Por Carlos Corz /LA RAZON/ La Paz.- Durante la presentación del libro ‘El fraude de la OEA y el Golpe de Estado en Bolivia’, el vicepresidente David Choquehuanca cuestionó se hable de “persecución política” cuando se busca justicia y sostuvo que “alguien tiene que responder” por los hechos de violencia, muerte y corrupción en el gobierno de Jeanine Áñez.
“Alguien tiene que responder sobre las muertes, alguien tiene que responder sobre las torturas, el informe del GIEI ha dicho que durante el golpe de Estado ha habido tortura, violación de derechos humanos, masacres, hubo racismo, alguien tiene que responder, no solo hubo eso, sino también corrupción”, recordó.
Los criterios fueron expresados en la presentación del libro ‘El fraude de la OEA y el Golpe de Estado en Bolivia’, escrito por el exministro César Navarro. En el libro se hace un repaso de lo sucedido en 2019 y sobre el papel de la Organización de Estados Americanos (OEA) bajo la dirección de Luis Almagro.
Un informe preliminar del organismo denunció un fraude electoral que agravó la protesta cívica liderada por el hoy gobernador Luis Fernando Camacho, que ya hablaba de fraude. A eso se sumó el motín policial y la “sugerencia” militar de dimisión a Morales que, finalmente, ocurrió el 10 de noviembre de 2019.
Tomó el poder Jeanine Áñez, resultado de una reunión extralegislativa con la participación de la Iglesia Católica, la Unión Europea, políticos y cívicos. Poco después de que tomó el gobierno ocurrieron las masacres de Sacaba y Senkata con una veintena de muertos y decenas de heridos de bala entre sectores sociales que respaldaban a Morales.
“Alguien tiene que responder, no puede quedar en la impunidad, ha habido muertos, alguien tiene que responder sobre los hechos en Sacaba, Pedregal, Senkata, en Santa Cruz”, insistió y descartó que los procesos abiertos contra los posibles responsables tengan un tinte de “persecución política” como denunció la oposición.
Por Sacaba y Senkata hay militares encarcelados. Áñez, dos de sus exministros y parte de la cúpula militar de ese entonces están en la cárcel acusados por el caso golpe de Estado.
Navarro dice que en 2019 la Iglesia ‘bendijo’ la violencia y represión
El exministro apuntó a que el “golpe” de 2019 tuvo “múltiples características neofascista” y que no solo buscó el derrocamiento del Gobierno, sino también el intento de eliminación física de hombres y mujeres.
El exministro de Minería César Navarro durante la presentación de su libro.
Por Paulo Cuiza /LA RAZON.- En la presentación del libro “El fraude de la OEA y el Golpe de Estado en Bolivia”, el exministro de Minería César Navarro sostuvo que la Iglesia Católica, en 2019, bendijo la violencia y la represión en Bolivia, y que un “grupo de poder” dirigió la represión que tuvo bajo su mando a las Fuerzas Armadas y a la Policía Boliviana.
“Ese poder simbólico que estuvo en los cabildos en Santa Cruz bendiciendo los actos de violencia que anunciaba a los cuatro vientos (Luis Fernando) Camacho, ese poder simbólico se llama Iglesia que invitó a la derecha, a la ultraderecha y también convocó a diplomáticos de Brasil, de la Unión Europea, de España y no lo decimos nosotros, lo dijo la Iglesia en su memorándum”, sostuvo.
El exministro apuntó a que el “golpe” de 2019 tuvo “múltiples características neofascista” y que no solo buscó el derrocamiento del Gobierno, sino también el intento de eliminación física de hombres y mujeres.
En su discurso de presentación de su libro, Navarro recordó que en un encuentro en La Habana, Cuba, en octubre de 2019, los presidentes de Venezuela, Nicolás Maduro, y de Cuba, Miguel Diaz-Canel, preguntaron sobre quién fue el que invitó a la Organización de Estados Americanos (OEA) para que ejecute una auditoría al proceso electoral del 20 de octubre de 2019, elecciones que fueron luego anuladas.
“Él nos preguntaba quién fue el iluminado de invitar a la OEA”, dijo Navarro al recordar las palabras de Maduro. Evocó que Diaz-Canel cuestionó sobre quiénes fueron los responsables de invitar “a los que crearon los elementos centrales para justificar no simplemente la interrupción de nuestro proceso”.
El exministro sostuvo que desde el domingo 10 de noviembre, Bolivia vivió un “Estado de sitio de facto” porque los militares coparon Bolivia bajó las órdenes del “grupo de poder” que se arrogó el poder político en el país.
“Ese grupo de poder que buscó al represión sistemática estaba sentada en una universidad privada y los militares y policías subordinados a ese grupo de personas que se arrogaron el poder”, apuntó.
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