Por Rubén Atahuichi / LA RAZON.- Hay una segunda parte del video en el que Luis Fernando Camacho admite que su padre “cerró” con militares y policías la caída de Evo Morales en 2019: transó con “un minero” —que le ofreció “6.000 mineros llenos de dinamita”— tumbar al presidente.
La develación aparece en el video completo en el que el entonces presidente del Comité pro Santa Cruz —durante un acto de descubrimiento de un mural en su honor, en diciembre de 2019— contó detalles de su llegada a La Paz, su pacto con las Fuerzas Armadas, la Policía Boliviana y un dirigente minero en su afán de buscar la caída del presidente Morales.
“Cuando cerramos con todo y el día sábado, antes de que renuncie Evo Morales, dice el tipo ‘júntame a toda la gente, a todos los cívicos en la puerta del hotel, voy a dar la cara’. Hasta ese momento solo había hablado conmigo. Ya tenía 6.000 mineros llenos de dinamita para entrar y sacar a Evo Morales”, se le escucha contar.
Camacho fue el factor clave de la caída de Morales luego de un presunto fraude electoral, un paro de 21 días, de un motín policial, de la sugerencia de renuncia presidencial presentada en conferencia de prensa por las Fuerzas Armadas y del sorpresivo pedido de dimisión del mandatario planteado por el secretario general de la Central Obrera Boliviana (COB), Juan Carlos Huarachi.
En su relato, el ahora Gobernador de Santa Cruz recuerda cómo —cuando fue devuelto a su ciudad luego de su intento de ingresar a La Paz, el 5 de noviembre de 2019— acordó con “un minero” “tumbar” al presidente Morales.
“La charla fue larga y me dice: ‘Yo te voy a tumbar a Evo Morales, pero prométeme ser presidente’. Yo le dije: ‘Ahorita primero recuperemos la democracia. No, yo te garantizo que lo vamos a tumbar. Pero… Ya, ok, te prometo’. Nos fuimos y dice: ‘Va a haber quilombo en el aeropuerto, pero vas a poder entrar’. Dicho y hecho”, dice Camacho en la grabación.
Luego de porfiar dos veces antes (el 29 de octubre y el 4 de noviembre), el entonces líder de las movilizaciones llegó el 6 de noviembre a La Paz. En medio de fuertes medidas de seguridad se trasladó al hotel Casa Grande, de la zona de Calacoto, donde instaló su cuartel y donde al mediodía del 11 de noviembre recibió a la senadora Jeanine Áñez, quien, al día siguiente, se proclamó presidenta en una Asamblea Legislativa sin quórum ni asistencia de la bancada de dos tercios del Movimiento Al Socialismo (MAS).
Camacho cuenta que el hombre con quien definió tumbar a Morales lo abordó el día que los militares lo devolvieron a Santa Cruz. “Me dice: ‘Yo he estado en El Alto, yo fui el que organicé para que no entres’. Se vino acá a Santa Cruz. ‘Te íbamos a hacer como a Túpac Katari, te íbamos a soltar en plaza Murillo. Ese era el fin. Pero me intriga por qué estabas dispuesto a morir (porque rompieron vidrios, se estaban entrando)’. Yo se lo expliqué y el tipo me dice: Nosotros no queremos que Evo Morales sea presidente, pero a que Carlos Mesa sea presidente, yo prefiero a Evo Morales’. Y ahí me entero cuál era el problema, y era lo de Octubre Negro”.
Sin embargo, recuerda que para cumplir con el acuerdo había condiciones que cumplir, aunque no aclara el tipo de apoyo. “Entonces, me dice: ‘Yo necesito, por favor, que me des las condiciones para poder trabajar’. Se le dio las condiciones, se le dio lo que necesitaba y el tipo se fue a trabajar y comenzó a traerme a la gente: llegaron los Ponchos Rojos, los interculturales”, recuerda Camacho.
De acuerdo con la memoria de Camacho, ese minero jugaba a dos bandos. “Y me dice (ese sábado): ‘Me llamó Evo Morales en la mañana para pedirme que resguarde la plaza Murillo porque los militares le habían dado la espalda y los policías igual.
El otrora líder cívico continúa: “Le dije que no. ‘Y eso es una guerra de Evo Morales; necesito sacarle hoy, porque si no, los militares van a venir por mí’. Le dije: ‘No, no se preocupe, hablé con los militares, con el general, me dijo que no iban a salir’”.
A finales de 2019 causó repercusión la publicación de la primera parte del video de marras. “Fue mi padre que cerró con los militares para que no salgan”, dice el ahora Gobernador cruceño.
“Con la Policía, de la misma manera, fue mi padre. Cuando pudimos consolidar que ambos no iban a salir, fue que dimos las 48 horas (de plazo)”, insiste.
En el cabildo multitudinario del Cristo Redentor del 2 de noviembre, el entonces presidente del Comité pro Santa Cruz arengó que el “punto final” de Morales será el 4 de noviembre, por eso es que conminó al mandatario a renunciar en un plazo de 48 horas.
Ese día, Camacho invocó a las Fuerzas Armadas, a las que les pidió que “deben estar al lado de su pueblo” y no dejarse amedrentar.
Recuerda que al aclararle al minero que los militares no iban a salir a las calles, éste se mostró tranquilo, aunque lo desafió a tumbar a Morales. “Se quedó tranquilo, me dice: ‘Te doy hasta el domingo; si el domingo no se va, el lunes le saco yo con dinamita”.
“Ese minero, realmente, fue la cereza para que se vaya Morales”, se jacta Camacho en el video.
PROTESTAS. La mañana del sábado 9 de noviembre, 2.500 mineros afiliados a la Federación de Cooperativas Mineras de Potosí partieron rumbo a La Paz con el objetivo de sumarse a las protestas contra el gobierno de Morales, según reportes de los medios.
El informe del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) cuenta que la mañana de ese día una caravana de 11 buses fue bloqueada en Caracollo y atacada luego en Vila Vila.
Entonces, La Razón reportó 37 heridos y 14 rehenes.
Al día siguiente, la situación había empeorado. El informe preliminar de la Organización de Estados Americanos (OEA) sobre las elecciones del 20 de octubre y los conflictos, decantaron la renuncia de Morales, quien comunicó su decisión junto al vicepresidente Álvaro García en un video desde Chimoré.
“Todos, Ponchos Rojos, interculturales y su propia gente de Conamaq (Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu), pidieron su renuncia”, recuerda Camacho en la grabación.
Ahora, el otrora líder cívico debe rendir cuentas ante la Justicia. La exdiputada del MAS Lidia Patty lo acusa de sedición, terrorismo y conspiración en el llamado caso Golpe de Estado. Ayer hizo saber que asistirá a la citación, en calidad de denunciado, a una declaración en La Paz, expedida por el fiscal Omar Mejillones.
Camacho acusado: su papel en la crisis poselectoral de 2019
Nacional. El Gobernador fue citado a declarar en el caso Golpe de Estado
2019. Luis Fernando Camacho irrumpió el 10 de noviembre el Palacio Quemado.
El gobernador Luis Fernando Camacho deberá rendir cuentas esta semana por su papel en la crisis de 2019: invocación a la Policía y a las Fuerzas Armadas, sugerencia de sustitución de Evo Morales e irrupción en el Palacio Quemado, entre otras acciones.
Entonces presidente del Comité pro Santa Cruz, fue uno de los protagonistas principales de las movilizaciones y las actuaciones que terminaron con la renuncia del presidente Evo Morales. el cabildeo extralegislativo de la Universidad Católica que definió la sucesión presidencial y la proclamación de la entonces senadora Jeanine Áñez.
Casi un año después de presentada la denuncia por la exdiputada del Movimiento Al Socialismo (MAS) Lidia Patty, el 30 de noviembre de 2020, el fiscal del caso Golpe de Estado, Omar Mejillones, emitió la orden de citación, en calidad de denunciado, para la declaración de Camacho, a las 09.00 del jueves 7 en la Fiscalía de La Paz.
“No lograrán amedrentarnos. Seguiré trabajando por mi pueblo con el amor de siempre”, escribió en Twitter el Gobernador el viernes, cuando supo de la citación.
El sábado, el ministro de Justicia, Iván Lima, había cuestionado que la defensa de Camacho evite, con “chicanas inapropiadas”, la notificación.
Sin embargo, el secretario de Justicia, Efraín Suárez, replicó ayer a la autoridad, según citó el diario cruceño El Deber: “Lamento que el ministro de Justicia asuma un papel de vocero del Ministerio Público, lo cual confirma que estamos ante un hecho político y no de justicia”.
Afirmó que Camacho “irá donde se lo convoque, porque sabe que tiene que contar la verdad”.
Elegido presidente del Comité pro Santa Cruz en febrero de 2019, aquél tomó notoriedad política durante los incendios de septiembre y octubre, cuando incluso organizó brigadas para la expulsión de “avasalladores” de las zonas cruceñas afectadas.
Sin embargo, cobró papel protagónico cuando la noche del 21 de octubre, un día después de las cuestionadas elecciones del domingo 20, convocó a un paro. Secundó a Carlos Mesa, entonces candidato presidencial de Comunidad Ciudadana (CC), quien calificó a los comicios como un “fraude escandaloso”.
Poco a poco las protestas se extendieron desde Santa Cruz, epicentro de Camacho, hacia otras ciudades del país.
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En un primer cabildo multitudinario en el Cristo Redentor de la capital oriental, el dirigente desafió a Morales, prometió un “punto final” y conminó al mandatario a renunciar en 48 horas. Fue la primera afrenta al gobernante, a quien comenzó a llamar “tirano” y “dictador”, entre otros adjetivos.
Incluso, esa noche invocó a las Fuerzas Armadas, a las que les pidió que “deben estar al lado de su pueblo” y no dejarse amedrentar.
Al día siguiente, en otra concentración cívica, aumentó el reto: planteó una sucesión más allá del mandato de la Constitución. “No queremos a (Álvaro) García Linera, no queremos a los presidentes del Senado y de Diputados. Queremos que asuma, como tiene que ser, la decana de Tarija de la Corte Suprema (ndR: María Cristina Díaz Sosa), la única que no es masista”, arengó el dirigente.
Al no conseguir su propósito, en otro mitin multitudinario, el 4 de noviembre, ahondó las medidas de protesta: “paralizar desde las cero horas del 5 de noviembre todas las instituciones estatales y las fronteras de Bolivia”.
Esa misma noche llegó a La Paz con la prometida carta de renuncia de Morales redactada por él mismo. Impedido por detractores, salió del aeropuerto de El Alto a través de un hangar militar hacia La Paz, ayudado por policías. Al día siguiente tuvo que retornar a la ciudad de Santa Cruz.
Luego de porfiar dos veces, el miércoles 6 de noviembre, Camacho pudo llegar a La Paz. En medio de fuertes medidas de seguridad se trasladó al hotel Casa Grande, en la zona Sur de La Paz, que se convirtió en su cuartel.
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Esa noche, Mesa quiso abordarlo pero el dirigente lo ignoró, al considerar que el movimiento debe abstraerse de políticos.
Al día siguiente, el líder cívico se arropó en la Asociación Departamental de Productores de Coca (Adepcoca), donde participó de un mitin junto a otros líderes de las protestas, como Marco Pumari y el entonces rector de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), Waldo Albarracín. “El ministro de Gobierno (Carlos Romero) dejó hasta horas de la noche una ventanilla para que pueda entregar la carta, pero esta carta no será entregada en ninguna ventanilla, será de manera pública a Morales en el Palacio Quemado”.
El viernes 8 de noviembre estalló el motín policial en gran parte del país, cuatro días después de la convocatoria de Camacho. “Hemos aprobado darle las condiciones a la Policía, y eso da tranquilidad al pueblo de que sus instituciones están con él”, arengó el 4 de noviembre al pedir la aprobación de un pliego en el cabildo.
“Hay un pedido importantísimo que antes de iniciar (el cabildo) podemos comprometernos con dos instituciones que han sido estropeadas por este gobierno y que no quieren salir a las calles”, dijo también con relación a las Fuerzas Armadas.
Más tarde, en diciembre, en un video que se hizo viral, Camacho admitió que su padre, José Luis, pactó con militares y policías para que reprimieran a los manifestantes. “Fue mi padre que cerró con los militares para que no salgan”, se le escucha decir.
Cuando terminó el paro con la renuncia de Morales, el 10 de noviembre, el líder cívico volvió a desafiar. Pidió la renuncia de toda la sucesión constitucional y sugirió “una junta de gobierno transitorio conformada por notables de toda la población”.
Esa tarde irrumpió en el Palacio de Gobierno, donde plantó la tricolor, la carta de marras y la Biblia. Iba acompañado de Pumari y el abogado Eduardo León.
Luego fue parte, a través de su abogado Jerjes Justiniano, de las reuniones extralegislativas que en la Universidad Católica definieron la sucesión de Áñez. Justiniano, como otros acólitos de Camacho, formó parte del nuevo gobierno.
Algunas frases de Camacho en la crisis poselectoral de 2019
- Tiene 48 horas para renunciar, porque el día lunes, a las siete de la noche, aquí mismo vamos a tomar determinaciones 2 de noviembre
- Yo, personalmente, voy a llevar esta carta a La Paz; llegaré sin armas, solo con la Biblia en la mano derecha y la carta de renuncia 4 de noviembre
- Queremos que asuma, como tiene que ser, la decana de Tarija de la Corte Suprema (ndR: María Cristina Díaz Sosa), que no es masista 3 de noviembre
- (Al irse Morales, debemos) dar lugar a una junta de gobierno transitorio conformada por notables de toda la población 10 de noviembre
- Algo le voy a decir al señor (Luis) Arce: no se olvide cómo salió Evo Morales, que aprenda a respetar nuestras instituciones. 20 de febrero
- Esto sí les va a gustar (a los masistas): primero, como es su sueño encarcelarme, sepan que yo no voy a huir del país 24 de septiembre
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