LA EPOCA.- En la última década, como ningún otro país de América Latina y el Caribe, Bolivia lideró gran parte de los indicadores económicos: altas y sostenidas tasas de crecimiento; distribución progresivamente equitativa; empleo pleno; inserción ejemplar de la juventud al mundo laboral; políticas de género para mujeres trabajadoras sin par; integración al aparato productivo de las personas con discapacidades; entre otros.
Pero, lo que parecía un sueño irreversible, aplaudido por la comunidad internacional, fue revertido literalmente de golpe y, en tiempo récord, el gobierno civil-gremial-patronal-militar-policial se encargó de desbaratar al país, concentrándose en reprimir al campo popular y expoliar a la clase trabajadora, castigar a las mujeres, a la juventud, a los pueblos originarios y un largo etcétera; todo en aras de obtener la máxima ganancia en el menor tiempo posible, sin sopesar costos.
De allí que la reconstrucción del Estado Plurinacional no sea del todo fácil, y para hablar de uno de los temas más sensibles a la población, como lo son el empleo y la reactivación económica, nos sentamos con Verónica Navia, titular de la cartera de Trabajo, Empleo y Previsión Social.
Javier Larraín (JL).- ¿Cuál es por el panorama actual del empleo y desempleo en Bolivia? ¿Cuáles son los números netos?
Verónica Navia (VN).- Hasta el 2019 Bolivia se ubicaba como uno de los países con menor tasa de desempleo, estábamos rondando el 4%; en el 2014, que fue el mejor año, bajamos al 3% esta tasa. Lamentablemente, durante este último año, caracterizado por un golpe de Estado y un gobierno golpista, no se han manejado tasas de desempleo como tal, sino de ocupación y desocupación, lo que ha traído mucha confusión, tanto en la gente como en el manejo estatal del problema.
JL.- ¿Cuáles son las diferencias entre ambos indicadores y sus comportamientos?
VN.- La diferencia entre empleo y ocupación radica en que cuando es empleo se trata de un trabajo remunerado, con salario, de una relación laboral con alguna parte empleadora. Mientras que la ocupación observa cuando las personas se ocupan en alguna actividad económica por cuenta propia para poder sobrevivir y hacer sobrevivir a su familia. Ambas tasas, después de noviembre de 2019, subieron y quedamos casi como el penúltimo país de la Región, con número altos tanto de desempleo como de desocupación.
La tasa de desocupación generalmente tiende a bajar en el transcurso del año, pero, inversamente, con el golpismo remontó al 11%.
JL.- ¿Cómo fue esa involución?
VN.- La tasa de desempleo de 3% que teníamos subió a más del 8%, mientras que la de desocupación pasó del 6%-7% al 11%, cifras que reflejan que la gente no estaba pudiendo ocuparse o mantenerse empleada.
La excusa que puso el golpismo fue la cuarentena, el aislamiento, siendo que ellos mismos han promovido esos encapsulamientos injustificados que obligaron a las personas a encerrarse en vez de salir a buscar una fuente de ingresos propia o mediante el empleo.
Además, si combinamos eso de la tasa de desempleos con los despidos masivos que han ocurrido, tanto en empresas públicas como en privadas, precisamente porque no había protección estatal a las trabajadoras y trabajadores, vemos el origen fundamental del acrecentamiento del desempleo en Bolivia.
JL.- ¿Cuál fue el papel de este Ministerio en ese período?
VN.- Actuó más en favor del empresariado porque, contra toda norma y derecho, se declaró en este Ministerio, en dos oportunidades, pausa administrativa, lo que suspendía el plazo de tratamiento de las denuncias de los trabajadores por despido injustificado, por salarios impagos, entre otros. Es decir, se suspendieron los plazos, razón por la que tenemos empresas que recién ahora están cumpliendo con las trabajadoras y los trabajadores, después de 10 o 12 meses de tenerlos sin sueldos.
Te imaginarás entonces que el golpismo afectó no solamente a la democracia, sino también a la economía y la salud de la gente, lo que nos coloca como uno de los países con los peores índices de empleo, desempleo y desocupación en la Región.
JL.- ¿Cuánto afectó en ambas cifras, primero, el período de interrupción de la democracia, y segundo, la pandemia?
VN.- No podemos desligar ambos elementos, creo. La pandemia fue utilizada por el golpismo para producir situaciones de zozobra que respondían a su modelo. Eso de declarar cuarentena rígida, encapsulamientos con militares y policías en la calle para el control respectivo, era un manejo antidemocrático de una pandemia, con un sistema de salud totalmente ausente y reemplazado por otro represivo.
JL.- Pero, Bolivia no fue el único país del continente en adoptar medidas radicales como la cuarentena rígida.
VN.- Muchos países hicieron cuarentena rígida en Sudamérica, pensando que era la mejor manera de cortar el contagio, pero aquí se la hizo con control militar, y ese es el plus que vivimos, la contención de la enfermedad y los contagios en un golpe. En vez de poner médicos y enfermeras en las calles atendiendo y abrir hospitales, sucedió lo contrario, encerramos a la gente en las casas con militares en las calles.
JL.- Su cartera debe entroncar perfectamente con las políticas de reactivación productiva, tanto del sector público como privado, ¿qué se avizora a corto, mediano y largo plazo?
VN.- La política del Presidente es reactivar la economía reemplazando importaciones, algo que ha dicho en más de una ocasión. Por lo tanto, está centrada en aquellas pequeñas, grandes y medianas empresas (PyMES) que puedan sustituir la importación y generar empleos directos. Lo que hace este Ministerio es regular las relaciones laborales y controlar que no se vulneren los derechos de los trabajadores y las trabajadoras, tanto en el espacio público como el privado, y por eso nuestra participación es fundamental.
Desgraciadamente los trabajadores no están todavía confiando en el aparato estatal después del último año que hemos tenido, por lo que nuestro primer acercamiento es para recuperar la confianza y actuar de manera directa, oportuna y rápida en los procesos que han quedado pendientes y que ya tienen resultados positivos.
JL.- ¿Cuáles procesos?
VN.- Se está solucionando el tema de Industrias Lara Bisch y hace unos días terminaron de cobrar sus salarios denegados por más de 10 meses; lo mismo con Laboratorios Vita. Estos eran dos grandes temas pendientes y, claro, nos falta solucionar otros en Cochabamba con la empresa Centec, pero estamos encaminados a recobrar la confianza de la gente.
JL.- ¿Cuál es la situación de las PyMes, cooperativas?
VN.- Las PyMes, que son las que más han tenido que soportar el golpe, han perdido mucha maquinaria –venderla y empeñarla–, y están intentando reactivarse, recuperar sus medios de producción, porque crean fuentes de empleo directo, en eso las apoyamos.
Nos está costando engranar este primer año, pero estoy segura que la realidad del 2022 será mucho mejor en lo que se refiere a economía. Somos conscientes de que las mayores generadoras de empleo son las PyMes, que se llevan el 70% de contratación de mano de obra local, por lo que tratamos de apoyar su reactivación con créditos bancarios, recuperación de carteras, la otorgación del Bono contra el Hambre –que pone circulante en la calle–, entre otras medidas.
JL.- ¿Cuánto dinero y partida del presupuesto están inyectando para reactivar el empleo y a través de qué programas?
VN.- Es difícil cuantificarlo, porque todos los ministerios del área estamos dedicados a la reactivación de empleos y de la economía, a través de políticas públicas, de modo que se ha inyectado capital para el fomento de la empresa pública que ha sido cerrada o casi llevada a la quiebra. Esto sucede con Bulo Bulo, que es la que más empleo e ingresos genera al país, y Boliviana de Aviación (BoA), llevada prácticamente a la quiebra a partir de las rutas que se le quitaron y otras acciones.
JL.- ¿Cuán novedosa ha resultado la irrupción del Teletrabajo? ¿Cómo evalúan esta forma de trabajo y cómo la están reglamentando?
VN.- El Teletrabajo no es una mala medida siempre y cuando se consideren diferentes factores: primero, que no se convierta en una sobreexplotación, principalmente el trabajo de la mujer, porque al declararle Teletrabajo a una compañera estamos mandándola a que atienda a sus hijos, la educación a distancia y al mismo tiempo laborar para la empresa o la institución pública, entonces, lo hemos regulado de manera que no se traduzca en una sobreexplotación, por eso hemos dicho que tiene que ser por turnos y escalonado en un día, no puede ser toda una semana. Al mismo tiempo, hemos regulado el Teletrabajo para que tampoco sea obligatorio, sino que sea una opción de la empresa o de los trabajadores en la medida en que evite el hacinamiento en la oficina; por tanto, en los espacios laborales donde no hubiera hacinamiento no es necesario aplicar el Teletrabajo.
En síntesis, lo estamos regulando para que no se convierta en vulnerador, como lo fue en el período golpista, cuando mandaban a la gente al Teletrabajo sin otorgarle los equipos necesarios ni verificar condiciones mínimas como son Internet, entre otras.
También hemos considerado que el Teletrabajo no se traduzca en tener ocho horas a una persona en su propia casa sentada frente a la computadora, porque nadie soporta eso.
Con relación a la evaluación de esta modalidad laboral, hemos activado las inspectorías del trabajo. Si hay algún trabajador o trabajadora que presente una denuncia porque no le están otorgando el derecho al Teletrabajo –pese a haberlo solicitado–, o porque no tiene las condiciones o porque no se aplica, las inspectorías están habilitadas para hacer un tratamiento similar a una infracción laboral.
JL.- Hace unos días, sectores patronales como la Cámara de Industrias de Oruro han propuesto la flexibilización laboral, terciarización, contrato por hora, boleta de honorarios, para “incentivar la reactivación económica”. ¿Cómo evalúan ese tipo planteamientos?
VN.- Como algo negativo que va contra toda norma vigente. Nosotros estamos promoviendo no solamente la estabilidad laboral –la flexibilización laboral la propuso el 21.060 y eso se ha eliminado con un decreto–, sino que defendiéndola con el cumplimiento de todos los derechos laborales, los que están consagrados en la Constitución.
En la medida en que esa flexibilización laboral que proponen se refiera a temas específicos como el Teletrabajo, horarios de ingreso, entre otros, podríamos estar en consonancia; pero si está orientada a la rebaja de horas de trabajo y, por lo tanto, de salario, obviamente que no estamos a favor.
JL.- Una de las promesas de campaña del binomio Arce-Choquehuanca fue el proyecto de ley para el retiro del 10% de los fondos previsionales por parte de los trabajadores y las trabajadoras. ¿Cómo ve esta medida? ¿Afectará las jubilaciones futuras?
VN.- Hemos revisado este proyecto de ley en el gabinete y la verdad es que se ha tomado el recaudo para que no afecte la previsión social a largo plazo ni el seguro social. Lo único que estaría afectando son los aportes personales: por ejemplo, si yo quiero hacer el retiro de mi 10% afecto a mi propio aporte con dos años, por lo que, cuando me toque jubilar, en vez de hacerlo a mis 58 lo tendré que hacer a los 60, para poder recuperar lo que estoy retirando. Esto es clave porque el Ministerio de Economía y Finanzas ha utilizado la fórmula y los mecanismos necesarios para que no afecte el aporte colectivo, el que está garantizado para la jubilación solidaria.
JL.- ¿Cuántas personas se calculan podrían beneficiarse con el mentado proyecto de ley?
VN.- Son más de un millón 800 mil personas las que pudieran beneficiarse, esto si todas llegaran a realizar el retiro de hasta el 10%.
JL.- Considerando que el modelo de las AFP es individual y privado, ¿está en agenda cambiarlo por otro colectivo y público?
VN.- Se planteó alguna vez cambiar el sistema de AFP, claro que sí. El gobierno del expresidente Evo Morales creó la Gestora Pública de la Seguridad Social de Largo Plazo, pero está costando mucho su funcionamiento porque la Ley de Pensiones favorece a las AFP privadas. En ese sentido, imagino que el gobierno del presidente Arce, continuando con este Proceso de Cambio, verá el mejor mecanismo para habilitar 100% a la gestora pública de pensiones.
JL.- En clave de género lo dicho hasta ahora… ¿cuál es la situación de la mujer trabajadora hoy y cuáles las políticas específicas en su apoyo?
VN.- Este periodo del que hemos hablado –golpismo y pandemia– ha afectado de manera más directa a las mujeres trabajadoras, porque fueron las primeras en ser desempleadas y en sufrir la desocupación, esto porque, además, el mayor índice de ocupación por cuenta propia estaba justamente en las mujeres.
Ahora todas las políticas de empleo están priorizando la visión de género, que sea de manera equitativa. Uno de nuestros primeros decretos, del 25 de noviembre pasado, se enfocó en eliminar la brecha salarial entre hombre y mujeres, que hemos encontrado todavía en un alto índice en la empresa privada –en el sector público no se produce porque los incrementos y salarios se dan por ítem–, lo que habilita a nuestros inspectores a actuar ante denuncias de esta naturaleza.
Sin embargo, como en cada crisis –la de 80 con la relocalización o la del 90 con la capitalización–, las mujeres siempre hemos sido más afectadas, porque parece ser que el ser mujeres y ser madres, amas de casa, implica que se le pueda despedir porque, como algunos piensan “total el marido ya está trabajando y es más explotable en el trabajo que las mujeres”; siempre las crisis económicas neoliberales nos han demostrado que las más afectadas somos las mujeres. Con todo, en un gobierno democrático de Proceso de Cambio obviamente la visión es distinta y tratamos de que el empleo no afecte y proteja de manera más directa la mano de obra de las mujeres.
En esta coyuntura igualmente estamos dando oportunidades a la gente joven, profesionales y no profesionales, estudiantes. Abrimos las instituciones públicas para recibirlos y estamos cambiando eso de que se requería años de experiencia para ocupar un cargo, lo mejoramos y adecuamos a la nueva situación del país, que necesita emplear jóvenes.
JL.- Finalmente, ¿se mantiene el proyecto editorial de la Biblioteca Laboral y los reconocidos espacios de formación política del Ministerio?
VN.- Se mantienen y se refuerzan, porque ahora van a formar parte de nuestro currículum, en la Escuela Sindical, los 11 meses de golpe de Estado, para que no los olvidemos.
Se refuerza a la par con los aportes de nuestro querido Juan Carlos Pinto Quintanilla –la escuela llevará su nombre– porque, entre otras cosas, nos dejó un hermoso legado como es el nuevo currículo a ser adoptado por este espacio formatico. La Escuela Sindical profundizará los temas de análisis y ya no tendrá una formación estrictamente sindical, sino más política, apuntalada por un equipo con dirigentes sindicales.
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