Bolivia en el camino de la industrialización de sus gigantes reservas de litio

Molina sostiene que nada de esto hubiera sido posible sin las políticas tomadas por el expresidente Evo Morales. “La nacionalización de los hidrocarburos marcó el hito más importante en la historia del pueblo boliviano”, dijo el funcionario. Ahora le toca el desafío de dar un paso más y continuar el proceso de industrialización de materias primas, con el gas y el litio a la cabeza.

Un regalo de la Pachamama

Arce calificó como “megacampo” el territorio donde se hallaron las nuevas reservas de gas natural. “Nuestra Pachamama nos está haciendo a nosotros, los bolivianos, un lindo regalo: el descubrimiento de un exitoso megacampo”, dijo el mandatario. En concreto se trata de un pozo donde se halló 1 TCF (un billón de pies cúbicos) que representa el 10 por ciento de las actuales reservas gasíferas bolivianas. El pozo, denominado Boicobo Sur X-1, es parte del proyecto exploratorio que llevan a cabo la empresa estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) junto el consorcio que conforman Repsol, Shell y Pan American Energy. “A finales de 2021 este pozo ya va entrar en producción y, por lo tanto, va a ser un importante aporte para toda la política de hidrocarburos que se tiene en nuestro país”, dijo el presidente.

Para el titular de Energía e Hidrocarburos el hallazgo representa un primer impulso a la gestión de Arce. El presidente asumió hace menos de dos meses en medio de una gran crisis económica. “Estas nuevas reservas nos van a garantizar el abastecimiento al mercado interno y, en segundo lugar, poder cumplir con los contratos de gas hacia la Argentina y Brasil”, señaló Molina. Durante el gobierno de facto el país vivió momentos de escasez en la provisión de energía y combustible. En plena pandemia se vieron largas colas en las puertas de las empresas distribuidoras de gas. “El gobierno de facto había detenido la exploración de pozos. Fue un año perdido y nos restó. Pero ahora estamos haciendo todo lo posible para recuperarnos”, dijo el economista cruceño.

El procesamiento de estos recursos naturales se transformó en uno de los pilares del modelo boliviano iniciado en 2006 por Morales. Sumar valor agregado para fortalecer las exportaciones es una de las tareas en la que el ministro tendrá que poner su mayor esfuerzo. “En términos de gas exportamos el 80 por ciento de nuestra producción. Si hablamos de energía eléctrica también somos un exportador neto. Nuestra demanda interna es de alrededor de 1600 megas y nuestra potencia instalada estaría llegando arriba de los 3200 megas. Tenemos posibilidad de inyectar ese excedente”, sostuvo el funcionario. El 80 por ciento de las exportaciones que hizo el país en 2019 corresponde a productos con bajo valor agregado, según informó el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE). Los minerales representaron el 48 por ciento de los exportado (oro, zinc y plata, a la cabeza). El gas y otros hidrocarburos llegaron al 32 por ciento.

De la nacionalización a la industrialización

Esos datos por momentos se usan para criticar la gestión del Movimiento al Socialismo (MAS) al frente del Ejecutivo. Sin embargo olvidan que recién a partir del 2006, con el decreto 28.701 sancionado por Morales, el 82 por ciento de la producción petrolera pasó a manos del Estado. Un año antes, producto de movilizaciones sociales intensas, se había modificado la ley de hidrocarburos que elevó al 50 por ciento las regalías de ese sector hacia el Estado. A partir de ese momento comienza una etapa de nacionalización de empresas mineras, energéticas, petroleras y de telecomunicaciones. En 2008 el país da el primer salto de calidad hacia la industrialización de sus materias primas. Ese año YPFB se configura como corporación y se crea la Empresa Boliviana de Industrialización de los Hidrocarburos (EBIH).

La explotación del litio ocupa otro capítulo en la historia de Bolivia. Se estima que el país tiene la mayor reserva de litio en salmueras del mundo, ubicada en el salar de Uyuni. Junto con Chile y Argentina configura un gran reservorio de este bien denominado el “triángulo del litio”. El gobierno de Morales decretó en 2008 la explotación estatal de este bien. A su vez en 2009, con la sanción de la nueva Constitución del Estado Plurinacional, declaró los recursos naturales “de carácter estratégico e interés público”. Esta fue la antesala para la creación ese mismo año de la Gerencia Nacional de Recursos Evaporíticos (GNRE). Molina contó que en ese entonces se había establecido un plan de tres fases. “El objetivo era la industrialización y comercialización de litio. En 2017 se crea por ley Yacimiento de Litio Boliviano (YLB), que reemplazó a GNRE, y tiene como responsabilidad realizar todas las actividades de la cadena productiva. En ese marco es que se desarrollaron plantas para la producción de baterías”, informó el funcionario.

Litio: ese blanco objeto del deseo

El litio se convirtió en un bien apreciado en todo el mundo. Su uso para la confección de baterías lo transformó en “el oro blanco”. De hecho Morales había dicho que el golpe de Estado en su contra era un “golpe contra el litio”. El expresidente ubicó los intereses de Estados Unidos por la explotación de esta materia prima como la causa de su salida del gobierno. Bolivia había alcanzado dos acuerdos con capitales privados para el tratamiento del litio. Uno con la empresa alemana ACY Systems y otro con el consorcio chino TBEA-Baocheng. “Producto del golpe de Estado estos proyectos fueron paralizados. La idea es reencaminarlos porque creemos que es importante tener el know-how de este tipo de empresas que conoce el mercado y tienen la tecnología. Será en el marco de una asociación público-privada, como establece la ley”, señaló el ministro.

La firma en 2018 del acuerdo con ACY Systems para explotar el salar de Uyuni había provocado una dura reacción de las autoridades de Potosí. Hubo jornadas de protestas y marchas que luego se encauzaron con el movimiento golpista. El Comité Cívico de esa ciudad exigía mayores regalías. Molina señala la necesidad de reestablecer los diálogos con las autoridades locales. “Vamos a evaluar todo lo que se ha hecho. Estamos encaminando una estrategia que sea sostenible socialmente, ambientalmente y también políticamente”, dijo el ministro. Además, recalcó que se trata de una industria difícil y que demandará años. “En estos momentos estamos produciendo baterías para el mercado interno. En el año 2019 el Estado firmó un acuerdo con la empresa de nacional Quantum, que fabrica autos eléctricos, a la cual YLB le provee baterías”, señaló el funcionario.

En el marco de una visión geopolítica sobre estos recursos naturales, Molina sostiene que la integración regional es vital. “Bolivia tiene un espíritu integracionista. Lo ha demostrado con la interconexión de gasoductos con Argentina y Brasil, que llevan más de dos o tres décadas en esta lógica. Con Argentina creemos que avanzaremos de una manera cercana por la visión geopolítica que comparten el presidente Luis y Alberto”, dijo el economista. Además postuló a la Unidad de Naciones Suramericanas (UNASUR) como plataforma para avanzar en este sentido. “Sin duda este proceso había avanzado sustancialmente hasta hace algunos años donde distintas fuerzas, inclusive exógenas, han ido afectando este interés integracionista. Creo que es momento de ir retomando esa agenda”, indicó Molina.

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