EL ALTEÑO.- Rafael “Tata” Quispe, sufre un duro revés de su propio compadre Eddy Condori López quien ahora lo acusa de ser una serpiente desleal ya que en el pasado no muy lejano encarceló a título de corrupción a muchos indígenas y ahora no dice nada sobre los actos de corrupción de Añez y Murillo.
“Rafael Quispe demostró ser más protector de los k´aras y enemigo de los indígenas”, afirmó el dirigente de base de los choferes, Eddy Condori al acusar al exviceministro de Coordinación con los Movimientos Sociales, Rafael “Tata” Quispe de ser implacable con los indígenas y miedoso con los blancos.
“Usted denunció a la gente de su clase, los encarceló, me refiero a los involucrados en el caso Fondo Indígena, todos los involucrados son de tendencia indígena, debe haber delito si, nadie defiende la corrupción, se debe luchar para que se esclarezcan estos hechos, pero usted jamás denunció a esa gente de la élite o los k’aras”, afirmó el dirigente.
Así declaró al evidenciar que Quispe desapareció de la vista de los medios de comunicación, en plena coyuntura cuando el tema de la corrupción del Gobierno de Jeanine Añez toma cuerpo y los involucrados están en proceso de identificación.
“Se perdió el exdiputado Rafael Quispe, un hombre que acostumbraba denunciar actos de corrupción, de iniciar procesos penales y ahora anda perdido porque muchos de sus compañeros de partido y de Gobierno están comprometidos en hechos de corrupción”, cuestionó Condori.
El dirigente incluso lo acusó de actuar de manera desleal con exautoridades que formaron parte del gabinete de ministros de la expresidenta Añez, “ahora se lo escucha decir que Murillo no era su amigo y que incluso le dijo ´mostrenco´ por no ir al cuartel”, añadió.
COMPLICIDAD
Condori teme que el silencio del “Tata” Quispe sea una muestra de complicidad con los hechos de corrupción durante el Gobierno de Añez, ya que incluso autoridades que nada tenían que ver en el área, sostuvieron las irregularidades de este periodo transitorio.
“Su compadre, Wilson Santamaria involucrado en comprar los respiradores porque firma la recepción de los respiradores, el cual no tenía nada que ver porque era Viceministro de Seguridad Ciudadana, ahí se ve nomás la corrupción que había y que usted nunca denunció”, ratificó.
Condori lamentó que el exviceministro, de raíces indígenas saque cara más por la élite conformada por los blancos que por los de su misma condición, siendo implacable con ellos y ahora no hace nada para esclarecer los hechos irregulares del Gobierno de Añez.
“Usted nunca denunció a esta gente que entró para asaltar al Gobierno junto a Jeanine Añez del cual usted era parte. Por eso pido a las autoridades del Ministerio Público investigar no solo a exministros, sino a los exviceministros, directores, jefes de contratación y demás para esclarecer estos hechos, ya que Rafael Quispe demostró ser más protector de los k´aras y enemigo de los indígenas”, finalizó.
Eddy Condori y Rafael Quispe, son compadres y ahora la situación cambia porque uno de ellos sale al frente para hundir al otro, aunque en una ocasión pasada Condori fue a la plaza Murillo a buscar a Quispe para “chicotearlo”.
A raíz de la detención del exministro de Gobierno Arturo Murillo por presuntos sobornos y lavado de dinero, el ministro de Gobierno, Eduardo Del Castillo, atribuyó las irregularidades al denominado “clan mafioso del gobierno de Jeanine Añez”, al cual culpó por los 2.3 millones de daño económico que se habría provocado la adquisición de gases lacrimógenos.
http://www.elalteno.com.bo/ciudad/20210604/tata-quispe-sufre-un-duro-reves-de-su-propio-compadre
Del ‘Mallku’ al ‘Tata’ Quispe: Enfrenta a Murillo, ‘hay que ser hombre, de pantalones, ¡carajo!’
Un debate en la televisión entre Felipe Quispe y Rafael Quispe mostró al funcionario de gobierno más conciliador, aunque diferente a su interlocutor. Las diferencias entre ambos son claras.
De Quispe a Quispe, una televisora los juntó. Uno funcionario, otro reaparecido dirigente campesino. Uno con Zoom y otro con un celular de solo llamadas de voz y mensajes. Felipe Quispe, el “Mallku”, y Rafael Quispe, el “Tata”, en un momento crítico para el país.
“Aski arumapanaya, tata Rafael”, saluda el otrora líder de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB). “Jumatakis ukhamaraki, jilata”, responde con una sonrisa el director de Coordinación con Movimientos Sociales del gobierno de Jeanine Áñez.
Entre el “que sea una buena noche” del Mallku y el “para vos que sea así también, hermano” del Tata, la interlocución comienza muy amable. Son Quispe, sí, pero ideológicamente son diferentes.
Felipe hace charla cordial de apertura:
—Kamisaki, ¿walikistati, janiwcha? (¿Cómo estás, estás bien o no?)
—Walikistwa, ususpasawaitwa; jichhaxa walikistwa. Matinaka umt’asikaraxta (Estoy bien, pasé la enfermedad, ahora estoy bien. Estoy tomando mates)
—Yau, umasikitawa (Ya, sigue tomando)
—Umt’asikiniwa (Voy a seguir tomando)
—Ukhumaniwa (Así va a ser)
Sin embargo, esa interlocución amable del principio en la red Uno, la noche del viernes, termina por descomponerse por las diferencias ideológicas que ambos Quispe representan.
Todavía Rafael hace un guiño a Felipe al comienzo de la conversación, aunque marca distancias: “Hemos estado siempre en luchas, pero no juntos”.
“Entre aymaras siempre hay esa hermandad, ese cariño”, insiste.
El debate
Quispe y Quispe nunca coincidieron en la actividad política en el país. El Mallku fue un actor preponderante en la historia política de antes de la llegada de Evo Morales al poder, y la aparición del Tata coincidió con este proceso político, con más fuerza desde los movimientos sociales del Pacto de Unidad durante la Asamblea Constituyente, entre 2006 y 2008.
El Tata se alió con Samuel Doria Medina, hace poco fue diputado y en este gobierno ha sido director del Fondo Indígena, y ahora es director de Coordinación con Movimiento Sociales. Fue separado del Fondo Indígena al influjo del ministro de Gobierno, Arturo Murillo, quien lo denunció por desacato a la cuarentena, en razón de que Quispe mantuvo reuniones en algunas comunidades en plena emergencia sanitaria.
Defiende al gobierno de Áñez y Felipe Quispe pide la renuncia de la mandataria transitoria, por eso se sumó en las últimas semanas a las protestas desde el altiplano de La Paz. “En el cabildo de El Alto han definido continuar con el bloqueo de las carreteras. Entonces, nosotros, como bases, vamos a cumplir en forma disciplinada hasta que renuncie la presidenta Jeanine Áñez. Ése es el pensamiento de todos los comunarios, porque no podemos regresar a nuestras comunidades con las manos vacías”, dice en la entrevista.
Recuerda que en 2003 los campesinos de La Paz habían bloqueado dos meses “para voltear a Gonzalo Sánchez de Lozada”. “No es capricho de Felipe Quispe, sino el mandato de las bases”.
Sin embargo, Rafael considera que la presión, que comenzó el 3 de agosto al influjo de la Central Obrera Boliviana (COB) contra la postergación de las elecciones dispuesta por el Tribunal Supremo Electoral (TSE), bajó de intensidad, de 170 puntos de bloqueo a 60.
Evita confrontarse con Felipe. “Siempre mis respetos para el hermano Felipe Quispe, un gran líder, ha sido promotor de luchas, como derrocar a (Hugo) Banzer y a Gonzalo Sánchez de Lozada”, admite, no obstante.
Banzer murió con cáncer, renunció antes a su mandato por motivos de enfermedad; fue sustituido entre 2001 y 2002 por su vicepresidente, entonces Jorge Quiroga.
Pero el Tata cree que el conflicto va a ceder. “Las movilizaciones en el altiplano sí están fuertes; pienso que por las circunstancias van cambiar actitud, van a tomar decisiones correctas”, augura.
Sin intermediarios
El intercambio es solo de dos; los periodistas de la estación de televisión solo abren el micrófono para dar paso a la contraparte.
Felipe aumenta la tensión, arremete contra Rafael. “Como está en el Gobierno, tiene derecho a hablar como si fuera ministro. Pero nunca ha sido un comunario, quizás en su juventud; ha dejado der ser labrador. A él no le duelen las cosas, él está al servicio del gobierno de turno, como Evo Morales, al servicio de (Álvaro) García Linera…”, dice.
Considera que su interlocutor está al servicio “de los españoles, de los croatas o alemanes; de los extranjeros”. “Siempre han trabajado a favor de su patrón político”, cuestiona.
No se calla. “Nosotros pensamos con nuestro propio cerebro”, dice.
“Estamos buscando justicia, que no nos mientan, que nos maten; porque el gobierno de Áñez se ha bañado con la sangre a en Sacaba y Senkata. Todos los días estamos siendo amenazados por Arturo Murillo y Fernando López; están haciendo brillar las armas para matarnos”, especula Felipe.
“Ese dolor no siente Rafael, no conoce la historia”, dice respecto del joven Quispe, a quien cuestiona su rol visible de enjuiciar a todos, a los indígenas, menos a los “k’aras”.
“Yo te agradecería, hermano; ojalá me enjuicies y me metas a la cárcel, porque me gusta y me encanta la cárcel. Quiero vivir en la cárcel porque ahí estudié”, desafía.
Rafael prudente
Rafael es prudente, no quiere hacer polémica, aunque defiende al gobierno de Áñez sin temor a una réplica dura del otro Quispe. “Es un gobierno de la cultura del diálogo. Desde que he asumido el cargo, me he reunido con varias organizaciones, campesinas y cocaleros y dirigentes de El Alto”, comenta.
Insiste en que los bloqueos de las últimas semanas “son temas políticos que tienen que ser atendidos por instancias correspondientes”. “Han hecho un bloqueo completamente político, han seguido la línea de Evo Morales, un gobierno más corrupto y más muertos; han garroteado a indígenas y discapacitados”, denuncia.
Dice que las movilizaciones quieren llevar al país por el camino de Venezuela y Cuba. “Tienen un principio ideológico, les puede ir mejor”, dice Rafael al sugerir que las movilizaciones, en su criterio, no sigan al Movimiento Al Socialismo (MAS).
Felipe responde. Pide a Rafael que diga todo eso a quienes fueron ministros, embajadores o funcionarios del gobierno de Morales. “A ellos les puedes contar eso; yo no estuve en esas filas. Yo soy uno de los autoconvocados”, aclara.
Pero replica las acusaciones de corrupción de Rafael sobre el anterior gobierno. Áñez “es su madrina, no sé qué es. Es, pero, más corrupta que el MAS. ¿Dónde están los respiradores; los apoyos de Italia o Alemania? ¿Dónde está oxígeno de Cochabamba? Nosotros no estamos bloqueando (oxígeno), nos están achacando”.
Duro Felipe
Aquí viene la parte dura de las alusiones a Rafael Quispe. Felipe, reflexivo pero duro, apunta sin guardarse nada.
“Hermano Rafael, ¿por qué no enjuicias a Arturo Murillo? Si a vos te botó como a un perro del Fondo Indígena, ¿por qué no lo enfrentas, qué miedo tienes? Hay que ser hombre, de pantalones, ¡carajo! El poncho tiene cuatro esquinas, nadie nos puede pisar el poncho, y vos te haces pisar el poncho con esos k’aras, extranjeros y croatas. Eso es bien doloroso”, dice.
“Más bien debiste cambiar de apellido, no debías llevar Quispe. (…) Eres un traidor”, reclama Felipe.
“Tienes que estar al lado de tur raza, de tu nación, de tu cultura aymara, (pero estás) como cría de perro, como cría de ovejas”, le pide.
“Como aymara, nos levantaremos como aymaras. ¿Hasta cuándo vas a estar detrás de ellos como cría de perro o cría ovejas? Eres una vergüenza, hermano, te lo diré claro”, arremete en idioma aymara.
Pero Rafael prefiere otra vez la calma. “A nosotros los indios, como nos dicen, nos han enseñado a respetar a nuestros mayores”.
“A nuestros hermanos mayores, no hay que agarrarles a discusiones”, dice Rafael en aymara.
“Yo le digo, en estos 14 años han apoyado al gobierno más corrupto. Evo Morales decía ‘patria o muerte, venceremos’. Primero muerto, antes de que me escape; el que se escapa o se esconde, es un delincuente confeso. Y ese señor está fuera, se ha escapado”, insiste.
La réplica
“Cuando me dice ‘ponte los pantalones’, yo no me voy a escapar; en la época de Evo Morales me han abierto 20 procesos por todo y nada. Me han maltratado, me han humillado, me han ultrajado y torturado, como a Felipe Quispe cuando cayó”, se defiende Rafael.
Recuerda que mientras fue diputado propició procesos contra varios funcionarios. “Yo tengo bien amarrados lo pantalones. Siendo diputado he sido de los pocos que metió a la cárcel a varios que robaron el Fondo Indígena”.
Ahora apunta a Felipe: “Siendo diputado, ¿a cuántos k’aras has metido a la cárcel? ¿Y por qué no metió a nadie estos 14 años?”.
El Mallku responde que su labor como diputado no fue perseguir a los políticos, sino hacer gestión por sus comunidades. “Tiene miopía, cree que soy del MAS”, replica.
“No tenemos ni amistad con la gente del MAS”, aclara.
Y sigue en sus cuestionamientos al papel de Rafael. “No pudo meter a l cárcel a Felipa Huanca (la dirigente de las Bartolina Sisa) por falta de elementos” de prueba, dice.
“No es un hombre de carácter, que se haga respetar; se hace humillar”, afirma Felipe en la parte más dura de la conversación.
Y se desmarca de las alusiones personales. Comienza a expresar sus criterios históricos sobre las nacionalidades boliviana y la ancestral. “Siendo dueños de este territorio, ¿por qué no nos gobernamos nosotros mismos? ¿Hasta cuándo vamos a ser llunk’us de esa gente, pues?”, dice, aunque siempre en referencia a la ruta ideológica de Rafael.
“Estamos discriminados racialmente, nos dicen bestias humanas, salvajes, indios masiburros… Eso es bien doloroso”, reclama en referencia a las declaraciones últimas del presidente del Comité pro Santa Cruz, Rómulo Calvo, quien fustigó los bloqueos de las últimas semanas con un mensaje racista y discriminatorio.
Felipe Quispe ha vuelto a tomar espacio en la agenda nacional. En las últimas semanas ha estado reflexionando sobre la situación del país en distintas comunidades del altiplano y los Yungas de La Paz. Su premisa apunta más allá de los conflictos, quiere que Áñez deje el gobierno. Quiere que el país vuelva al Qullasuyu.
(15/08/2020)
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