Por Iván Bustillos /LA RAZON.- El exvocal electoral Antonio Costas, tras ser detenido en octubre de 2019, fue llevado a un recinto policial; allí, enmanillado, sufrió un “callejón oscuro”. A su colega Idelfonso Mamani, contagiado con el COVID-19, simplemente se le quitó sus medicamentos.
Estas fueron algunas de las penosas circunstancias que revelaron las dos autoridades del Tribunal Supremo Electoral (TSE) de 2019, entrevistados en el programa por streaming de La Razón Piedra, papel y tinta.
Los dos, junto al resto de los vocales del TSE de entonces, fueron acusados de delitos electorales con base en el polémico Informe Preliminar de Auditoría de la Organización de Estados Americanos (OEA), después de la elección del 20 de octubre de 2019.
Costas relató que fue detenido un domingo por la noche en su domicilio. Fue enmanillado desde su casa. En vez de llevarlo a la Fiscalía, como correspondía, lo trasladaron al Comando de la Policía para exhibirlo, junto con los vocales detenidos, ante los medios de comunicación.
Fue en el recinto policial que tuvo que pasar por el “callejón oscuro”, dos filas paralelas que forman las personas haciendo un callejón por el cual tiene que pasar la víctima bajo los golpes que le propinan desde ambos lados.
“Abuso. ¿Tú sabes lo que es el callejón oscuro, no? Yo soy una persona de 64 años. Estaba ahí ese grupo de policías que parecían las tortugas ninja… A mí me hubiera gustado, al que me estaba dando un golpe, contestarle, pero no podía, estaba agarrado (enmanillado); me golpearon”, contó Costas sobre lo que le pasó.
Medio en broma, medio en serio, el ingeniero Costas contó a Piedra, papel y tinta que siendo su persona el impulsor de la biometrización del padrón electoral, vio cómo de humillante era el acto del prontuariado del detenido.
“Debemos ser tal vez de las personas que más veces hemos entregado nuestras huellas biométricas. En todos los lugares que pasábamos, nos hacían ese procedimiento, tan humillante, de prontuariarnos; en las celdas, en la FELCC (Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen)”.
Idelfonso Mamani, por su parte, reveló un hecho que no se conocía: antes de la elección (18 de octubre), tanto fuera del órgano electoral como en sus domicilios, los vocales eran objeto de hostigamiento. “El Tribunal ha estado cercado, los domicilios de los vocales han estado cercados”.
Lo que Mamani deplora es la saña con que las autoridades judiciales, fiscales y policiales trataron a los vocales del TSE, la máxima instancia del Órgano Electoral Plurinacional (OEP), el cuarto órgano de poder del Estado.
“Para los exvocales, se eliminó cualquier garantía constitucional. Durante la audiencia cautelar, por ejemplo, a mí no me permitieron ni hablar, apenas dos palabras; pero los acusadores eran toda la sala, que gritaban, insultaban”.
Mientras Costas estuvo en el penal de San Pedro tres meses, logrando su detención domiciliaria el resto de 2020, Mamani estuvo recluido en dicho centro penitenciario paceño durante un año.
Ambas autoridades fueron contagiadas con el COVID-19. Lo peor fue para Mamani. Contagiándose en junio (2020), el exvocal, “gracias a Dios, simplemente”, logró salir del penal a un hospital; empezando a recuperarse, por la falta de camas que había, decidieron derivarlo a un centro de recuperación, munido más bien de un lote de medicamentos para su recuperación; pero fue ahí que empezó su calvario.
“Me están llevando al centro de recuperación, pero los del gobierno, seguramente, se enteran y antes de que termine de sentarme en el centro de aislamiento, con un grupo de patrullas, me conducen al penal. Para ingresar al penal, me quitan todo el medicamento, la lista que tenía que comprar luego; me meten a una celda de castigo, de puro cemento, que no tiene ni cama ni nada”.
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