuanca, ese día candidato a la vicepresidencia de Bolivia, hoy el Vicepresidente electo del país. La chacha-warmi (pareja) mostraba otra vez a su comunidad por qué son un ejemplo y respetados.
Ella sonriente, él sereno.
“Son chacha-warmi”, dice Franz Solano, el profesor de educación física de David Choquehuanca en el colegio General José Miguel Lanza de Huarina. “Son complementariedad, él está al lado de ella y ella al lado de él, y eso es lo que se respeta de David y de Lidia”, añade el hombre que vio crecer al Vicepresidente electo de Bolivia.
“Ella es su yunta, son un ejemplo”, asegura por su lado otro huarineño Néstor Solares. Se trata de un pedagogo que aunque radica en La Paz hace muchos años, nunca perdió el vínculo con el pueblo, que se encuentra a orillas del Lago de los Incas, el Titicaca, donde la chacha-warmi Choquehuanca-Gutiérrez estableció su hogar, hace más de 25 años, y lo mantienen hasta ahora, reproduciendo sus costumbres, sobre todo las relacionadas con el cultivo de alimentos, en las que David aprendió de su padre, don Nicolás Choquehuanca, reconocido en Huarina por ser un adelantado en la producción de alimentos.
Solares no conoce a los esposos personalmente, pero los ha visto alguna vez en el pueblo.
Lidia nació en Chilaya, una comunidad que se encuentra en Huatajata; David en Cotacota Bajo, que está a 10 minutos caminando a pie desde la plaza principal de Huarina. Ahí viven desde que se casaron. Ella es una mujer de trato amable y de una sonrisa contagiante que invita a la confianza.
“Su nivel de formación, es profesora, es un punto alto, porque ella tiene que transmitir conocimientos a los alumnos y facilitar una convivencia social, condiciones que cumple. Y en el trato personal, ella es una mujer muy amplia; en los actos que la he visto participar demuestra esa amplitud, como la de David”, señala el profesor Lozano, que también es abogado e historiador y fue Embajador de Bolivia en Perú.
Cuando al profesor se le pregunta cómo era el Vicepresidente cuando era niño, lanza una risa, como disfrutando el recuerdo que se le viene a la memoria y le deja ver de nuevo a ese niño travieso y juguetón que vivía encantado con el atletismo y el fútbol, y que siempre fue un buen alumno.
“Era un buen alumno. Se distinguía porque era muy estudioso y porque además era un gran atleta, igual que sus hermanos, uno de ellos llegó a ser profesor de educación física”, cuenta.
Algo que también recuerda del Vicepresidente electo es cómo fue criado por sus padres, los Choquehuanca.
“Tuvieron una vida no tan carente, como la de muchos del pueblo, porque su padre era un adelantado en el tema de la agricultura. Nicolás Choquehuanca fue uno de los gestores referente de la creación de cooperativas agrícolas. Cerca a su casa tenían almácigos, plantaciones de verduras, por lo que su alimentación no sólo se basaba en el chuño y la papa, como lo era generalmente en el pueblo; Nicolás crió muy bien a sus hijos”, sostiene.
“Es por eso que hasta ahora David conserva como valor fundamental la nutrición”, añade Solano.
Pero Nicolás no sólo destacaba en Huarina por su cualidad de productor de alimentos, sino por su apellido, que según contaba provenía de los caciques Choquehuanca de Azángaro en Perú, entre los que que se encontraba José Domigo Choquehuanca, un doctor de Charcas que dio la bienvenida a Simón Bolívar en Azángaro con una declamación que dejó impactado al Libertador, según cuenta el profesor Solano.
Así, en ese contexto creció el Vicepresidente, que cuando terminó el colegio en Huarina eligió la carrera de filosofía. Mientras tanto, a unos ocho kilómetros, en Chilaya, la que sería su esposa, Lidia Gutiérrez, se formaba como maestra para trabajar en el área rural.
El profesor Solares la conoció después de que se casó con David.
“Son una pareja en la que se cumple la complementariedad, es por eso que es respetada en la comunidad”, sostiene.
Pero Lidia no es sólo profesora y una mujer dedicada también a su hogar y a su familia, al mismo tiempo ejerce una participación activa en su comunidad, y el año pasado, por ejemplo, junto a sus hermanos, cumplió el cargo de autoridad comunitaria en Chilaya, esto por la rotación de cargos que rige el mundo andino.
Así los huarineños, además de sentir admiración por la chacha-warmi Choquehuanca – Guitiérrez se sienten orgullosos porque con la llegada del esposo a la vicepresidencia, después de haber sido Canciller de Bolivia, suman un episodio más a su historia, en la que su gran protagonista es el expresidente de Bolivia Andrés de Santa Cruz Calahumana (1792-1865), quien nació en Huarina, de la cacique Juana Bacilia Calahumna. Santa Cruz también fue presidente de Perú y considerado protector de la Confederación Perú – Boliviana.
“Este pueblo tiene mucho que contar a la historia”, dice Néstor Solares. “Ahora sumaremos un capítulo más con David Choquehuanca y su esposa Lidia Gutiérrez, que son ejemplo de la complementariedad y de la decisión de salir adelante”, sostiene.
Choquehuanca es promotor de la filosofía del vivir bien, que exalta el valor de la naturaleza en complementariedad con el ser humano. Sin embargo, durante el gobierno de Evo Morales este postulado fue cuestionado por las agresiones a los indígenas del Tipnis y las políticas extractivistas que fueron parte central del modelo económico.
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