Por Rubén Atahuichi / LA RAZON / 14/06721.- Jeanine Áñez acaba de vincular a Carlos Mesa con su sucesión y develar que éste impidió que Adriana Salvatierra u otros senadores del MAS asuman el poder en noviembre de 2019. Entonces, el expresidente se convirtió en el factor clave de la transición.
En su declaración ante la comisión de fiscales, el 8 de junio reciente, la exmandataria transitoria recordó que Mesa, entonces candidato perdedor de las luego anuladas elecciones del 20 octubre, objetó la sucesión de la senadora del Movimiento Al Socialismo (MAS) y de otros correligionarios suyos, aunque había dicho que esa “sucesión debería ser constitucional y que no aceptaría ninguna sucesión constitucional”.
“Luego, el señor Carlos Mesa realiza una declaración en una radio mencionando que no aceptaría la sucesión de Adriana Salvatierra”, contó Áñez, detenida en la cárcel de Miraflores y ahora acusada también de resoluciones contrarias a la Constitución y las leyes, además de presuntos delitos de sedición, terrorismo y conspiración, a instancias de la exdiputada del MAS Lidia Patty.
Nada más al saberse de la renuncia de Evo Morales, el 10 de noviembre de 2019, el candidato de Comunidad Ciudadana (CC) dijo que la sucesión presidencial debía estar a cargo de “alguien que no sea del MAS”, como también recordó Áñez en su declaración ante los fiscales.
Mesa rozó entonces la segunda vuelta y en esa condición se convirtió en uno de los principales líderes de oposición y, así, en uno de los actores clave del quiebre institucional de entonces en al menos nueve momentos.
Primer momento, el TREP. Al paralizarse la Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP), la noche del 20 de octubre, el expresidente protestó por la falla del sistema, una transmisión de actas de votación paralela al cómputo oficial, aunque no vinculante.
Al día siguiente, en conferencia de prensa llamó a movilizaciones y vigilias en el país, “para estar en todos los tribunales electorales con la fuerza de la gente”. Consideró que la paralización del TREP pretende “bloquear la segunda vuelta”.
Fue el primer momento del protagonismo de Mesa en la crisis poselectoral. Denunció en la noche en la ciudad de Santa Cruz un “fraude escandaloso”.
En coincidencia con esas declaraciones, también esa noche, el entonces presidente del Comité Cívico pro Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, anunció movilizaciones. “Mañana, a las 12.00 del día, empezamos a parar este país”, arengó en un primer cabildo en la Feria Exposición de Santa Cruz (Expocruz).
Fue el inicio de la revuelta, que tres semanas después terminaría con la renuncia de Morales.
Segundo momento, la advertencia de Mesa. Una semana después, cuando las protestas se habían extendido en el país, una multitudinaria protesta tomó la avenida Costanera de La Paz. Allí, Mesa denunció que Morales y el vicepresidente Álvaro García lo acusaban de generar violencia.
Se declaraba otra vez víctima de las presuntas irregularidades en las elecciones. “Debo decirles que aquí estoy: ¡O voy preso, o voy a la presidencia!”, gritó con euforia ante la multitud.
Tercer momento, apoyo a Camacho. El 6 de noviembre, Mesa buscó a Camacho en el aeropuerto de El Alto. Para entonces, el líder cívico había logrado paralizar el país y porfiaba por tercera vez en llegar a La Paz, esta vez a dejar la carta de renuncia de Morales que él mismo redactó.
Sin conseguir su propósito, el candidato presidencial esperó al líder cívico hasta las 19.30 de ese día. “La Policía me bloqueó e impidió que me acercara a LF Camacho en el momento de su llegada al aeropuerto. Denuncio esta vulneración a mis derechos ciudadanos” (sic), justificó en su cuenta de Twitter.
Camacho prefirió propiciar las movilizaciones “sin políticos”. Pero a las 21.11, en la plaza Uyuni de La Paz, Mesa apareció junto a su acompañante de fórmula, Gustavo Pedraza, y el expresidente Jorge Quiroga para decir que no estaba en el aeropuerto, esto ante el supuesto acoso de los masistas en El Alto.
Cuarto momento, anulación de elecciones. De reclamar su derecho a una posible segunda vuelta, Mesa pasó a plantear la anulación de las elecciones. En una entrevista con el diario español El País, publicada el 23 de octubre, decía: “La segunda vuelta debe realizarse porque legítimamente votó el pueblo boliviano!”.
Sin embargo, días después, el 3 de noviembre, CC y Mesa cambiaron de posición: “La mejor solución a esta crisis, en las actuales circunstancias, es una nueva elección, administrada por un nuevo órgano electoral imparcial y con la observación rigurosa de la comunidad internacional”.
Se esperaba que la declaración abunde sobre las declaraciones de Camacho, un día antes en un cabildo multitudinario en el Cristo Redentor de Santa Cruz, cuando había invocado la participación de las Fuerzas Armadas en las movilizaciones, “para estar al lado de su pueblo”.
Quinto momento, pedido de renuncia. El domingo 10 de noviembre, Mesa pidió la renuncia de Morales y García, de quienes dijo que “no están en condiciones” de presidir nuevas elecciones. “Creemos que ésta es una decisión que debe tomar el presidente Morales; si le queda un ápice de patriotismo, debería dar un paso al costado”, dijo.
Morales, muy temprano ese día, había anunciado nuevas elecciones, “incorporando a nuevos actores políticos”, y la elección de un nuevo Tribunal Supremo Electoral (TSE), con el fin de bajar las tensiones y pacificar el país.
Esa madrugada había intentado comunicarse con el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, quien se había anticipado a difundir el informe preliminar sobre los comicios del 20 de octubre, en el que la misión de observadores había hallado “graves irregularidades”.
Acto seguido, Almagro sugirió la continuidad del mandato de Morales.
Sexto momento, reuniones extralegislativas en la UCB. Mesa jugó un papel central en las negociaciones propiciadas por la Iglesia Católica y la Unión Europa (UE) inmediatamente después de la renuncia de Morales.
Allí hizo saber que no apoyará una eventual sucesión de Salvatierra, que había renunciado a la presidencia de la Cámara de Senadores de forma verbal. Áñez contó detalles de esa cita en la Universidad Católica Boliviana (UCB).
Ni Salvatierra ni otro senador del MAS estaban consignados entre las posibilidades. “Se dice que en la reunión se propuso que debía elegirse como presidente interino a un senador con experiencia, a lo que Carlos Mesa indica que la sucesión debería ser constitucional y que no aceptaría ninguna sucesión inconstitucional”, contó la exmandataria.
Además, recordó que supo de una reunión previa en la casa de José Antonio Quiroga, en la editorial Plural, a la que presuntamente asistieron Salvatierra, el entonces ministro de Comunicación, Manuel Canelas, y Ricardo Paz, asesor de Mesa.
Ahí preguntaron a Mesa sobre esa posibilidad. “Quiroga llama al señor Carlos Mesa por teléfono para consultarle y éste le responde que la ciudadanía no aceptaría esa sucesión, (que) las protestas continuarían”, prosiguió Áñez.
Séptimo momento, la opción Áñez. Alejada la posibilidad de que alguien del MAS sea quien suceda a Morales, Mesa y CC impulsaron la proclamación de Áñez, entonces segunda vicepresidenta de la Cámara de Senadores, con el apoyo de los asistentes a la cita en la UCB, salvo las representantes del MAS.
El propio Ricardo Paz, asesor de Mesa, se encargó de llamar la tarde del 10 de noviembre a Áñez, que se encontraba en Trinidad (Beni), para proponerle la decisión. “Entre las 18.00 y 19.00 (era de noche) yo recibo una llamada de Ricardo Paz, que me pone en altavoz, me explica que ellos estaban en una reunión buscando una reunión”, dijo la exmandataria transitoria en su declaración ante el Ministerio Público.
Estaba decidida la situación. En una entrevista con Piedra, papel y tinta de La Razón, la exdirectora de la Unidad de Investigaciones (UIF) Teresa Morales contó que el 11 de noviembre, en la reunión de la UCB, Mesa preguntó a Salvatierra sobre qué le parecía Áñez presidenta. “’Yo no entiendo por qué me preguntan si ya la señora Áñez se está moviendo en la cápsula presidencial; seguramente ustedes habrán decidido cosas’”, citó Morales a la senadora.
Es más, al día siguiente, de nuevo en la UCB, Mesa preguntó a la legisladora del MAS si había presentado su renuncia. Morales contó que Salvatierra respondió que “solo en redes sociales”.
Octavo momento, garantías a la Asamblea. Al principio, Mesa propugnó una “sucesión constitucional” y también exigió garantías para el desarrollo de las sesiones con ese fin en la Asamblea Legislativa.
Ese 11 de noviembre, el expresidente instó a la Policía y a las Fuerzas Armadas a garantizar la seguridad de los legisladores del MAS para las sesiones de sucesión constitucional. Es más, pidió a la población no hostigar a los oficialistas.
Consideró que será importante que el MAS haga quórum en la Asamblea Legislativa. Ésta es “la única posibilidad de construir una sucesión democrática y una acción que esté bajo la norma constitucional para que el mundo no nos acuse de haber llevado un gran golpe de Estado”, justificó.
Noveno momento, la tesis del golpe. El 24 de enero de 2020, Áñez se proclamó candidata a la presidencia para las elecciones, inicialmente, del 3 de mayo. La decisión generó protestas y cuestionamientos de algunos políticos, en razón de que la mandataria había llegado al poder solo para llamar a nuevas elecciones.
Uno de ellos fue Mesa, que tres días después hizo un texto llamativo en su blog para cuestionar la candidatura de Áñez, que había formado la alianza Juntos con Samuel Doria Medina y Luis Revilla, entre otros.
“La tesis del golpe de Estado se basa en la idea de que quien lo dio usa la sucesión constitucional como una excusa para hacer realidad su verdadera intención: apropiarse del gobierno en el largo plazo como quien se apropia de un botín”, escribió el candidato de CC en un texto llamado Una decisión equivocada.
A cuatro días de la develación de Áñez sobre el papel de Mesa en la sucesión constitucional, por cuya acción el MAS y el Gobierno han comenzado un proceso político y judicial, el expresidente no se manifestó. El sábado, La Razón intentó infructuosamente con sus allegados una posición sobre el caso.
Mesa ya tuvo la experiencia de librarse del camino de la sucesión con otros políticos en 2005, cuando pidió a los entonces presidentes de las cámaras de Senadores, Hormando Vaca Díez (fallecido), y de Diputados, Mario Cossío, a resignar esa posibilidad para dar paso a la asunción del entonces presidente de la otrora Corte Suprema de Justicia, Eduardo Rodríguez Veltzé.
“Éste es un tiempo de renunciamientos, éste es un tiempo en el que el país no puede seguir apostando a la locura”, dijo el 7 de junio de aquel año.
La diferencia de entonces con el cambio de gobierno de 2019 fue que el viejo Congreso Nacional aceptó la renuncia de Mesa y, a la vez, posesionó a Rodríguez Veltzé.
NOTA ACLARATORIA: PLURINACIONAL INFO, CAMBIO EL TITULO DE LA NOTA PERIODISTA DE LA RAZON.
PUBLICACION ORIGINAL DE LA RAZON: https://www.la-razon.com/nacional/2021/06/14/nueve-momentos-carlos-mesa-fue-el-factor-clave-de-la-sucesion-de-jeanine-anez/
Jorge Ritcher: ‘Mesa es uno de los actores centrales del golpe de Estado’
El vocero presidencial Jorge Richter se refirió a las declaraciones de la expresidenta Jeanine Áñez, quien acusó al expresidente Carlos Mesa de haber objetado que la entonces presidenta del Senado Adriana Salvatierra tome el poder en 2019
LA RAZON.- El vocero presidencial Jorge Ritcher afirmó que las declaraciones de la expresidenta Jeanine Áñez muestran que el expresidente y jefe de Comunidad Ciudadana (CC) Carlos Mesa fue uno de los actores centrales del “golpe de Estado”.
“La señora Áñez dice la verdad, Carlos Mesa es uno de los actores centrales del golpe de Estado, porque el golpe de Estado está instalando en diversos momentos y con secuencias distintas que se van complementando unas a otras y con actores políticos particulares en cada una de esas secuencias”, afirmó.
Ante la Fiscalía, la exmandataria reveló el 8 de junio que Mesa objetó que la entonces senadora Adriana Salvatierra asuma el poder tras la renuncia de Evo Morales. “El señor Jorge Quiroga llama al señor Carlos Mesa por teléfono para consultarle (la sucesión de Salvatierra) y éste le responde que la ciudadanía no aceptaría esa sucesión, (que) las protestas continuarían”, reveló.
Para Richter, Mesa actuó en distintos momentos: “En una primera instancia trató de forzar una segunda vuelta y como esa situación no se pudo dar, lograr cambiar al Presidente del Estado, procedió a pedir nuevas elecciones posesionando un nuevo Tribunal Supremo Electoral (TSE) con personas que puedan responder de alguna manera a la intencionalidad, y luego una convocatoria a un nuevo proceso electoral, entendiendo que ese proceso electoral rápido podría ser acaso una réplica de la segunda vuelta que estaba solicitando y asegurarse la presidencia del Estado; pero por esta vía, algunos elementos no (le) salieron bien”.
“A medida que la señora Áñez va haciendo declaraciones y va expresando lo que ocurrió el 10, 11 y 12 de noviembre de 2019, nosotros vamos en silencio expectando cómo se reconfirma esto que a nosotros en un principio nos acusaban y querían degradar el pensamiento que exponíamos. En Bolivia hubo claramente un golpe de Estado”, insistió.
Áñez tomó el poder tras la dimisión de Morales, acorralado por denuncias de fraude electoral, protestas cívicas, un motín policial y la “sugerencia” militar de renuncia. Según el Gobierno la toma de poder no cumplió ninguno de los preceptos constitucionales de sucesión.
La expresidenta se encuentra en la cárcel desde marzo pasado, acusada por delitos como sedición y terrorismo en el marco del caso “golpe de Estado”. Richter evitó referirse a la situación legal de Mesa, porque –dijo- esa es una responsabilidad de la Justicia.
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