Por Miguel Gómez / La Razón.- La Organización de Estados Americanos (OEA) anunció este miércoles que enviará una Misión de Observación Electoral (MOE) para las elecciones del 18 de octubre en Bolivia, nuevamente a la cabeza de Manuel González, excanciller de Costa Rica, quien sembró dudas en los comicios del año pasado y alimentó la tesis del fraude electoral de los opositores del entonces presidente Evo Morales.
Mediante una nota de prensa, el organismo electoral dirigido por el uruguayo Luis Almagro, señala que “la Misión estará integrada por más de 30 expertos en organización y tecnología electoral, financiamiento político-electoral, participación política de las mujeres, justicia electoral, estadística, medios y redes sociales, voto en el extranjero, y participación política de pueblos indígenas, además de observadores en las ciudades de La Paz, Santa Cruz y Cochabamba y, para dar seguimiento al voto en el exterior, en Argentina, España y Estados Unidos”.
Además, indica que por la emergencia sanitaria del COVID-19, la comitiva “implementará un esquema que le permitirá recopilar la información en el terreno y combinará componentes presenciales y virtuales para facilitar la interacción entre los principales actores de la elección y analizar integralmente los aspectos técnicos del proceso”. El grupo base, junto a González, llegará a Bolivia en los días previos a las justas electorales y, durante su estancia, se reunirá con autoridades gubernamentales, electorales, representantes de partidos y de la sociedad civil.
Un día después de los comicios del 20 de octubre de 2019, González dio una conferencia en la que, a nombre de la OEA, manifestó su “profunda preocupación y sorpresa por el cambio drástico y difícil de justificar en la tendencia de los resultados preliminares conocidos tras el cierre de las urnas”, que daban como ganador a Morales, del Movimiento Al Socialismo (MAS) y con una diferencia que le permitía eludir la segunda vuelta con relación a su principal contendor, Carlos Mesa, de Comunidad Ciudadana (CC).
El informe alimentó el discurso del fraude, y luego vinieron las protestas cívicas, un motín policial, la sugerencia de las Fuerzas Armadas para que Morales renuncie, lo cual sucedió el 10 de noviembre, luego que la OEA emitiera una auditoría preliminar que volvió a hablar de un fraude en la votación, estudio que fue rebatido por entidades internacionales.
Según la nota de prensa de este miércoles, “González tiene una larga trayectoria como político, diplomático y académico. Fue ministro de Relaciones Exteriores y Culto de 2014 a 2018 y ministro de Comercio Exterior de 2004 a 2006, además de embajador ante Naciones Unidas de 2002 a 2004”.
Un centro de investigación de EE.UU. desmiente el documento del organismo
El fraude de la OEA para el Golpe en Bolivia
Cómo se contruyó el relato que dio base al derrocamiento y proscripción de Evo Morales. Un documento del prestigioso CEPR, que tiene dos premios Nobel en su Junta Consultiva, demuele las conclusiones que alimentaron al discurso golpista.
Por Ernesto Tiffenberg/Página 12.- “Declarar es muy fácil, probar y comprobar es lo difícil”, fue la frase con que Fernando del Rincón, periodista de CNN, abrió su programa destinado a hablar del “fraude” en las elecciones bolivianas. Pese a todos sus esfuerzos, él tampoco lo logró. Declaró mucho y probó poco y nada.Algo parecido le pasó a la Organización de Estados Americanos (OEA) . Dedicada desde la noche misma de las elecciones a darle argumentos a la oposición golpista –sembrando sospechas sobre el recuento de votos y hablando de “un inexplicable cambio de tendencia”–, se cuidó sin embargo de utilizar la palabra “fraude” , que no figuró en ninguna de sus declaraciones.
El único que rompió la consigna fue nada menos que el secretario general del organismo, el uruguayo Luis Almagro, expulsado del Frente Amplio por impulsar la intervención militar en Venezuela, quien aseguró el martes en la sesión extraordinaria de la OEA que “en Bolivia hubo un golpe de Estado el 20 de octubre cuando Evo Morales cometió fraude electoral”.
Pero más allá del uso de la palabra “fraude”, los documentos de la OEA fueron la columna vertebral sobre la que se construyó el relato que habilitó el golpe de estado en Bolivia . La validez de sus conclusiones quedó severamente cuestionada cuando el Centro de Investigación en Economía y Política (CEPR) dio a conocer su trabajo ¿Qué sucedió en el recuento de votos de las elecciones de Bolivia de 2019? El papel de la Misión de Observación Electoral de la OEA , que demuele las apresuradas conclusiones del documento apadrinado por Almagro.
El CEPR es un prestigioso centro de investigación con base en Washington, fundado por los economistas Dean Baker y Mark Weisbrot. Su Junta Consultiva incluye a dos premios Nobel de Economía como Robert Solow y Joseph Stiglitz.
El relato de la OEA
Todo el relato de la OEA se basó en la interrupción por casi 24 horas del escrutinio provisorio (llamado Transmisión de los Resultados Electorales Preliminares, TREP) cuando ya estaban cargadas el 83,85% de las actas.
El sistema electoral boliviano prevé que será declarado ganador el candidato que supere el 50% de los votos o el que, con más del 40%, aventaje por 10 puntos a su inmediato competidor. Cuando el conteo rápido fue interrumpido, Evo Morales había pasado el 45,7% del total y le llevaba 7,87% a Carlos Mesa, el otro candidato con aspiraciones.
Cuando se retomó el conteo rápido y se llegó al 95,63% de las actas, el resultado fue de 46,86% para el presidente y 36,32 para el opositor, con más de 10 puntos de diferencia. Finalmente, en el escrutinio oficial, el oficialismo llegó al 47,08%, un 10,5% por encima de Mesa. En otras palabras, Evo había sido reelegido sin necesidad de recurrir a un ballottage.
El principal argumento de la OEA para reclamar que se repitan las elecciones fue “el cambio drástico y difícil de explicar en la tendencia de los resultados preliminares [del conteo rápido]”. Sin embargo, sostiene el informe del CEPR, “la misión no proporcionó evidencia sustentando estas declaraciones que sugieren que el conteo rápido podría ser incorrecto o ‘difícil de explicar’”.
El conteo rápido y el oficial
Los investigadores del Centro estadunidense muestran que la mayor parte de los señalamientos de la OEA se hacen sobre el escrutinio provisorio y no sobre el oficial, que se inició poco después y no se interrumpió en ningún momento.
El conteo rápido se realiza en base a fotografías de las actas y su única función es responder a la ansiedad de los medios y la población con resultados creíbles a pocas horas de terminada la votación. (Dicho sea de paso, la propia OEA recomendó que se haga.) Pero esos resultados no tienen ningún valor legal.
En Bolivia, el único cómputo vinculante es el oficial, confeccionado por los Tribunales Electorales en base a las actas verdaderas. Eso explica por qué, en la noche de las elecciones, grupos coordinados de opositores atacaron, y en varios casos incendiaron, algunos de los locales donde se llevaba a cabo el recuento oficial, obligando a trasladar el lugar de trabajo de las autoridades electorales. Esas “mudanzas” serían utilizadas después por la OEA para cuestionar el funcionamiento del escrutinio.
El estudio de CEPR muestra también que, contrariamente a lo sugerido por la oposición, los dos escrutinios confluyeron en un resultado muy similar. “Al final, el conteo oficial, que es legalmente vinculante y completamente transparente, coincidió estrechamente con los resultados del conteo rápido”, afirmó Guillaume Long, uno de los investigadores.
El cambio de tendencia
Lo que explica el “cambio de tendencia” que tanto preocupó a la OEA no es otra cosa que el fuerte contraste entre el voto ciudadano y el voto rural. Las preferencias en los centros urbanos, donde crece la participación de los sectores medios y altos, son menos favorables a Evo Morales que en los territorios campesinos, el área pobre de la que él mismo proviene. Lógicamente, las actas de las urnas ciudadanas llegan a los centros electorales antes de las que provienen de los apartados sectores rurales. De allí surge la consistencia de la tendencia proyectada desde el comienzo mismo del conteo, que muestra la paulatina y permanente ampliación de la diferencia entre Morales y Mesa, hasta llegar al 10,5 final.
No conformes con esas proyecciones, los expertos del CEPR realizaron más de 500 simulaciones en base a los resultados informados con el 83,85% de las actas, cuando se interrumpió el conteo rápido, y concluyeron que el triunfo de Evo Morales por más de 10 puntos no sólo era posible sino altamente probable.
Del fraude a la inconstitucionalidad
Todos estos datos explican por qué poco a poco se fue abandonando el argumento del “fraude” en el escrutinio de los votos, para resucitar con más fuerza la “inconstitucionalidad” de la participación del Presidente aymara en las elecciones. Cabe recordar que Evo Morales perdió en 2016 por estrecho margen un prebliscito sobre la posibilidad de habilitar su candidatura para un nuevo periodo. Y que finalmente logró en 2017 un fallo del Tribunal Supremo que le dio luz verde a sus aspiraciones .
Más allá de las opiniones que merezcan esas dos iniciativas del presidente depuesto, actualmente no pueden tener la menor relevancia. El fallo que lo habilitó fue aceptado tanto por la oposición interna, que legalizó las elecciones al presentarse, como por los organismos internacionales que ahora aparecen al frente del cuestionamiento, como la OEA, que le dio pleno respaldo en mayo de 2018. “Decir que Evo Morales no puede participar sería absolutamente discriminatorio”, proclamó por aquellos días el propio Luis Almagro.
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Pero los vientos cambiaron. Una de las pocas definiciones de la autoproclamada presidenta provisoria de Bolivia, Jeanine Áñez , fue justamente anunciar su decisión de anular ese fallo del Tribunal Constitucional.
Si lo hace, quedaría expuesto el principal objetivo del Golpe: la proscripción de Evo Morales, de la misma forma que la destitución de Dilma Rousseff y la prisión de Lula da Silva tuvieron el objetivo de proscribir al primer presidente obrero de la historia de Brasil.
¿Serían democráticas unas elecciones con el principal candidato proscripto, aunque acaba de obtener nada menos que el 47 por ciento de los votos? Los argentinos están calificados para opinar al respecto, después de todo algo muy parecido se vivió después del golpe militar que derrocó a Juan Domingo Perón y lo proscribió por décadas. No solo la sangre de los asesinados por la represión une a los dos países.
Algunos datos más que interesantes para seguir leyendo
1. Antonio Costas, el vicepresidente del Tribunal Electoral que con su renuncia abonó buena parte de las denuncias periodísticas sobre el supuesto “fraude”, aseguró a los medios que quisieron escucharlo que su disgusto fue con la “innecesaria” suspensión del conteo rápido. Y reveló que ésta se produjo por una alerta de ataque informático, pero que el “alboroto” técnico y la “impericia” del Tribunal, no cambiaron de ninguna manera la veracidad de los resultados.
2. Según la ley boliviana, una vez que los jurados electorales firman el acta de recuento de una mesa, el día de las elecciones, los votos físicos ya no tienen valor, puesto que en ningún caso se ha de volver a contarlos. Si un acta recibe observaciones, se vuelve a votar en la mesa a la que esta corresponde. Así que nadie se preocupa demasiado por conservar con cuidado los votos. Eso explica por qué pasaron al olvido los videos de denuncia, que se viralizaron en las redes y los medios en la noche de las elecciones, donde jóvenes exaltados mostraban papeletas y urnas como “prueba” del fraude, mientras sus compañeros les prendían fuego.
3. Declaraciones de Evo Morales al diario español El País desde México: “El golpe de Estado empezó el 21 de octubre, después de las elecciones, con la falsa acusación de que había fraude. Ahora me doy cuenta de que la denuncia es el verdadero fraude. Durante dos semanas, se va intensificando y el golpe se consuma cuando la policía se amotina y pasa a ser golpista. Pedimos un diálogo con los cuatro partidos que tienen representación parlamentaria. Para evitar muertos y heridos, yo digo que no haya segunda vuelta sino elecciones y sin Evo candidato, con nuevos miembros del tribunal electoral. Y siguieron agrediendo. Hasta que renuncié, no había muertos de bala. Después, van cuatro o cinco.
En la madrugada del domingo, la OEA ya tenía listo el informe preliminar haciendo ver que había habido fraude. El compromiso era otro, porque nos habían dicho que no lo tendrían listo entero hasta el 12 y nos pidieron hasta el 13, es decir, hasta hoy. Yo pedí que me contactaran con el secretario general, Luis Almagro, a las tres o cuatro de la mañana, pero no quiso. Hablé con su jefe de Gabinete, Gonzalo Koncke, le dije que con ese informe iban a incendiar el país, que iba a haber muertos. Dicen que gané, pero no con claridad, entonces, debería haber segunda vuelta, pero no, quieren nuevas elecciones. Es una decisión política. Ahora dicen que hicimos un autogolpe. Luis Almagro espera instrucciones del Gobierno de Estados Unidos, así se puede entender. Yo tenía cierta esperanza en la OEA. Le dijimos que hicieran la auditoría, estaba convencido de que no hubo fraude. Nunca en la vida me ha gustado hacer algo ilegal. El tema de fondo es que no aceptan el voto indígena. Después del primer informe, el TREP, ganaba con el 7% pero faltaba el voto rural, el voto indígena. Dije que íbamos a ganar. Rechazan el voto indígena, es regresar a tiempos del pasado, a tiempos de la colonia.”
https://www.pagina12.com.ar/231189-el-fraude-de-la-oea-para-el-golpe-en-bolivia
New York Times: La OEA usó datos «incorrectos» para acusar de fraude en Bolivia
Un estudio realizado por investigadores independientes , utilizando datos obtenidos por The New York Times de las autoridades electorales bolivianas, descubrió que el análisis estadístico de la Organización de los Estados Americanos era defectuoso.
Escriben: Por Anatoly Kurmanaev y Maria Silvia Trigo/New York Times
La elección fue la más disputada en décadas: Evo Morales, el primer presidente indígena de Bolivia, se postulaba para un cuarto mandato, enfrentando una oposición que lo veía como autoritario y no dispuesto a renunciar al poder.
Cuando comenzó el conteo preliminar de votos, el 20 de octubre de 2019, las tensiones aumentaron. Cuando el recuento se detuvo, de repente y sin explicación, luego se reanudó un día completo más tarde, mostró que Morales tenía los votos suficientes para obtener una victoria.
En medio de sospechas de fraude, estallaron protestas en todo el país y la comunidad internacional recurrió a la Organización de Estados Americanos, que había sido invitada a observar las elecciones, para su evaluación.
La declaración de la organización, que citó «un cambio inexplicable» que «modifica drásticamente el destino de las elecciones», aumentó las dudas sobre la equidad del voto y alimentó una cadena de eventos que cambiaron la historia de la nación sudamericana. La oposición aprovechó el reclamo de intensificar las protestas, reunir apoyo internacional y expulsar al Sr. Morales del poder con apoyo militar semanas después.
Ahora, un estudio realizado por investigadores independientes , utilizando datos obtenidos por The New York Times de las autoridades electorales bolivianas, descubrió que el análisis estadístico de la Organización de los Estados Americanos era defectuoso.
Los investigadores encontraron que la conclusión de que la parte del voto del Sr. Morales saltó inexplicablemente en las boletas finales se basó en datos incorrectos y técnicas estadísticas inapropiadas.
«Examinamos detenidamente la evidencia estadística de la OEA y encontramos problemas con sus métodos», dijo Francisco Rodríguez, un economista que enseña estudios latinoamericanos en la Universidad de Tulane. «Una vez que corregimos esos problemas, los resultados de la OEA desaparecen, sin dejar evidencia estadística de fraude».
Rodríguez realizó el estudio con Dorothy Kronick, experta en política latinoamericana de la Universidad de Pensilvania, y Nicolás Idrobo, estudiante de doctorado en la misma universidad, coautor de un libro de texto sobre métodos estadísticos avanzados. Su estudio es un documento de trabajo que aún no ha sido revisado por pares.
Sin duda, los autores dijeron que su análisis se centró solo en el análisis estadístico de la OEA de los resultados de la votación, y no prueba que la elección fuera libre y justa. De hecho, hubo muchos problemas documentados con la votación.
En un intento por sofocar las protestas que se iniciaron cuando reclamó la victoria, Morales pidió a la OEA que realizara una auditoría electoral «vinculante».
El informe resultante de 100 páginas, publicado en diciembre, contenía evidencia de errores , irregularidades y «una serie de operaciones maliciosas» destinadas a alterar los resultados. Estos incluyeron servidores de datos ocultos, recibos de votación manipulados y firmas falsificadas, que según la organización le imposibilitaron validar los resultados de las elecciones.
La OEA encontró evidencia de moderación con al menos 38,000 votos. Morales reclamó la victoria absoluta por un margen de 35,000 votos.
«Hubo fraude, simplemente no sabemos dónde y cuánto», dijo Calla Hullum, una experta en Bolivia de la Universidad de Miami que presenció la elección y analizó los hallazgos de la OEA.
«El problema con el informe de la OEA es que lo hicieron muy rápidamente», dijo Hullum. Eso dio forma a la narrativa de las elecciones antes de que los datos pudieran analizarse adecuadamente, dijo.
Ese reclamo inicial de la OEA es específicamente lo que los académicos están disputando en su estudio.
La caída de Morales allanó el camino para un gobierno provisional de extrema derecha, dirigido por Jeanine Añez, que aún no ha cumplido su mandato de supervisar nuevas elecciones rápidas. El nuevo gobierno ha perseguido a los partidarios del ex presidente, sofocó la disidencia y trabajó para consolidar su control del poder.
Foto: Reuters.
Siete meses después de la caída del Sr. Morales, Bolivia no tiene un gobierno electo ni una fecha de elección oficial.
La OEA dijo que mantuvo su análisis estadístico, porque detectó con éxito las primeras indicaciones iniciales de fraude.
«Es un punto discutible», dijo el jefe de observaciones electorales de la organización, Gerardo De Icaza, en respuesta a las preguntas planteadas por el nuevo estudio. “Las estadísticas no prueban ni refutan el fraude. Evidencia sólida como declaraciones falsas de encuestas y estructuras de TI ocultas. Y eso es lo que encontramos «.
La acusación inicial de la organización se produjo justo después de las elecciones más disputadas de Bolivia desde el regreso de la democracia en la década de 1980. Para postularse para un cuarto mandato, Morales subvirtió las leyes , dotó al consejo electoral de leales e ignoró los resultados de un referéndum que le prohibió buscar la reelección.
Al afirmar que no se podía confiar en los resultados de las elecciones de octubre, algunos líderes de la oposición dijeron que paralizarían el país si Morales declaraba la victoria.
Por su parte, los partidarios en gran parte indígenas de Morales, por temor al regreso de los políticos conservadores de ascendencia europea que habían sido la regla en el país antes de que Morales asumiera el cargo en 2006, prometieron defender sus ganancias políticas a toda costa.
El Departamento de Estado de los Estados Unidos reaccionó rápidamente a la declaración de la OEA, acusando a los funcionarios electorales de tratar de «subvertir la democracia de Bolivia». Carlos Mesa, el principal candidato de la oposición, y Luis Fernando Camacho, uno de los principales líderes de las protestas, citaron la afirmación de la organización de justificar sus llamados a la acción callejera.
«La OEA, como observadores, ratificó las dudas que todos los bolivianos tenían y la preocupación de que su voto haya sido violado», dijo Camacho en un video el 22 de octubre.
A medida que las manifestaciones se intensificaron en las siguientes semanas, Morales comenzó a perder el apoyo de las fuerzas de seguridad. Un goteo de deserciones del gobierno se convirtió en una inundación.
Morales, visiblemente demacrado, salió a la televisión nacional para ofrecer nuevas elecciones, pero para entonces ya era demasiado tarde. El mismo día, los militares le pidieron al Sr. Morales que se retirara. Huyó al exilio poco después.
«La OEA terminó hundiendo cualquier legitimidad que los resultados de la votación pudieran haber tenido», dijo Gonzalo Mendieta, un destacado columnista boliviano.
En su auditoría de las elecciones, la organización dijo que encontró una «tendencia altamente improbable en el último 5 por ciento del recuento» que empujó a Morales por encima del umbral para una victoria absoluta, sin una segunda vuelta.
Los autores del nuevo estudio dijeron que no pudieron replicar los hallazgos de la OEA utilizando sus técnicas probables. Dijeron que un cambio repentino en la tendencia apareció solo cuando excluyeron los resultados de las cabinas de votación procesadas manualmente y con informes tardíos.
Esto sugiere que la organización (OEA) utilizó un conjunto de datos incorrectos para llegar a su conclusión, dijeron los investigadores. La diferencia es significativa: las 1.500 cabinas de informes tardíos excluidas representan la mayor parte de los votos finales que las afirmaciones del análisis estadístico de la OEA son sospechosas.
Secretario general de la OEA Luis Almagro. Foto: AFP
Además, los académicos dijeron que la organización (OEA) usó un método estadístico inapropiado que creó artificialmente la apariencia de una ruptura en la tendencia de votación.
El consultor de la OEA que realizó su análisis estadístico, el profesor Irfan Nooruddin de la Universidad de Georgetown, dijo que el nuevo estudio tergiversó su trabajo y estaba equivocado. No proporcionó detalles y no compartió sus métodos o datos con los autores del estudio, a pesar de las reiteradas solicitudes.
Por su parte, el Sr. De Icaza, con la OEA, dijo que, en términos generales, los datos de las elecciones más recientes de Bolivia eran demasiado defectuosos para sacar conclusiones significativas.
«Estás haciendo un ejercicio estadístico sobre documentos falsificados», dijo. “La pregunta no es si los números falsos se suman. La pregunta es si son falsas o no, y lo son”.
¿Los cambios en los votos contados tarde indican fraude?: Evidencia de Bolivia
Por Nicolas Idrobo, Dorothy Kronick, Francisco Rodríguez (7 de junio de 2020)
Resumen
Tendencias sorprendentes en los votos contados tarde pueden provocar conflictos. En Bolivia, los observadores electorales recientemente hicieron sonar las alarmas sobre las tendencias en los votos contados tarde | con dramáticas consecuencias políticas. Revisamos la evidencia cuantitativa, encontrando que (a) un salto entre padres y padres en la participación de votos del titular fue en realidad un artefacto del error de los analistas ; (b) el análisis de la variación dentro del recinto ignoraba por error una fuerte tendencia secular; y (c) aparecen patrones casi idénticos en los datos de la elección anterior, que no fue impugnada. En resumen, examinamos los patrones que los observadores consideraron \ inexplicables «, y descubrimos que podemos explicarlos sin invocar fraude.
La democracia requiere elecciones en las que pueda creer. Las dudas sobre la legitimidad del proceso electoral pueden desmoralizar y desmovilizar a los votantes (1) | o incluso provocar violencia (2) . Una amenaza obvia a la legitimidad es la mala práctica electoral. Otro son las acusaciones sin fundamento de fraude. Los políticos a menudo hacen sonar las alarmas sobre la votación o la doble votación, por ejemplo, incluso en ausencia de tales abusos (3) .
Una amenaza a la legitimidad percibida del proceso electoral proviene del hecho de que los votos generalmente se cuentan en un orden no aleatorio. Cuando un candidato lidera en la noche de las elecciones, pero finalmente pierde al día siguiente, sus seguidores a menudo lloran mal. En las elecciones presidenciales de 2007 en Kenia, por ejemplo, el candidato de la oposición sufrió una pérdida limitada después de tener una ventaja temprana (4) . Su partido acusó al gobierno de fraude. Cientos murieron en la crisis que siguió; cientos de miles fueron desplazados.
Los investigadores entienden por qué los votos tardíos favorecen desproporcionadamente a los demócratas en los Estados Unidos: es más probable que los votantes jóvenes y no blancos emitan papeletas electorales y por correo, que es más probable que se cuenten después del día de las elecciones (5) . Este hallazgo puede restringir a los políticos que de otra manera denunciarían el «cambio azul» como evidencia de fraude. Pero los cambios de otros países en los votos tardíos, aunque comunes, son menos conocidos | dejándolos abiertos a interpretaciones politizadas.
Revisamos las controvertidas elecciones presidenciales bolivianas de octubre de 2019. En la noche de las elecciones, las autoridades electorales anunciaron que, con más del 80% de los votos contados, el titular Evo Morales tenía una ventaja de 7,9 puntos sobre el segundo puesto | los 10 puntos que necesitaba para evitar un runo. Pero la noche siguiente, con casi todos los votos contados, el margen de Morales superó por poco los 10 puntos. El subcampeón lloró fraude (6) . Y críticamente, la Organización de Estados Americanos (OEA) emitió una declaración expresando \ profunda preocupación y sorpresa por el cambio drástico y difícil de explicar en la tendencia de los resultados preliminares revelados después del cierre de las encuestas » (7).
Las consecuencias políticas fueron dramáticas. En parte debido a las denuncias de fraude, el ejército boliviano le pidió a Morales que renunciara; él ed a México. Un senador del partido opositor asumió el cargo de presidente interino. Al momento de escribir esto, ella permanece en la oficina.
Revisamos los patrones cuantitativos que la OEA y otros investigadores presentaron como \ inexplicable » (8) . En cambio, descubrimos que podemos explicar estos patrones sin invocar fraude . Por su cuenta, estos resultados no hacen \ ponen en tela de juicio la credibilidad del proceso [electoral]» (9). No evaluamos la integridad de las elecciones en general. Como se señala a continuación, la OEA presentó muchos indicadores cualitativos de mala práctica electoral; estudiamos solo la evidencia cuantitativa.
El informe final de la OEA enfatizó un salto discontinuo en la participación de votos del titular después de que se había contado el 95% de los votos (10). Encontramos que este salto aparente probablemente fue el resultado de dos errores: primero, la exclusión errónea del 4.4% de las observaciones; segundo, el uso de un estimador no diseñado para el análisis de regresión discontinua. La corrección de cualquiera de los errores elimina la aparición de un salto. Además, cuando implementamos una prueba formal siguiendo las mejores prácticas (11), no podemos rechazar la nulidad de que la cuota de voto del titular es continua en el momento.
En un trabajo relacionado que se hace eco de la preocupación de la OEA por la integridad de la elección boliviana, Escobari y Hoover (2019) encuentran lo que consideran un patrón sospechoso. Las casillas de votación se contaron después de las 7:40 p.m., cuando el gobierno dejó de publicar sospechosamente resultados actualizados, favorezca más al titular que a las casillas de votación del mismo lugar de votación que se contó antes de las 7:40 p.m. (12) presenta un resultado relacionado, también citándolo como sugerente de fraude. Demostramos que estas diferencias previas y posteriores son el producto de una tendencia secular: dentro de los precintos, el porcentaje de votos del titular aumentó con el tiempo durante toda la noche, incluso antes de las 7:40 pm Contabilizar esta tendencia secular elimina la aparición de una anomalía interna. -precinto pre-post diferencia en votos compartidos. Ofrecemos dos posibles explicaciones para la tendencia secular dentro del recinto, ninguna de las cuales implica una manipulación centralizada de la cuenta.
1 Escobari y Hoover (13) afirman encontrar evidencia de que el fraude electoral fue altamente estadísticamente significativo; » Newman (2020, p. 1) escribe que \ las conclusiones de la OEA fueron correctas».
2 La OEA rechazó nuestra solicitud de materiales de replicación. Planeamos publicar nuestros materiales de replicación una vez publicados; Mientras tanto, están disponibles a pedido.
3 La literatura utiliza el término \ discontinuidad «en referencia a la probabilidad de recibir tratamiento en el cuto; en este caso, se contabilizó la probabilidad de estar sujeto a manipulación electoral después del 95% de los votos. OEA (2019 a ) use el término \ discontinuidad «para referirse a un salto en el resultado (en este caso, la participación de voto del titular ) en el cuto. Seguimos la literatura, utilizando la discontinuidad para referirnos a la probabilidad de recibir tratamiento y el efecto del tratamiento para referirnos a la diferencia en los límites de la participación del voto del titular desde abajo y por encima del cuto.
La OEA también expresó su preocupación por una aceleración en el crecimiento de la ventaja del líder incubación después de las 7:40 pm en la noche de las elecciones (14). Encontramos que este cambio en la tendencia también aparece en el análisis de los datos de la encuesta anterior, en 2016. De hecho, podemos predecir el margen de voto disputado de 2019 dentro de las tres centésimas de un punto porcentual utilizando datos de (a) 2016 y (b) antes de las 7:40 pm en la noche de elecciones en cuestión (2019). La OEA también observó las elecciones de 2016, y no expresó preocupación por la mala práctica electoral (aunque no hubo auditoría en 2016, porque el resultado no fue impugnado por la OEA, 2016 a , b ). Estos resultados sugieren que el liderazgo del titular creció más rápido más tarde en la noche debido a un cambio en la composición de las casillas de votación que ingresaron al conteo. En otras palabras, podemos explicar el cambio de tendencia sin invocar una mala práctica electoral.
En resumen, ofrecemos una interpretación diferente de la evidencia cuantitativa que llevó a la OEA y otros investigadores a cuestionar la integridad de la elección boliviana. No establecemos la ausencia de fraude; no observamos las elecciones y no hacemos ningún reclamo de evaluación integral. Más bien, encontramos que no necesitamos fraude para explicar los patrones cuantitativos utilizados para ayudar a acusar a Evo Morales.
Junto con los resultados cuantitativos, la OEA enfatizó muchos otros indicios de manipulación electoral: servidores secretos, hojas de conteo falsas, modificaciones de software no reveladas a altas horas de la noche y una frágil cadena de custodia para las listas de votantes y papeletas, entre otros problemas. (15). Evaluamos solo la evidencia cuantitativa, no la integridad de la elección en general. Solo los resultados cuantitativos merecen atención porque jugaron un papel importante en la evolución de la crisis política de Bolivia (ver la sección Contexto). La OEA estableció una conexión explícita entre sus resultados cuantitativos y el resultado, afirmando que la victoria de Morales solo fue posible gracias a un aumento masivo e inexplicable en el 5% final del recuento de votos. Sin ese aumento ::: no habría cruzado el margen del 10% que es el umbral por la victoria final» Por el contrario, la OEA presentó otras irregularidades (servidores secretas, etc.) como evidencia de que el gobierno \ (p 94).. buscó manipular los resultados, «no es que el gobierno realmente haya manipulado los resultados (p. 4, énfasis agregado).
Estos hallazgos contribuyen a un debate en curso sobre los patrones cuantitativos en los retornos electorales bolivianos (16).
Otros autores afirman que estos hallazgos no revelan manipulación electoral intencional (17) . Restringimos nuestro análisis a la evidencia estadística.
Usamos más datos precisos que los críticos anteriores del informe de la OEA (aunque Newman, 2020, que respalda las conclusiones de la OEA , utiliza los mismos datos, según nuestro conocimiento). El New York Times obtuvo estos datos de las autoridades electorales bolivianas y los compartió con nosotros. Estos datos nos permiten (a) identificar el error de codificación mencionado anteriormente, (b) estimar discontinuidades y (c) estudiar la forma de la tendencia alrededor de las 7:40 pm, cuando el gobierno dejó de publicar resultados actualizados.
Más allá de Bolivia, contribuimos a tres literaturas. Primero, nuestros resultados hacen eco del trabajo en la política estadounidense sobre el cambio \ azul: «los votos contados después del día de las elecciones favorecen desproporcionadamente a los demócratas (18) . Mientras que los políticos y Los expertos a menudo señalan el cambio azul como evidencia de fraude, los académicos consideran que es predecible. También en Bolivia, los cambios en la composición probablemente explican el cambio en los votos contados tarde.
En segundo lugar, contribuimos a la literatura sobre el papel de los observadores electorales internacionales (19) . Una conclusión central del trabajo anterior es que las organizaciones intergubernamentales (como la OEA) tienen menos probabilidades de cuestionar la integridad electoral que las organizaciones no gubernamentales (20), tal vez porque las primeras están en deuda con los Estados miembros, que pueden presionar por lenidad. De hecho, según los datos de Kelley , la propia OEA | una de \ un pequeño núcleo de organizaciones con un compromiso serio con la observación electoral de alta calidad » (21) | se ubica entre los observadores con menos probabilidades de criticar o condenar la integridad electoral (2009, p. 779). En ese sentido, el caso boliviano constituye una excepción. Por otro lado, el caso boliviano es consistente con Bush y Prather (2017), quienes encontraron a ese tercero los monitores pueden moldear poderosamente las percepciones locales de credibilidad electoral, especialmente las de los perdedores políticos inclinados a desacreditar las elecciones de todos modos.
Finalmente, nuestros resultados subrayan la importancia de una administración electoral de calidad para la representación democrática en las Américas (22) .
Conclusión
La OEA y otros investigadores han utilizado tres resultados cuantitativos para cuestionar la integridad de las elecciones presidenciales bolivianas de octubre de 2019: (1) un salto aparente en la participación de votos del titular después de que se haya contado el 95% de los votos, (2) comparaciones entre las mesas de votación dentro del mismo recinto, y (3) aceleración en el crecimiento del liderazgo del titular después de las 7:40 pm en la noche de las elecciones, cuando el gobierno dejó de publicar resultados actualizados. Revisamos la evidencia, encontrando que: (1) el salto no existe; (2) una tendencia secular explica los resultados dentro del recinto; y (3) podemos predecir los resultados posteriores a las 7:40 pm casi exactamente utilizando los datos de la encuesta anterior, que la OEA aprobó.
Nuestro análisis no establece la ausencia de fraude en esta elección; eso nunca podría determinarse solo en base al análisis cuantitativo. Los resultados cuantitativos que revisamos formaron solo una parte del caso de la OEA contra la integridad de las elecciones bolivianas. Su equipo presentó evidencia de servidores secretos, hojas de conteo incorrectamente completadas, modificaciones de software no reveladas a altas horas de la noche y muchas otras razones para sospechar.
Pero aunque la evidencia cuantitativa fue simplemente uno de los hallazgos del informe de auditoría de la OEA, desempeñó y sigue desempeñando un papel descomunal en la crisis política de Bolivia . Ayudó a condenar a Morales por fraude en la corte de opinión pública. Encontramos que esta evidencia clave es defectuosa y debe ser excluida.
Nuestros hallazgos también hablan de un problema general en la administración electoral. Los gobiernos rara vez anuncian los resultados de las elecciones de una vez; en su lugar, publican recuentos parciales a medida que avanzan, diciéndole al público cómo están las cosas (p. ej.) 30% de los recintos informativos, 70%, 90%, y así sucesivamente. Estas actualizaciones crean transparencia y responden a la demanda de información del público. Pero también conllevan un costo importante y poco estudiado: generar falsas esperanzas. Esto es peligroso, porque las esperanzas frustradas pueden provocar conflictos.
La presentación de informes incrementales de resultados crea así un intercambio entre transparencia y certeza. Una forma de reducir los costos de la transparencia es estudiar los cambios en los votos contados tarde, sopesando el fraude en contra de explicaciones más inocuas. Los investigadores han realizado este trabajo para los Estados Unidos (23), pero, según nuestro conocimiento, somos los primeros en hacerlo en otros lugares. En Brasil, por ejemplo, el candidato de izquierda en las elecciones presidenciales de 2018 obtuvo solo el 25% de los votos contados anticipadamente, pero más del 40% de los votos contados tarde. En las elecciones presidenciales colombianas ese mismo año, a Gustavo Petro le fue mucho mejor a medida que avanzaba la noche electoral. ¿Estas tendencias provienen de la variación regional en el orden en que se cuentan los votos? ¿O por cambios en la combinación de papeletas urbanas y rurales? Distinguir estos mecanismos puede ayudar a proteger la legitimidad del proceso electoral.
Últimas elecciones en Bolivia. Foto: JORGE BERNAL / AFP.
Nuestras conclusiones sugieren oportunidades para el trabajo futuro. Primero, futuros estudios podrían investigar las condiciones bajo las cuales los observadores electorales usan análisis cuantitativos para estudiar la integridad electoral; Como señalamos, los indicadores cuantitativos aplicados al caso boliviano habrían revelado patrones similares en (por ejemplo) Brasil, o en la encuesta anterior en Bolivia, ambos respaldados por las misiones de la OEA. En segundo lugar, la tecnología de votación en muchos países es más adecuada para documentar los cambios en los votos contados tarde que la votación.
La evidencia comparativa sobre la magnitud de estos cambios proporcionaría una perspectiva importante sobre los casos bolivianos y estadounidenses. Finalmente, el trabajo comparativo podría evaluar qué características (si las hay) de los cambios en los votos contados tarde deben interpretarse como evidencia de posible fraude.
Referencias:
(1) Birch, 2010; Norris, 2014; Álvarez, Hall y Llewellyn, 2008; Simpser, 2012.
(2) Tucker, 2007.
(3) Goel et al., 2020; Foley y Stewart, 2020; Norris, Garnett y Gromping, 2020.
(4) Kanyinga, 2009.
(5) Foley, 2013; Foley y Stewart, 2020; Li, Hyun y Alvarez, 2020.
(6) Mesa, 2019.
(7) OEA, 21 de octubre , 2019 d.
(8) OEA, 2019 a, p. 8; Escobari y Hoover, 2019; Newman, 2020.
(9) OEA, 2019 a , p. 8.
(10) OEA, 2019 a , p. 8, 88.
(11) Calonico, Cattaneo y Titiunik, 2014.
(12) Newman, 2020.
(13) Escobari y Hoover, 2019, p. 1.
(14) OEA, 2019 a , p. 87.
(15) OEA, 2019 a.
(16) OEA, 2019 a ; Escobari y Hoover, 2019; Johnston y Rosnick, 2020; Williams y Curiel, 2020; Mebane, 2019; Noorudin, 2020; Minoldo.
(17) John- ston y Rosnick, 2020.
(18) Foley, 2013; Foley y Stewart, 2020; Li, Hyun y Alvarez, 2020.
(19) Por ejemplo , Donno, 2010, 2013; Hyde, 2007, 2011; Beaulieu y Hyde, 2009; Hyde y Marinov, 2014; Simpser y Donno, 2012; Bush y Prather, 2018 ; Kavakli y Kuhn, 2020.
(20) Kelley, 2009, 2012.
(21) Carothers, 1997, p. 21.
(22) Alvarez et al., 2013; Berger, Meredith y Wheeler, 2008; Meredith y Salant, 2013; Hopkins et al., 2017; Goel et al. 2020; Fujiwara, 2015.
(23) Foley, 2013; Foley y Stewart, 2020; Li, Hyun y Alvarez, 2020.
http://www.hamartia.com.ar/2020/06/09/times-oea-incorrectos-bolivia/
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