La narco-derecha

Por Carlos Moldiz Castillo / LA RAZON.- No podían aguantarse. Maximiliano Dávila, un exoficial de policía corrompido por el narcotráfico cae tras las rejas, menciona desesperado un par de nombres y todos y cada uno de los sesudos opositores aprovechan la ocasión para reforzar la idea de que vivimos bajo una narcodictadura. Mienten:

Primero, somos el país que menos hoja de coca ha producido en la región, al menos hasta 2020. De acuerdo con datos recolectados por la UNODC para los tres países productores de coca en los Andes ese año, Bolivia ocupaba el último lugar en cuanto a superficie cultivada, con 29.400 ha; detrás de Perú, con 61.777 ha, y Colombia, con 143.000 ha. Es decir, Bolivia representaba en 2020 apenas el 12% de la superficie de hoja de coca cultivada en Latinoamérica, Perú el 26% y Colombia el 62%.

Segundo, sólo un pequeño porcentaje de la droga que se consume en los Estados Unidos es producido a partir de hoja de coca boliviana, tal como señaló el fallecido periodista Boris Miranda en un artículo escrito para la BBC en 2017, titulado Porqué la estrategia antidroga de Bolivia es más exitosa que la de Colombia y Perú, donde afirma que, de acuerdo al Departamento de Estado de los EEUU, 95% de la cocaína que circula en aquel país proviene de Colombia.

Y tercero, somos el país menos violento en uno de los continentes más peligrosos del mundo. El último año del cual se tiene registro de este tipo de datos indica que hasta 2017, en Bolivia 6 personas por cada 100 mil habitantes fueron víctimas de un homicidio intencional, muy por detrás de México, con 29 personas; Colombia, con 25 personas; o Perú, con 8 personas. Los países más peligrosos de la región, en ese sentido, son El Salvador, con 57 personas por cada 100 mil habitantes; Honduras, con 39; y Venezuela, con 37 personas. Datos del Banco Mundial.

Para los opositores de la derecha, el gobierno del MAS está relacionado al narcotráfico porque Evo Morales es cocalero, y pare de contar. Ya llevan casi dos décadas con ese cuento, mientras que los principales criminales resultaron estar en la oposición, como se puede ver a partir del caso de los ítems fantasma.

Pero lo que me molesta no es tanto su carencia de argumentos o su racismo desvergonzado, sino su indisimulada hipocresía, su cinismo. Acusar al MAS de estar relacionado con el mundo ilícito cuando hace sólo unos pocos días un miembro de la Resistencia Juvenil Cochala, Antonio Sánchez Navia, fue arrestado por posesión de drogas y armas, es ya el colmo. Y todavía más cuando otro de sus líderes, Yassir Molina, resultó ser otro delincuente común acusado de extorsionar a otros presos en el penal de Cantumarca. Y ni hablar de las declaraciones cómicamente gangsteriles de Fernando Camacho, que le gusta jugar a ser Pablo Escobar en sus discursos. Si no me equivoco, el exministro de la presidencia de Áñez, Jerjes Justiniano, fue abogado de una pandilla jailona de violadores en Santa Cruz, y, por favor recuerden, los también ministros de Áñez, Arturo Murillo y Fernando López, habían sido no más que un par criminales de poca monta.

Díganme señores de la oposición ¿tienen un referente que no sea maleante? ¿Mesa? ¿Doria Medina? Sí, tal vez, pero tienen fama de pusilánimes incluso dentro de sus filas.

Tres consideraciones se desprenden de todo esto:

Primero, a la oposición le frustra que el modelo de lucha contra el narcotráfico de Bolivia sea uno de los más exitosos del continente, lejos de los parámetros militaristas impuestos por los EEUU en la región, produciendo altísimos niveles de violencia en países tradicionalmente aliados como México o Colombia, algo que el primer país se ha esforzado por cambiar desde hace un tiempo.

Segundo, les frustra porque dicho modelo parte de la no criminalización de sectores populares como el cocalero, que tuvo que soportar incontables masacres durante la década de los años 90 a nombre de la lucha contra el narcotráfico, mientras Jaime Paz Zamora debía aflojarse la corbata, avergonzado por casos como el Narco Avión o los Narco Vínculos, o Banzer, con su Narco Yerno. Los narcos suelen estar en las clases altas.

Y, tercero, a la oposición le interesa que el narcotráfico se extienda en Bolivia, puesto que el éxito de una gran parte de las familias de la élite sólo puede explicarse a partir de actividades ilícitas como las drogas. Ejemplo: Banzer, García Meza, Guiteras y más. Creo que hasta el provocador de Carlos Valverde era sospechoso ¿no?

Qué pasa, che.

¿Narco-estado?

¿Qué narco-estado?

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