Por Julieta Paredes Carvajal / LA RAZON.- El retiro del proyecto de una ley pensada para no dejar a narcos, terroristas y empresarios lavar dinero mal habido, no creo que haya que tomarlo como una derrota. Necesitamos ahora denunciar a todos y todas las que se opusieron. Cierto, hizo falta socialización, pero también hizo y hace falta formación política. Gobernar no solo es administrar, fundamentalmente es ser consecuente con los objetivos históricos del pueblo y eso se hace con un pueblo que además defienda el proceso de cambio en las calles, con masivas movilizaciones, con la claridad política de los intereses en juego. Necesitamos también crear discursos y narrativas que evidencien lo que sentimos, lo que soñamos y eso se logra con la formación política. El Gobierno podría apoyar esas tareas a la par que administra un Estado colonial, capitalista, burgués, neoliberal, machista y racista que aún no lo derrotamos.
Los fascistas y neonazis desperdigados por todo el país han demostrado históricamente que son incapaces de la autocrítica y el reconocimiento de un error, un delito y un fracaso, como el fallido paro del 11 de octubre. Es cómico verles repetir y repetir lo mismo, no tienen discurso, por eso quienes persisten en la mentira de que en 2019 hubo un levantamiento ciudadano y no un golpe de Estado, son gente que no va a cambiar y son peligrosos y peligrosas para la libertad, la participación política y la construcción del vivir bien.
Eso es un facho, un fanático o una fanática dispuesta a matar, no tiene credo, tiene obsesión con una idea y por eso es peligroso, porque no hay diálogo posible. Entonces los discursos de “la unidad en la diversidad”, “de caminar juntos sin que nadie se quede atrás”, etc., son inútiles. Los fachos son janiwas y never in di laif, no van a cambiar en su vida terrenal.
Tenemos una dura batalla en las calles, en los minibuses, en las filas del banco, en todo espacio donde manifiesten su perorata violenta, mentirosa, con mensajes de odio que lastiman a nuestro pueblo. Tenemos que continuar dando batalla, ya no tenemos que callarnos. Pues si nos callamos por temor a que digan que los “masistas” son violentos o que el gobierno del MAS manda a gente violenta, pues la experiencia es que en 2019 no salimos a disputar ni las calles, ni los discursos violentos, racistas y fascistas. Obedecimos a regañadientes que había que respetar sus pititas que bloqueaban el trabajo y la vida.
Hoy no, ya no nos paralizamos, ya aprendimos, vamos a seguir nuestra intuición, vamos a defender el proceso de cambios camino al vivir bien de la humanidad y de la madre y hermana naturaleza. Es nuestro proceso, no es de un partido ni de un jefe, ni de un gobierno, todo esto va a servir si como pueblo estamos organizados y organizadas. Serán las asambleas las que van a dar tareas, van a dar las líneas de la política pública. Mandar —al Gobierno, a los jefes, al partido— cumplir tareas necesarias y fundamentales para nuestro proceso revolucionario.
Julieta Paredes Carvajal es feminista comunitaria.
Debe estar conectado para enviar un comentario.