MAS: ¿’debilidad interna’ en pleno poder?

Por Iván Bustillos / LA RAZON.- Medio en broma, medio en serio, antes se decía que “mientras el MAS dividía a los masistas, Evo los unía”. Era tal la importancia del expresidente Evo Morales como factor de unidad del Movimiento Al Socialismo (MAS) que hablar de la existencia de corrientes internas más o menos contradictorias entre sí, no tenía mayor relevancia. Hoy, ya no pasa eso, coinciden los invitados de Animal Político para reflexionar la actual situación del partido de gobierno, los exministros, de Minería, César Navarro, y de Gobierno, Carlos Romero.

“Evo era el factor de unidad hasta 2019, pero el 2020, desde la posesión de Lucho (Arce) y David (Choquehuanca), prácticamente este proceso tiene tres liderazgos: de Evo, de Lucho y de David”, destaca Navarro.

En efecto, “no hay un liderazgo único, cohesionador en este momento”, reconoce a su vez el exministro Romero. La falta de este liderazgo que cohesione, “obviamente marca una debilidad interna” del partido, asevera la exautoridad de Gobierno.

Y es que a la fecha, destaca, “el MAS está enfrentando un corporativismo interno”. Por lo menos a primera vista, las diferencias que pudieran haber entre los grupos o corrientes dentro del MAS, no son ideológicas, que cuestionen las políticas públicas generales en vigencia desde más de una década; ese no es el problema del partido, “por eso digo que el MAS está atrapado en una pugna de intereses corporativos”, de sectores u organizaciones sociales.

Y esto, destaca Romero, “es peligroso para el MAS”, porque detrás de ciertos cuestionamientos al “evismo” o expresiones de “renovación”, se esconden defensas de intereses de grupo. Para decirlo directamente, Romero arriesga a calificar todo esto como una suerte de “crisis ideológica”.

Una vez que el MAS expresa la convergencia de las corrientes indigenistas anticoloniales mejor desarrolladas y la visión de una izquierda nacional de larga tradición, lo mejor de esa herencia, se diría, “el MAS fue capaz de proyectar un horizonte político muy importante, traducido en la Agenda de Octubre y la Agenda Patriótica”. El problema es, complementa Romero, que “hoy día estas pugnas reflejan solamente intereses de cuoteo, de distribución de cuotas de poder, de acceso a cargos, a privilegios en la administración pública. Son (hechos) preocupantes”.

PREOCUPANTE.

Preocupantes porque socavan, destaca el exministro, el “sistema político” que desplazó al sistema de partidocracia que existía antes.

Que por ahora falte el liderazgo que cohesione también menoscaba la unidad misma del partido, asegura Romero. “Sabemos que la fortaleza del movimiento popular pasa por su unidad; pero estas disputas corporativas, sindicales, muestran más bien tensiones internas no por cuestiones de horizonte (ideológicas mayores, de proyectos de país) sino de (puros) intereses; y eso, reitero, es preocupante”.

Coincide con Romero el exministro Navarro en el sentido de que al concentrarse las organizaciones sociales en el cambio de tal o cual ministro, lo que más expresan es una visión de gestión pública “cortoplacista”, que no ve más allá del “horizonte” por el cual el MAS es gobierno nacional electo con la mayoría del 55,1%.

Si en 2019 y 2020, “el horizonte era derrotar a la dictadura y recuperar la democracia y el gobierno”; una vez que se lo hizo, en agosto y octubre de 2020; “lo que hace falta ahora es”, destaca Navarro, “reencauzar el horizonte del Estado Plurinacional para vivir bien”.

“Cuando los compañeros están pidiendo cambio de tal o cual ministro están planteando una visión administrativa, circunstancial y política del Gobierno y no el tema del horizonte. Es un déficit, la falta de una visión, de un horizonte en los movimientos sociales. Así, dirigentes como Gerardo García (vicepresidente del MAS), más que plantear un horizonte, se dedica a hacer oposición y críticas a la segunda autoridad del Estado”, critica el exministro de Minería.

En esta falta de “horizonte”, de una visión más de fondo de la historia y del rol del MAS en esto, observa Navarro, se puede ver cómo esto también va degradando al partido mismo, cómo lo empequeñece: “lo que al final tenemos son dirigentes que más que ver el horizonte y el rol de la organización social y del Movimiento Al Socialismo, lo que hacen es volver al MAS en una organización política de gobierno de corto plazo. Cambias a tres ministros, el próximo 6 de agosto vas a pedir el cambio de otros cinco; es una visión cortoplacista”.

GESTIÓN.

Ahora, al margen de este rol más o menos cortoplacista del MAS, Navarro no deja de llamar la atención sobre algo muy peculiar al MAS: que acaso con la actual composición, Luis Arce Presidente y dedicado a la gestión pública, y Evo Morales presidente del MAS, dedicado más a lo partidario, el Instrumento Político en rigor recién está aprendiendo a acompañar la gestión pública. Lo que más bien existe hoy día, dice el exministro de Minería, “es un proceso de debate político sobre el rol del Instrumento Político en la gestión pública. Es la primera vez; antes, desde que somos gobierno en 2006, gobierno nacional, departamental o municipal, el MAS solo era una sigla electoral; que no tenía un rol determinante en la gestión nacional, departamental, municipal, etc. En cambio, lo que se está viendo hoy día, por primera vez, es un debate muy importante e interesante sobre el rol del Instrumento Político en el proceso. O sea, ¿va a seguir siendo el MAS un instrumento electoral o va a ser el instrumento político que se concibió a partir de la década de los 90?”.

En lo que está pasando con la “unidad del MAS”, hoy día también hay que considerar, insiste Navarro, una natural “emergencia de liderazgos territorializados”, regionales, a los cuales hay que tomar más en serio. Y es que también por aquí se reitera eso que desde sus orígenes se dice del MAS: que en rigor no es un partido, una estructura orgánica tradicional, sino sobre todo una federación de organizaciones sociales; por eso el surgimiento de pugnas entre departamentos.

En lo relativo a la relación Luis Arce-Evo Morales, Navarro remarca que el rol de cada cual está claramente planteado: el uno debe hacer gestión, y el otro debe construir el Instrumento.

“Al compañero Lucho, fundamental, no únicamente, le corresponde la gestión pública”; ciertamente cumplió con su tarea, producto de ello es la actual relativa estabilidad económica.

En cuanto al “compañero Evo”, le toca administrar el enorme y natural liderazgo que tiene ante las organizaciones sociales. Así, el rol que tiene el “jefazo” en este momento, dice Navarro, es hacer del Movimiento Al Socialismo una estructura política que tenga la capacidad de ser actor directo en la construcción del Estado Plurinacional”. Una peculiar tarea que el exministro plantea para el expresidente Morales, es que desde el MAS se fortalezca a las organizaciones sociales, y que, por el contrario, no ocurra al revés: Evo “tiene el rol de coadyuvar en el fortalecimiento orgánico de las organizaciones sociales”.

FUTURO.

La gestión pública tiene que ser prioridad, insiste Navarro, incluso por su efecto político: “una mala gestión pública anula a todos, y una buena gestión pública habilita a todos”.

En lo relativo al futuro que se puede prever para el MAS y el Gobierno, Romero no deja de llamar la atención sobre la renovación ideológica: “Lo que ahora debe debatir el MAS es un nuevo ciclo del proceso de cambio, una nueva Agenda Estratégica del Estado”.

No se debate esta Agenda, se queja Romero; cuando la misma, por su mayor alcance “trasciende diferencias generacionales, sectoriales, de campo y ciudad”.

Pero aún hay una falla, debido al radicalismo con que frecuentemente los “sectores duros” del MAS asumen determinadas decisiones partidarias, reclama el exministro: su menosprecio por las clases medias.

“El otro problema es que el MAS está espantando a la clase media; y la clase media es un aliado fundamental. Sin clase media no se hubiera viabilizado el proceso de cambio”, interpela directamente el exministro. Esta alianza histórica entre indígenas, obreros y clases medias, en sus términos, ya la había planteado el memorable René Zavaleta Mercado, destaca Romero.

Añade que lo que hacen los núcleos duros “es ahuyentar a la clase media, siendo como es un actor clave en la generación de opinión pública, en el cohesionamiento de la estructura social”. Menospreciar a la clase media conlleva el riesgo de empujar a algunos sectores de la clase media a posiciones ultraconservadoras”.

Militancia obligatoria de las autoridades designadas

El nuevo estatuto del Movimiento Al Socialismo (MAS) incorpora todo un capítulo sobre las “autoridades designadas”. Allí, como el apunte final a los “deberes” (artículo 67) sin rastro de ninguna excepción se establece que “todas y todos deben ser militantes del Movimiento Al Socialismo-Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP)”: “No existe la figura de autoridades neutrales ni independientes en los cargos de designación a nivel nacional, departamental, regional y municipal, todos y todas deben ser militantes del MAS-IPSP”.

En el mismo artículo 67, que consta de tres puntos, no deja de llamar la atención su segundo punto. La autoridad designada, servidora y servidor público, deberá “coordinar y articular actividades de gestión política con el Comité Ejecutivo de la Dirección Nacional, las direcciones departamentales, regionales, municipales y sectoriales y las organizaciones sociales en su conjunto”.

Siempre en el marco de su nuevo estatuto orgánico, si el militante del MAS tiene 11 derechos, son 24 sus deberes. En la lista de derechos (Artículo 60) destacan: elegir y ser elegidos para cargos de dirección orgánica; expresar libremente las opiniones y “críticas constructivas”, tanto sobre problemáticas nacionales como en “asuntos internos”; denunciar el transfugio político.

En la parte de los deberes (Artículo 61), se tiene por acciones obligatorias: acatar disciplinadamente las instrucciones de sus dirigentes; respetar la equidad de género; cumplir regularmente con los aportes anteriormente establecidos; defender la revolución democrática y cultural en todos los escenarios; mantenerse atento y sensible ante las tergiversaciones y rumores infundados respecto a la política de la revolución democrática y cultural; defender el principio de solidaridad consecuente con todos los que luchan por la liberación nacional; mantenerse vigilante contra cualquier manifestación o hecho que perjudique maliciosamente los fines del MAS-IPSP; y, preservar la cohesión y unidad del MASIPSP, entre otros deberes”.

El caso de Evo Morales y el MAS es especial en el estatuto orgánico. Entre los 15 principios partidarios (Artículo 6) por los que se rige el partido, se halla el “respeto al liderazgo nato”.

Junto a los principios Antiimperialismo, Anticolonialismo, Memoria histórica, Democracia interna, Igualdad y Equidad de género o Despatriarcalización, se consagra a Morales como líder nato:

“15. Respeto al liderazgo nato: la militancia del MASIPSP ratifica el respeto al liderazgo nato del hermano Evo Morales por los grandes logros, avances y saltos cualitativos que realizó a nivel nacional, dignificando a Bolivia en el contexto internacional como líder del Movimiento Al Socialismo-Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos”, destaca en su página 10 el nuevo estatuto.

(*)Iván Bustillos es periodista de La Razón.

ENLACE DE LA NOTA:

https://www.la-razon.com/politico/2022/01/16/mas-debilidad-interna-en-pleno-poder/