ABI.- El vocero presidencial, Jorge Richter, reafirmó este martes que lo que sufrió el país el 2019 fue un golpe de Estado y que este hecho no puede quedar sin sanción porque debe ser investigado.
“El país sufrió en el año 2019 un golpe de Estado. Cuando nosotros decimos que sufrimos un golpe de Estado es porque determinadas condiciones le permitieron a la señora (Jeanine) Áñez, tomar el poder el día 12 de noviembre de 2019”, señaló.
Recapituló los hechos irregulares cometidos por Áñez en las sesiones de la Asamblea Legislativa Plurinacional, de los que fueron testigos medios de comunicación, desde la toma de la Cámara de Senadores sin el quorum correspondiente hasta su autoproclamación en el hemiciclo de la Cámara de Diputados.
“Sin el quorum reglamentario, con una interpretación absolutamente personalísima de lo que significa la sucesión presidencial, ella (Jeanine Áñez) tomó el control del Estado sin juramento, además es uno de los requisitos que señala nuestra Constitución Política del Estado, que dice que las cámaras se deben reunir para tomar juramento al nuevo presidente o presidenta del Estado, sin que este hecho fundamental, entre otros, se cumpla, se traslada a Palacio Quemado y toma después posesión del Gobierno”, manifestó.
Dijo que estos y otros hechos configuraron un golpe de Estado, una usurpación del mando del Estado. Ratificó que lo ocurrido no puede quedar sin sanción y tiene que ser investigado, porque no se puede dejar abierta una puerta para que cualquier persona se anime a dirigir una nueva aventura golpista y generar muerte, vulneración de derechos.
“Entonces, la democracia es una construcción donde todos tenemos ciertos límites que no podemos trascender y la señora (Jeanine) Áñez, con la gente que la acompañó, trascendieron esos límites de la democracia institucional, de la Constitución Política del Estado y de la voluntad popular y eso hoy en día es lo que se va a juzgar”, manifestó.
En el Congreso boliviano, sin respaldo constitucional
Sin quórum, Jeanine Añez se autoproclamó presidenta en La Paz
Así finalizó una de las fases más importantes del golpe de Estado en Bolivia: construir una ficción institucional.
Añez se autoproclamó fuera de la Constitución y sin quorum. Se sabía que esa era la única manera de hacerlo, ya que la mayoría en ambas cámaras pertenecen al Movimiento Al Socialismo (MAS) y que la decisión fue de no sesionar.
Yañez, por lo tanto, primero se autoproclamó presidenta del Senado -figura que debe asumir el cargo de la presidencia interina luego de la renuncia del presidente y del vicepresidente- y luego se autoproclamó presidenta. Siguieron los aplausos de las pocas personas presentes en el recinto.
Este paso era imprescindible en la estrategia de un golpe de Estado que siempre tuvo como objetivo presentarse como democrático. Esa presentación tuvo desde un principio la cobertura de Estados Unidos, del secretario de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro, que este martes acusó a Evo Morales de haber cometido un golpe de Estado, y de una maquinaria mediática de protección.
Sin embargo, aún con esos respaldos, la ausencia de una formalidad de presidencia daba lugar a un vacío de gobierno -los poderes reales siempre siguieron actuando- que debía ser resuelto. El bloque que encabeza el golpe decidió entonces acelerar los pasos saltando toda legalidad para colocar la banda sobre los hombros de la persona elegida.
Nada de esto hubiera sido posible sin la participación de quienes detentan los poderes reales. Morales, quien llegó en horas de la mañana a México junto a Álvaro García Linera, denunció que Añez se autoproclamó “rodeada de un grupo de cómplices y apañada por las Fuerzas Armadas y la Policía que reprimen el pueblo”.
No se trató de una imagen política: la policía y los militares reprimieron mientras Añez y toda la derecha celebraba en Bolivia. Sucedió en el centro de La Paz, en los alrededores de la Plaza Murillo, donde toda la tarde se mantuvo una movilización encabezada por quienes bajaron de la ciudad de El Alto, uno de los lugares donde se dieron las mayores protestas del país.
La movilización de El Alto fue uno de los puntos de mayor conflictividad. El lunes tuvo lugar el primer momento del levantamiento -su génesis había sido el sábado por la noche- con miles de hombres y mujeres en su gran mayoría pertenecientes a la nación aimara. Ese día terminó con tres muertos, según denunciaron. Las imágenes eran de manchas de sangre sobre metros de calle.
La jornada del martes fue entonces la anunciada llegada a La Paz, para lo cual los vecinos del centro se encerraron en sus casas, mientras que otros salieron a aplaudir a la masiva movilización con la bandera whipala en la mano.
La acción de calle nuevamente mostró la potencia de El Alto, a la vez que evidenció una dificultad de dirección, similar a la que ocurrió en los últimos días antes de consumarse el golpe de Estado y en la que ahora se encuentran las diferentes partes del proceso de cambio.
Las acciones de El Alto, donde se realizan cabildos a diario, no son las únicas en marcha. La Coordinadora de las Seis Federaciones del Trópico llamó a movilizarse desde el jueves, y la Confederación Sindical Única de Campesinos de Bolivia decretó un plan de lucha para bloquear las carreteras del país y generar un cerco sobre la ciudad de La Paz que, luego de 48 horas de logrado el golpe, comienza a presentar dificultades de abastecimiento en gasolina y alimentos debido a que muchas tiendas están cerradas.
En ese contexto también se supo del anuncio de la Central Obrera Boliviana (COB) que daba “48 horas para restablecer el orden constitucional”. ¿Tomará la COB lo sucedido con Añez como restablecimiento del orden constitucional o irá a una huelga general?
La situación en Bolivia continúa con muchas preguntas, avances de quienes encabezan el bloque golpista, así como el crecimiento de resistencias en un contexto donde los canales de información son pocos. Resulta difícil saber qué sucede, tanto en el epicentro político de los debates, como en diferentes zonas de La Paz, de El Alto, y del país, en particular de las zonas más alejadas, rurales.
Son muchas las denuncias de muertos, represiones, humillaciones, persecusiones, en un contexto de ofensiva golpista que antes de lograr derrocar a Morales desplegó una oleada de violencia con grupos de choque armados, y que, una vez en el poder, con o sin gobierno, mantiene su ofensiva con el objetivo de descabezar al proceso de cambio.
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