Por Julio Peñaloza Bretel / NODAL.- “Como dijo Albert Einstein, lo que sube, baja” afirmó Jeanine Añez en su condición de Senadora por el Movimiento Demócrata Social (Verdes) el año 2015, lo que desató una catarata de burlas en redes sociales, al haber confundido la Teoría de la Relatividad con la Ley de la Gravedad de Isaac Newton.
La anécdota viene a cuento porque la frase mal atribuída al físico alemán, encaja perfectamente en su actual momento, cuarenta y ocho horas después de que Evo Morales afirmara que la candidatura de la presidenta de facto se encontraba en “caída libre”. Pues bien, efectivamente, lo que subió en enero –su candidatura a la presidencia–, terminó bajando por la tarde del 17 de septiembre con el argumento del honor que significa renunciar a una aspiración personal para cerrarle el paso al retorno del Movimiento del Socialismo (MAS) al poder, ya sin Evo en la papeleta electoral.
Más allá de su retórica demagógica y pseudoépica, lo cierto es que Añez y su entorno determinaron bajarse de la carrera hacia el domingo 18 de octubre debido a que una última encuesta con un universo de nada menos que dieciséis mil entrevistados –diez mil por teléfono, seis mil presenciales—la situó en el cuarto lugar de la tabla de posiciones con una intención de voto válido reducida, en cuatro meses, de 18 por ciento a nada más que diez, y y con el candidato de la extrema derecha, Luis Fernando Camacho que lideriza la alianza Creemos superándola con doce por ciento, cuando hace ciento veinte días, con suerte rozaba el tres por ciento.
En los pasillos de la política boliviana se discutía acerca de la intención de Añez y su vicepresidenciable, el empresario Samuel Doria Medina, de generar las condiciones para una pretendida unidad de los partidos del centro hacia la derecha, unidad que viene figurando nada más que en las intenciones desde hace por lo menos cinco años en el país, y si esa era el propósito, está claro que la decisión resulta tardía si se considera que queda menos de un mes para las elecciones y el voto que beneficiaría eventualmente a la oficialista alianza Juntos, ahora sin binomio, migrará por lo menos a dos candidatos, al mismísimo Camacho y a Carlos Mesa que, según la misma encuesta realizada por la fundación Jubileo, continúa segundo en las preferencias con 26 por ciento del voto válido, pero bastante distanciado del puntero, Luis Arce Catacora, ex Ministro de Economía y Finanzas de Evo Morales durante doce años, que suma el 40 por ciento con una diferencia de más del diez por cientosobre su inmediato perseguidor, suficiente para obtener la victoria en primera vuelta.
Entre abril y mayo, la presidenta boliviana de facto, disputaba por dos a tres puntos el segundo lugar a la Comunidad Ciudadana (CC) de Carlos Mesa, pero debido a esa ilegítima y desgastante doble condición de primera mandataria-candidata, empeñada en combatir el corona virus con militares y policías, antes que con especialistas en salud y rodeada de un puñado de colaboradores ineptos y groseramente inescrupulosos, lo que se produjo fue un conjunto muy evidente de actos de corrupción vinculados a la gestión sanitaria, del que sobresale la fallida compra de unos respiradores con un escandaloso sobreprecio y que al final de cuentas, nunca llegaron a destino para ser utilizados. Como si esto no fuera suficiente, la Defensoría del Pueblo ha dictaminado que en las poblaciones de Sacaba y Senkata se produjeron crímenes de lesa humanidad para consolidar el golpe, y su aliado más importante, el gobierno de Donald Trump, ha descertificado a Bolivia por los resultados exhibidos en el combate al narcotráfico.
Desprovista de su condición de candidata al no tener otra opción que renunciar a sus aspiraciones, Añez ha terminado admitiendoque su gobierno espurio y su campaña electoral eran incompatibles, considerando fundamentalmente el error de partida que significó entablar una batalla verbal con Evo Morales que hasta las denuncias en su contra de un presunto estupro, reinaba como figura protagonica de la discusión política, aunque fuera desde Buenos Aires y casi exclusivamente por twitter.
El pretendido renunciamiento de Jeanine, como le llaman todos quienes le tienen simpatía, ha llegado muy tarde, cuando ese diez por ciento que la situó en cuarto lugar en la encuesta que enterró sus pretensiones, será repartido como migajas que parecen no ser suficientes para alterar el triunfo del MAS que a través de su candidato Arce Catacora está poniendo un fuerte acento en la recuperación de la economía como prioridad temática de campaña.
Seguramente el voto anti Evo beneficiará principalmente a Mesa, pero es muy probable que Camacho, ahora tercero, se empeñe en buscar arrebatarle el segundo lugar al ex vicepresidente de Gonzalo Sánchez de Lozada para convertirse él, en opción para un probable balotaje, cuando en Bolivia si hay algo absolutamente claro es que hay una sola organización política que representa al mundo popular urbano y rural, el MAS, que podría lograr la hazaña de ganar esta elección ya sin la presencia de su caudillo en el centro de los acontecimientos.
* Periodista boliviano
Nota de Edición: Se cambió el título original del artículo publicado en el sitio argentino NODAL: