Los 800 fantasmas y los piratas municipales

Por Marcelo Ticona /OPINION/ Cochabamba.- El nuevo “destape” de corrupción, que se dio en uno de los municipios más grandes del país, genera indignación tanto en círculos políticos como en la ciudadanía. Se comenta que dicho acto de corrupción hubiera financiado la asonada de octubre-noviembre de 2019 y otros aspectos.

Pero analizando esa corrupción y con calculadora en mano, podemos analizar los siguientes aspectos: el salario mínimo en Bolivia es de 2.164 bolivianos, suponiendo que solo son 800 ítems con sueldos de ese valor, tendríamos que mensualmente se desfalca al municipio de Santa Cruz de la Sierra 1.731.200 millones, monto muy superior al presupuesto que dicho municipio destina (anualmente) al programa “Desarrollo Económico y Promoción de Empleo” que alcanza a 1.095.749 bolivianos. Tal vez sea uno de los aspectos con el que tropieza la comuna en lo que se refiere a la reactivación económica.

Con los valores precitados, tenemos que anualmente el desfalco llega a 20.774.400 de bolivianos, comparado con el presupuesto total anual de los municipios “pequeños” tenemos, por ejemplo, que la Alcaldía de Moro Moro tiene un presupuesto anual de 2.428.601, vale decir la décima parte del desfalco. Ese municipio se sentiría feliz si contara con la mitad de la corrupción; el municipio de Fernández Alonso tiene un presupuesto total de 15.015.835 de bolivianos; asimismo, dentro el presupuesto del municipio cruceño se pretende obtener un crédito de la cooperación alemana de 11.780.000.

Podríamos pasarnos más de un día enumerando las comparaciones de dicha corrupción, sin embargo, se tendría que investigar la participación de todas las autoridades y funcionarios que hubieran participado y la utilización y fines que pudieran haber financiado, por ejemplo, campañas electorales de municipios y gobernaciones, con el fin de ocupar los cargos de recursos humanos para replicar lo hecho en el municipio de Santa Cruz.

Propuestas políticas de nuevas formas de gobiernos, tales como el federalismo o la “profundización” de las autonomías, nos hacen sospechar o por lo menos pensar, si es que detrás de dichas alternativas no se tiene por objetivo principal intereses económicos que beneficien a unas cuantas personas y/o familias cruceñas; el convencer a la población que el centralismo es dañino y perjudicial para el desarrollo regional cae estrepitosamente por estos actos de corrupción.

Es evidente que la corrupción no tiene ideología, pero también es evidente que algunas autoridades disfrazan sus intereses con reivindicaciones municipales, regionales, departamentales y nacionales. No olvidemos al triste celebre exministro de gobierno Murillo, quien se llenaba la boca indicando que habían derrocado la dictadura corrupta de 14 años y no tardó ni 11 meses en implementar un negociado que fue descubierto por uno de sus principales aliados EEUU. Tampoco olvidemos lo que profesaban que se despilfarró 14 años de bonanzas en canchitas en vez de construir hospitales y equiparlos, y a los 3 meses compraron respiradores con sobreprecios y también adquirieron barbijos a un costo cercano a los 8 bolivianos.

Ojalá que estos actos de corrupción no tengan otras ramificaciones. Se habla mucho de las comisiones en obras municipales y departamentales. Para una mayor transparencia, estas autoridades deberían solicitar un control más estricto por parte de las instituciones como la Contraloría o la Unidad de Transparencia.

 

FUENTE: https://www.opinion.com.bo/opinion/marcelo-ticona/800-fantasmas-piratas-municipales/20211212201549846841.html?f