Por Wilson García Mérida /Redacción Sol de Pando.- Erick Foronda, el entonces secretario privado de la presidente Jeanine Añez, encabezó un “Gabinete de Guerra” conjuntamente los ministros de Gobierno Arturo Murillo y de Defensa Fernando López Julio, además de la entonces ministra de Comunicación Roxana Lizárraga, para decidir el desplazamiento de fuerzas especiales de satinadores de la Escuela de Cóndores de Sanandita, desde el municipio tarijeño de Yacuiba, hacia la ciudad de El Alto donde se produjo la masacre de Senkata el 19 de noviembre del pasado año.
Un mes después de la masacre, el 14 de diciembre de 2019, durante un acto de promoción de alumnos egresados de la Escuela de Cóndores, el ministro López Julio declaró a las tropas satinadoras “héroes de Senkata”, elogiando la efectividad de la “Fuerza 10”, unidad de élite que habría sido la encargada de ejecutar aquella masacre “anti subversiva”.
“Frente a ustedes está la Fuerza 10, que yo los llamo los héroes de Senkata, que tiene por misión organizar, planificar entrenar y ejecutar operaciones de acción directa y operaciones especiales para mantener el orden”, dijo López en su discurso.
En ese acto revelador protagonizado por el ministro López en la localidad de Sanandita, estuvieron presentes, además de la presidente Jeanine Añez, el entonces ministro de la Presidencia Yerko Núñez y la ministra de Comunicación Roxana Lizárraga.
Masacre al día siguiente de la posesión del Alto Mando
Según una fuente castrense altamente confiable conectada con Sol de Pando, desde aquel “Gabinete de Guerra” articulado por Foronda se operativizó la acción armada contra los movimientos sociales descontentos con el perfil fascista del régimen, sustituyendo al Alto Mando Militar en vísperas de la matanza, “con generales elegidos por el padre de Luis Fernando Camacho y por Fernando López Julio”, asegura la fuente.
“El general Sergio Orellana Centellas fue designado Comandante en Jefe para reemplazar al general Kalimann después de una reunión que realizaron en la oficina de Fernando López con Luis Fernando Camacho y su padre, el señor José Luis Camacho. También estuvo en esa reunión el general Inchausti que fue designado Comandante General del Ejército”, sostiene el informante de Sol de Pando.
El Alto Mando Militar leal a Jeanine Añez fue posesionado el 14 de noviembre de 2019 y al día siguiente, 15 de noviembre, se produjo la primera masacre del régimen “transitorio”, en la localidad de Huayllani, municipio de Sacaba, en Cochabamba. La masacre de Senkata en El Alto de La Paz se perpetraría cinco días después, el 19 de noviembre.
“Lo que nos llamó la atención” —rememora la fuente— “es que en todas las reuniones propiciadas desde el Gabinete de Guerra, incluyendo la reunión con el padre de Luis Fernando Camacho, estaba presente el señor Erick Foronda, como apoderado de la presidente Jeanine Añez. Cuando los ministros Murillo y López intervenían siempre lo miraban a él como esperando su aprobación…”.
Una mano negra de la CIA en el Palacio Quemado
Foronda, ex relacionista público de la Embajada norteamericana en La Paz, era el agente de la CIA que el gobierno de Donald Trump había introducido en el Gobierno de Transición —tras la renuncia y auto-exilio de Evo Morales junto a su cúpula legislativa— para sofocar la resistencia popular que se opuso al ascenso ultra-derechista surgido por el vacío de poder que dejó Morales.
Como secretario privado de la presidente Añez, Foronda se encargó de “canalizar” decisiones tomadas dentro el Gobierno boliviano desde la perspectiva norteamericana. Fue quien transmitió, mediante su cuenta del Twitter, el 13 de noviembre de 2019, la “congratulación” del Departamento de Estado al régimen entrante.
Curiosamente, en el curso de los sucesos de Huayllani y Senkata, acontecidos el 15 y 19 de noviembre respectivamente, el agente norteamericano suspendió las actividades de su red social, manteniendo silencio durante una semana que es el lapso del sangriento conflicto nacional.
Su último twit un día antes de la matanza de Huayllani fue dirigido contra el ex ministro de Gobierno Sacha Llorenti, quien en ese momento aún ejercía como Embajador ante la ONU. “No tuviste el coraje de renunciar. Entonces, serás despedido… Y tendrás que salir de EEUU en menos de 72 horas”, sentenció el insolente agente de la CIA el 14 de noviembre.
Durante los días en que se produjeron las dos masacres, Foronda desapareció de la red social. Reapareció el 21 de noviembre, cuando el país ya había sido “pacificado” de aquel modo tan sangriento. “Dios tomó control. Vamos Bolivia”, proclamó.
Y por si fuera poco, el comportamiento de Fernando López Julio —el Ministro de Defensa en cuyo currículum brilla su antecedente de haber sido instructor de Sanandita y oficial formado durante la narco-dictadura de García Meza que fundó esta escuela en 1981—, es similar al de Foronda. Durante los días de la matanza no tuvo actividad en redes sociales y reactivó su twitter también el 21 de noviembre, con un posteo claramente dirigido a legitimar las masacres:
Los expertos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que se encuentran en Bolivia desde hace un mes, tienen el deber de convocar a Erick Foronda para que explique las actividades que desempeñó —como secretario privado de Jeanine Añez— durante los días 15 y 19 de noviembre conjuntamente los ministros Fernando López, Arturo Murillo y Roxana Lizárraga, en relación a los movimientos militares instruidos desde el Poder Ejecutivo.
Esperando la versión del coronel Fernando Boyán Aguilera
El comandante de la Escuela de Cóndores Bolivianos (Esconbol, que es la denominación oficial de aquel centro de instrucción en satinaje militar), el teniente coronel Fernando Boyán Aguilera, pertenece a un grupo de oficiales leales al ex ministro de la Presidencia Juan Ramón Quintana, quien mantuvo una relación de privilegio con esta fuerza especial durante el régimen prorroguista de Evo Morales. (Recordemos que Quintana, igual que López en Senkata, utilizó a los satinadores durante la masacre de Porvenir, en Pando, en septiembre de 2008).
El coronel Boyán tuvo que haber recibido una intensa presión para llevar sus tropas desde el Gran Chaco hasta El Alto. Ninguna investigación confiable al respecto puede prescindir de su testimonio.
Existe en archivos del Ministerio de Defensa y en el Alto Mando Militar una serie de comunicaciones oficiales, memorándums y circulares, que deben ser desencriptadas para establecer con claridad flujos y rutas en el movimiento de esas tropas: cuándo y por qué medio se transportaron de Sanandita al altiplano paceño, dónde se hospedaron, cuántos eran, etcétera.
Asimismo, según nuestra hipótesis de trabajo, hay diferencias sustanciales entre las matanzas cometidas en Huayllani y Senkata. Los sucesos de Sacaba se produjeron cuando el recién posesionado Alto Mando Militar aún no había tomado control de la situación. Sol de Pando sostiene que en Huayllani no actuaron los satinadores de Sanandita, sino paramilitares de la llamada “Resistencia Kochala” bajo órdenes directas del ministro de Gobierno Arturo Murillo. En el caso de Huayllani, por tanto, resulta vital una interpretación rigurosa de las pericias balísticas a cargo de la Fiscalía.
La investigación recién empieza.
Debe estar conectado para enviar un comentario.