Evo Morales lideró uno de los procesos políticos, culturales y económicos más innovadores y transformadores de todo el continente, a través de la aplicación de políticas inclusivas, progresistas, pluriculturales y descolonizadoras. El mismo cobra especial relevancia en la actualidad ya que ofrece una alternativa a los modelos neoliberales, colonialistas que hegemonizan la región y gran parte del mundo.
Según datos del Banco Mundial y el Instituto de Estadísticas de Bolivia, el nivel de pobreza en el 2000 era de un 66,4% y se redujo a un 38,5% en 2016; de 2001 a 2012 se pasó de 1.312.428 personas con vivienda propia a 1.954.913. Los avances en materia educativa son notables: de 2001 a 2012 la cantidad de personas que no sabían leer ni escribir se redujo de 1.154.386 a 665.000; el nivel de educación y el ingreso al sistema de instrucción público creció de 1.644.674 a 2.910.921 en el nivel primario; de 753.000 a 3.755.648 en el nivel secundario, y de 426.000 a 653.098 en el nivel universitario.
El Estado Plurinacional de Bolivia ha establecido constitucionalmente que la educación constituye una responsabilidad del Estado, que tiene la obligación indelegable de sostenerla, gestionarla y garantizar que sea intracultural, intercultural y plurilingüe. En efecto, la política educativa fue fundada en el reconocimiento de la diversidad cultural y lingüística que caracteriza a nuestros pueblos, como condición para lograr la soberanía y la descolonización del pensamiento latinoamericano.
Es por ello que el otorgamiento de esta distinción a una figura de tal relevancia constituye un honor para la UNA, que logra materializar este reconocimiento en un momento en que el pueblo del hermano país ha expresado su voluntad contra las políticas neoliberales e ilegítimas y a favor de recuperar la democracia en manos del Luis Arce, candidato del MAS y ex ministro de economía del gobierno de Evo Morales.
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