Por Rubén Atahuichi /LA RAZON/ La Paz.- El nombre de Jeanine Áñez había sido propuesto en una reunión extralegislativa en la Universidad Católica Boliviana (UCB) pocos minutos después de la renuncia del presidente Evo Morales, el 10 de noviembre de 2019. Dos días después, la senadora tomó el poder en sendos actos sin quorum ni la bancada oficialista en la Asamblea Legislativa.
“Entre las 18.00 y 19.00 (era de noche) yo recibo una llamada de Ricardo Paz, que me pone en altavoz, me explica que ellos estaban en una reunión”, dijo la entonces segunda vicepresidenta de la Cámara de Senadores en su declaración ante el Ministerio Público, el 8 de junio del año pasado.
Paz, representante de Carlos Mesa, y otros dirigentes políticos, entre ellos Jerjes Justiniano, comisionado del entonces presidente del Comité pro Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, se habían reunido en la UCB con miembros de la jerarquía de la Iglesia Católica para abordar la situación.
“Yo respondo que estaría dispuesta si podría contribuir a la pacificación del país”, recordó Áñez en su declaración.
Fue el primer paso de la decisión que dos días después consumó en la Asamblea Legislativa. Minutos más tarde, en declaraciones a la red Unitel, señaló que le correspondía la sucesión presidencial y adelantó que convocará a sesiones legislativas para considerar las renuncias de Morales y el vicepresidente Álvaro García, presentadas en un mensaje de video grabado desde Chimoré, a las 16.52 de ese domingo.
Al día siguiente, Áñez llegó a El Alto en un vuelo de Amaszonas desde Trinidad, que había hecho escala previa en Santa Cruz, donde coincidió con su colega y correligionario de Unidad Demócratas (UD) Óscar Ortiz. Allí, un militar le dijo que tenía orden de trasladarla en un helicóptero al Colegio Militar. En el viaje fueron incluidos los dos hijos de la mujer, además del senador.
Entonces, siendo aún vicepresidenta del Senado, se había activado para ella la cápsula de seguridad presidencial, que la acompañó a su reunión con Camacho en el hotel Casa Grande, adonde éste había llegado para instalar su cuartel de operaciones.
De allí Áñez fue trasladada a la Asamblea Legislativa. Llegó a las 14.00 de ese lunes acompañada de quien fuera su viceministro más tarde, Israel Alanoca; fue recibida por el expresidente Jorge Quiroga (2001-2002) y su colega Arturo Murillo, entro otros.
Al pie de las gradas del hall de la Asamblea Legislativa expresó entre lágrimas su preocupación por la situación del país y volvió a señalar que llamaría a sesiones para la lectura de las renuncias.
Mientras, por segundo día consecutivo en la UCB, Mesa, Paz, Quiroga, Samuel Doria Medina, Waldo Albarracín, Rolando Villena y otros, como el representante de la Unión Europa, León de la Torre, y algunos embajadores intentaban definir una “salida lo más constitucional posible” a la crisis. Por el oficialismo habían sido invitadas la senadora Adriana Salvatierra, que renunció horas antes a la presidencia del Senado, y Teresa Morales.
La idea era apelar a la Declaración Constitucional 0003/01, de 31 de julio de 2001, con la que Quiroga blindó su sucesión ante el dimisionario presidente y enfermo terminal Hugo Banzer.
ASAMBLEA
Las discusiones continuaron el martes 12. Según denunciaron Salvatierra y Morales, y luego la entonces vicepresidenta de la Cámara de Diputados, Susana Rivero, que se sumó ese día a la reunión de la UCB, Doria Medina había presionado para la definición de un acuerdo político antes del “plan B”, que resultó Áñez, y Mesa preguntó por si estaban de acuerdo con ella.
Aunque en su memoria de las reuniones la Iglesia Católica dijo que hubo un acuerdo sobre la sucesión de Áñez, los representantes del Movimiento Al Socialismo (MAS) negaron la versión. A las 18.40 fue instalada la sesión en la Cámara de Senadores que se convirtió en un acto fuera de reglamento debido a la falta de quorum, como lo advirtió el senador secretario Víctor Hugo Zamora.
Desde la apertura de la sesión 198, que no fue tal, Áñez tardó 11 minutos y 20 segundos para proclamarse presidenta del Estado. Había alegado “vacío de poder”, ante el asilo de Morales y García en México, desde ese martes, y las renuncias verbales y por redes sociales de Salvatierra y Rivero, además del presidente de la Cámara de Diputados, que lo había anunciado a las 13.30 del domingo presionado por el intento de quema de su hermano propiciado por cívicos movilizados en Potosí.
Áñez apeló a un comunicado del Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) de ese día, cuyo subrayado en texto negro decía: Corresponde la asunción “ipso facto” al Vicepresidente de la República y “cualquier entendimiento distinto podría atentar contra la inmediatez en la sucesión”.
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