Por Sebastián Ochoa /SPUTNIK / BOLIVIA.- El embajador de Argentina en La Paz, Ariel Basteiro, contó a Sputnik cuáles son los planes a mediano y largo plazo para fortalecer la relación entre ambos países. También relató cómo fue el apoyo de su país para que se recupere la democracia en Bolivia
Ariel Basteiro, embajador de Argentina en Bolivia, tiene un largo vínculo con el país que hoy gobierna
Luis Arce. Ya había estado al frente de la delegación diplomática en La Paz entre 2012 y 2015, mientras estaba en el poder Evo Morales (2006-2019). Cuando el expresidente estuvo exiliado en Buenos Aires, Basteiro también lo acompañó. Y cuando el Estado Plurinacional
recuperó la democracia, el presidente de Argentina,
Alberto Fernández, decidió devolverle el cargo.
Entre 2019 y 2020, el Gobierno argentino dio un apoyo determinante al derrocado Morales, así como a sus funcionarios y militantes del Movimiento Al Socialismo (MAS) que
eran perseguidos en Bolivia por la presidenta de facto Jeanine Áñez y su entorno.
En diálogo con Sputnik, el embajador —que recuperó su cargo en abril pasado— contó cómo vivió esa época oscura para la democracia de la región. También comentó cómo avanzan las relaciones políticas y comerciales entre ambos países, desde que Arce asumió la presidencia.
E indicó que para los próximos meses se prepara una visita del presidente boliviano a Argentina.
Un vínculo de años
Basteiro dijo que periódicamente viaja a Bolivia desde 2005, desempeñándose como observador electoral de los sucesivos referéndums y elecciones que tuvieron lugar hasta el 20 de octubre de 2019, la última vez que se presentó Morales.
Recordó que en ese momento, “caminando las calles se veía un ambiente raro, pero nada hacía prever que estuviera preparándose un golpe, de las condiciones e ingredientes que tuvo ese golpe cívico-policial-militar-eclesiástico que se vivió en Bolivia”.
Para el embajador, en las
elecciones de octubre de 2019 “fue la primera vez en 14 años que Evo no sacó por arriba del 50%, o mucho más, como el 64%. Pero
sacó el 47%. No había llegado a la mitad más uno y eso fue lo que envalentonó, lo que dio plafón a todas esas fuerzas de derecha ocultas, para animarse a generar las condiciones de un golpe, o esmerilar al Gobierno”.
Basteiro aseguró que aquella elección “fue totalmente correcta” y Morales ganó de nuevo la presidencia gracias a los votos de las áreas rurales. “Pero corrió ese deseo oculto que tenía la derecha de cargarse a Evo a como diera lugar”.
Y agregó: “Ya lo habían intentado en 2008 con la Media Luna, cuando
generaron las condiciones para un golpe de Estado también. Habían intentado desestabilizar de muchas maneras, pero nunca tuvieron las condiciones que se dieron en Brasil o en Paraguay para hacer un golpe parlamentario”.
O incluso “como hicieron en Argentina, operando con fake news y con los medios de comunicación sobre el electorado, para ganar las elecciones por un 1%”.
“Acá no tenían esas condiciones —dijo el embajador—. Entonces dieron un golpe tradicional, fueron por el camino que nunca había dejado de utilizar la derecha en Latinoamérica en los últimos 40 años”, afirmó Basteiro.
Remarcó que no se debe perder de vista “que hubo involucradas en el golpe embajadas de terceros países, embajadas europeas, de EEUU, y en primer lugar la OEA [Organización de los Estados Americanos], que no deja de ser un apéndice del Departamento de Estado, hoy por hoy”.
Estas instituciones internacionales “trabajaron para generar desestabilización y la salida del Gobierno de Evo. Lo bueno y lo destacable es que Bolivia tuvo la capacidad de reponerse a esa operación que se hizo entre la derecha, militares, policías, la Iglesia y embajadas”.
Basteiro notó que estos mismos actores “después reclaman democracia, reclaman republicanismo, reclaman derechos humanos en otros países”. Por ello, en estos tiempos se da el gusto de “permitirme decirle a muchas embajadas y funcionarios de organismos internacionales sobre las responsabilidades que tuvieron algunos de ellos en facilitar el golpe, facilitar la desestabilización de un Gobierno democrático”.
¿Por qué el apoyo de Argentina?
Desde el momento del golpe, el país hermano de Bolivia manifestó su preocupación por lo que pasaba. No solamente el presidente electo (quien asumiría la presidencia un mes después): también decenas de organizaciones sociales, de derechos humanos y hasta legisladores del entonces presidente Mauricio Macri (2015-2019), que
no pudieron negar lo evidente.
Tras el golpe, varios trabajadores de medios televisivos argentinos fueron agredidos por fervientes pititas, quienes defendían la ruptura del orden constitucional y sostenían que los extranjeros mentían. A las pocas horas, los periodistas tuvieron que refugiarse en la Embajada de Argentina y regresaron con resguardo a Buenos Aires.
“Hubo hechos muy importantes que ayudaron a que en Argentina tomaran los hechos de Bolivia como un golpe”, dijo Basteiro. En aquellos días “me llamaban de los medios, como conocedor de la situación boliviana. Ahí notaba que el periodista que me entrevistaba tenía posturas equilibradas por lo menos”.
Esto obedecía a que “los
periodistas argentinos sufrieron represión, persecución, tuvieron que estar una noche aquí en la Embajada, en el edificio, en la residencia. Hubo que sacar del país a 20 periodistas. Muchos de ellos la pasaron muy mal, tuvieron agresiones muy grandes. Y transmitieron lo que pasaba verdaderamente”.
Según Basteiro, “eso ayudó a que cayera el velo que algunos medios de comunicación habían querido poner sobre lo que pasaba en Bolivia. Lo digo por Canal 13 y por TN. Cuando agredieron a sus periodistas, se ayudó a mostrar lo que estaba sucediendo”.
Los llamados de Alberto Fernández
Basteiro recordó el día del golpe, el 10 de noviembre de 2019: “Me acuerdo que ese día estábamos en un encuentro en Buenos Aires del Grupo Puebla. Llegaron las noticias de que Evo había renunciado y que estaba en el Chapare resguardado por los compañeros de Cochabamba”.
Relató que, en ese momento, el actual presidente argentino llamó telefónicamente a Morales, a su vicepresidente, Álvaro García Linera; luego habló con el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador; con el de Paraguay, Mario Abdo Benítez; y con el de Perú, Martín Vizcarra.
Mediante esas gestiones, se logró que
un avión recogiera a Morales y a García Linera en el aeropuerto de Chimoré, en Cochabamba, para llevarlos a México, su primer destino como exiliados.
“No por nada hoy Evo reconoce públicamente que su vida fue, en gran parte, salvada por la actitud de Alberto y por la solidaridad de México”, dijo el embajador.
Falta de justicia para Sebastián Moro
De acuerdo con investigaciones de organismos internacionales, como la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH), durante y luego del golpe contra Morales
fueron asesinadas 37 personas, la mayoría por balas militares, amparadas en el decreto 4078 —firmado por Áñez— que las eximía de culpa.
Uno de los 37 es argentino,
el periodista Sebastián Moro, que se desempeñó como corresponsal del diario
Página 12 hasta el 9 de noviembre, un día antes de la renuncia forzada de Morales.
Moro también trabajaba para la radio de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), cuya sede está en el barrio paceño de Miraflores. Ese 9 de noviembre, con el motín policial expandiéndose por todo el país, grupos civiles golpistas invadieron la sede de la CSUTCB.
Quien era jefe de Moro, José Aramayo, fue golpeado y amarrado a un árbol por los pititas, en una escena que parecía sacada de un cuadro de la época de la Inquisición.
Moro pudo resguardarse en su departamento de Sopocachi y escribir su
última nota para
Página 12, en la cual relataba la cercanía del derrocamiento de Morales. Según testimonios de su familia, luego de enviar su artículo a Buenos Aires salió a dar un paseo para tomar aire y despejarse, tras un día tan traumático.
A la mañana siguiente, fue hallado en su habitación, con golpes y desvanecido por un accidente cerebrovascular (ACV). Falleció tras una semana de hospitalización.
Basteiro, quien reasumió en su cargo el 19 de abril pasado, comentó que la Embajada trabaja para que se reactive la investigación por la muerte de Moro, paralizada durante el Gobierno de Áñez. En sus redes sociales, no dudó en calificar el hecho como un “asesinato”.
El embajador comentó que la familia de Moro abrió una causa judicial en la provincia argentina de Córdoba (centro), “amparándose en el derecho universal. Al ser un delito de lesa humanidad, se aplica la justicia universal, una categoría y una posibilidad que existe en todos los lugares del mundo”.
Agregó que “en Argentina tenemos varias experiencias al respecto, que nos tocan de cerca por los
hechos que se vivieron con el Plan Cóndor fundamentalmente, y la represión que se llevó adelante entre los gobiernos militares de diferentes países”.
Basteiro dijo que “estamos ayudando desde la Embajada a dar un nuevo impulso para la presentación de testimonios, datos, elementos que permitan demostrar lo que más o menos se sabe”.
Y continuó: “Sebastián Moro fue agredido por un grupo de simpatizantes del golpe, quienes lo identificaron como periodista de la radio de la CSUTCB”.
“Todo hace creer que esas agresiones le provocaron una conmoción cerebral que terminó provocando su muerte. Está claro que sí fue un asesinato. Hay que demostrar quiénes son los agresores y los responsables”, sostuvo.
La relación política y comercial
Basteiro subrayó que el vínculo entre Argentina y Bolivia es muy fuerte, fundamentalmente porque son los únicos países de Sudamérica con Gobiernos progresistas, a excepción de Venezuela.
“Coincidimos en una visión semejante sobre los organismos internacionales, sobre el rol de la OEA, de la Unasur [Unión de Naciones Suramericanas] o la CELAC [Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños]”, remarcó.
Además, en Argentina viven aproximadamente 1,5 millones de bolivianos, “que trabajan y ayudan a fortalecer nuestro país. No hay ciudadano boliviano que no tenga un amigo, un vecino, un familiar que viva en Argentina. La conocen muy de cerca”.
Este hecho “ayuda a consolidar los lazos de amistad y de fraternidad que históricamente hubo entre gobiernos populares”.
El embajador consideró que “hoy Bolivia y Argentina están en una situación económica compleja, saliendo de las consecuencias que dejaron los gobiernos neoliberales: cuatro años en Argentina de Gobierno de Macri afectaron sobremanera la economía, dejó una gran deuda externa que nos está condicionando el desarrollo de políticas de crecimiento y desarrollo”.
Basteiro evaluó que “en Bolivia, un año de gobierno de Áñez fue como cuatro años de Macri. Actuaron de manera mucho más rápida, y más sangrienta también, aplicando el mismo plan de ajuste”.
Por estos motivos, consideró que en ambos países “cayó el crecimiento y cayeron las condiciones de vida de la ciudadanía. Ahora estamos juntos para impulsar el desarrollo comercial”.
El embajador destacó que el intercambio comercial entre Argentina y Bolivia asciende a 2.300 millones de dólares anuales, “de los cuales 700 millones corresponden a la compra de gas por parte de nuestro país”.
Basteiro también comentó cuáles son los objetivos a mediano y largo plazo que comparten ambos países. Mencionó la
explotación del litio, gas y minerales. Asimismo, “la utilización de la hidrovía [sobre el río Paraná] como
salida de Bolivia al Atlántico“.
En este aspecto, adelantó que “ya estamos cerrando el acuerdo para conseguir una nueva zona franca para Bolivia en Rosario [provincia de Santa Fe, centro]. Ya había una desde la década del 70, pero Macri de manera unilateral se la sacó”.
Basteiro advirtió que este y otros temas se tratarán en una próxima reunión entre los líderes de ambos países: “Habrá una visita del presidente Arce en los próximos meses a Buenos Aires. Allí se van a firmar acuerdos de complementariedad”, que ayudarán a fortalecer la relación.